Parte 19.

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Desperté a mitad de la noche con un brazo rodeándome la cintura, me tallé los ojos con mis dedos para esclarecer mi vista en mitad de la oscura y la leve luz de la luna que iluminaba un poco mi habitación.
Gojo descansaba a mi lado, con la respiración tranquila, estaba sin ropa ya que el desorden en el suelo de mi cuarto la ropa estaba esparcida, su cabello desordenado casi tapándole un poco esos ojos azules y su brazo por encima mío, casi aprisionándome a su lado. Sonreí levemente, se veía tan en paz que ni quise despertarle, pero necesitaba cambiar de posición.

-Uhm, ¿qué haces? -preguntó en medio de un bostezo-.

-Perdón, quería moverme un poco -saqué su brazo para recostarme de lado frente a su rostro-.

-Ven aquí -murmuró atrapándome entre sus brazos para dejarme sobre su pecho- ¿qué hora es?

-No lo sé, pero tarde -dije mirándole- ¿no piensas volver a tu casa?

-¿No? -rió besando mi frente- quiero dormir contigo hoy.

-Está bien -suspiré- pero para la próxima, avísame.

-¿Sí, por qué? -alzó la ceja coqueto-.

-¿Para saber que te quedarás?

-Si, bueno, lo haré -aseguró-.

-Bueno, sigamos durmiendo, estoy cansada -bostecé acomodándome en ese espacio tan reconfortante-.

Gojo depositó su mentón sobre mi cabeza para continuar durmiendo, lo de hace rato fue intenso y ambos físicamente, terminamos agotados, especialmente yo, además estos días había dormido pésimo y tener al albino aquí me traía bastante tranquilidad. Solo quería que la noche pasase muy lenta o simplemente quedarnos así para siempre.

.

Gojo fue el primero en levantarse, como típico de un hombre, hacer ruido en el proceso de salir de la cama para buscar su ropa en el suelo, solo era un escándalo y agradecía que Geto no haya llegado a casa porque seguramente estaría haciendo guardia fuera de mi habitación.

-¿Eres así de escandaloso en tu casa? -pregunté un poco irritada-.

-Puedo ser peor -murmuró colocándose su camiseta- pero tendré que acostumbrarme a que estaremos más tiempo juntos en la misma cama.

-Já, ¿quién dijo? -le miré burlesca, pero él se notaba bastante serio-.

-Es lo que pasará -asintió- hoy prepararé el desayuno para ambos, anda a bañarte.

-Uh, sí, espera -tomé mi celular, ya era martes y debía cumplir con un trámite con el que mamá me ha estado insistiendo mucho- ¿me acompañas a tu universidad?

-¿Te irás a matricular? -me lanzó una toalla-.

-Si, antes de que se cierren los cupos.

-Bueno, pero desayunemos antes -se sobó el estómago-.

Alcé el dedo pulgar, me levanté de la cama para ir directo al baño y darme una buena ducha, me sentía pegajosa, además de oler muchísimo a Gojo, finalmente estábamos en una etapa muy cómoda, aunque la relación no tenga nombre aún, supongo que esta vez no quisiera tardarme tanto en dar la señal verde para formalizar esto.
Bajé a la cocina lista para desayunar, el albino se tomó en serio el hacer tal tarea o realmente él moría de hambre, sonreí tomando asiento frente a él, ambos estábamos bien, compartiendo una excelente mañana, hasta me sentía como en una relación madura, viviendo juntos en nuestra casa propia y de tan solo pensar en eso, sentía mis mejillas arder por tales expectativas del futuro (donde realmente quería compartir con Satoru).

No puedo detenerme. || Satoru Gojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora