La música comenzó a sonar, ya había llegado el momento, ahora sólo debíamos centrarnos el uno en el otro. Debía dejar atrás cualquier pensamiento negativo que inundara mi cabeza y centrarme en lo que era capaz de hacer. SungHoon y yo habíamos repetido la coreografía hasta la saciedad, claro que podíamos hacerlo bien. Me deslizaba con soltura sobre el hielo tal y como mi gran mentor me había enseñado: Movimientos firmes, limpios, seguros. Esa era la clave para hacerlo perfecto.
Estaba centrada en el ritmo de la música para saber el momento específico en el que debía sorprender al público con una vuelta o tomando más cercanía con SungHoon. La tensión entre ambos no hacía falta fingirla, se podía palpar en la forma en la que sus ojos me admiraban como si fuera lo único existente en aquel lugar. La conexión era evidente y estaba cautivando al público con facilidad pues una ola de murmullos se levantó en el momento en el que SungHoon rodeó con sus brazos mi cintura mientras me curvaba hacia atrás en un perfecto Ina Bauer.
El baile nos tenía constamente orbitando el uno alrededor del otro y cuanto más cerca estábamos más llamaba la atención del público. Ambos nos sentimos el centro de las miradas más curiosas y de las sonrisas más sinceras, eso sólo podía significar algo bueno y el final de la canción se iba acercando poco a poco. Si seguíamos así estaba claro que lo íbamos a conseguir, tenía el gran presentimiento de que estábamos brillando. Mi problema en ese momento fue la gran confianza que gané, culpable del tropezón que metí.
Juro por Dios que sentí que caería y que estropearía absolutamente todo sin embargo, unos brazos rodearon mi cuerpo antes de llegar al suelo, improvisando un último paso de baile en el que él me sostenía entre sus brazos. Me miró fijamente mientras me suplicaba con la mirada que improvisara de igual forma, por lo que no dudé en tomar una de sus manos con fuerza y dejarme caer fuera de sus brazos, quedando a centímetros del hielo en un movimiento muy similar al final de un tango. Al parecer esto sorprendió de igual forma a SungHoon ya que no esperaba que me fuera a lanzar lejos de sus brazos de esa forma tan peligrosa. Fue tan peligroso como atractivo que SungHoon no tardó en subirme nuevamente y acabar todo aquello sellado con un beso.
El beso hizo que la grada se levantara entre aplausos. No quería que acabara así el baile, pensé que todos verían el beso como una forma de conseguir más puntos, sin embargo, después de la gran actuación que habíamos hecho y todo lo que habíamos pasado, lo merecíamos. Nos merecíamos más ese beso que el trofeo del primer lugar, sus labios habían sido la recompensa que más necesitaba.
Tras ese momento de gloria, Hoon y yo nos dirigimos a la grada de vuelta a sentarnos y a observar las siguientes parejas. El brazo de SungHoon abarcaba mis piernas a modo de abrazo mientras veíamos nuevos y sorprendentes movimientos que nos recordaban por qué nos gustaba el patinaje. Había puntuaciones realmente altas, unas más merecidas que otras, pero el esfuerzo de todos a pesar de eso era el mismo.
Los jueces se tomaron un descanso para deliberar sobre las actuaciones y repasarlas todas y cada una de ellas, por lo que los participantes podíamos aprovechar para ir a comer algo, al baño, retocar algo del vestuario que hubiera fallado y nimiedades así. Sin embargo SungHoon y yo estábamos tan nerviosos que éramos incapaces de movernos del sitio. Sentíamos un cosquilleo en el vientre y él movía su pierna de forma ansiosa.
—Hey, Hoon... —Acaricié su rostro para que me mirara y le sonreí dulcemente. — Pase lo que pase, para mí hemos ganado. Nos hemos esforzado y lo hemos hecho, hemos improvisado, hemos fallado y hemos hecho mil cosas y lo hemos hecho todo tan bien que no importa si nos llevamos el primero, el segundo, el tercero o la compañía del uno al otro a casa. Esta noche vamos a celebrarlo.
SungHoon asintió plasmando una gran sonrisa en su rostro y dio tres apretones en mis manos para reconfortarme, ambos sabíamos que nada ni nadie importaba en esto, y con nadie claramente me refería a su madre. No debíamos ganar por hacer sentir orgulloso a nadie que no fuera a nosotros mismos. Sobre la pista se iban colocando el podio y los últimos preparativos para dar las medallas a los ganadores. Simplemente ver como todo se iba montando hacía que se nos enfriaran las manos y que riéramos de forma nerviosa, al fin y al cabo los resultados estaban a punto de ser anunciados. Un miembro del staff salió de detrás de la grada y nos avisó a SungHoon ya mí que debíamos bajar. A decir verdad... Nos hizo dar un salto del susto, estábamos en nuestra propia burbuja.
Nos pusimos en pie y tomados de la mano caminamos con rapidez hasta la pista donde los demás patinadores se colocaban en fila. Al posar mis pies nuevamente en el hielo mis piernas comenzaron a temblar a pesar de que SungHoon estaba ahí para reconfortarme. Él haría más bien poco por mí, pues sus manos temblaban notablemente y no sabía si me daba pena o ternura; sabía que eran estragos de otros campeonatos y a la vez los nervios por saber qué tan bien lo habíamos hecho.
Comenzó el largo discurso de los jueces en el que trataban de hacernos saber a todos que lo habíamos hecho de maravilla y cosas así en las que tanto Hoon como yo disociamos por culpa de los nervios, nadie podía culparnos, era un momento de gran tensión. Fue así hasta que un sobre llegó a manos del jurado, entonces mi tensión verdaderamente cayó en picado y el corazón me latía en la garganta. Había un pulcro silencio en la multitud, todos esperábamos oír dos nombres, yo esperaba oír el mío y el de SungHoon.
—El primer lugar del campeonato a nivel nacional de patinaje artístico en pareja es para... ¡SungHoon y ______!
SungHoon y yo nos quedamos completamente congelados al escuchar una gran ovación por nuestra victoria. Con los ojos llenos de emoción me lancé a los brazos de SungHoon y nos fundimos en un fuerte abrazo, había llegado la gran epifanía que ambos necesitábamos. Nos acercámos al jurado para saludarlos en un apretón de manos y nos colocaron las medallas junto con un dulce "enhorabuena" que sabía a gloria.
Subidos en el podio esperamos a que dieran los otros premios mientras nos mirábamos de forma confidente. Lo habíamos hecho. No veíamos el momento en el que este embrollo de las medallas acabara para poder abrazarnos de nuevo sin faltar el respeto, por lo que para calmar las ganas que tenía de gritar allí en medio, me abracé a su brazo, apoyando la cabeza en su hombro y fue un momento que no pudo desaprovechar para dejar un suave beso en mi frente.
Finalmente los tres podios estaban ocupados y nuevamente una ola de aplausos se levantó. Los participantes comenzaron a interactuar entre sí y con el público, fue ese el momento en el que por fin pude abrazar nuevamente con fuerza a SungHoon mientras repetía una y otra vez: "lo hemos hecho, lo hemos hecho." SungHoon se separó apenas unos centímetros de mí para unir así nuestros labios de una vez por todas. El público se volcó en silbidos y risas llenas de vida pero no nos importaba, sólo queríamos demostrarle a la madre de SungHoon que la realidad era esta.
Yo había llegado para quedarme.
Me quedaré cuando esté perdido, asustado y a punto de rendirse, cuando sea difícil, o todo este mal, o estemos cometiendo errores... Me quedaré con él y estaremos limpiando botellas juntos el día de año nuevo.
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New Year's Day. -Park SungHoon y tú.
Fanfiction"Cɑndle wɑx ɑnd Polɑroids on the hɑrdwood floor. You ɑnd me forevermore." La rama del patinaje artístico nunca le había llamado la atención, no hasta que se dejó deleitar por los ligeros y livianos movimientos del castaño. Aquel chico dominaba la pi...