Parte 9.

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Antes de leer el capítulo espero haya discreción, si no les gusta las escenas de sexo, por favor no lo lean, todo es ficción.


Gojo respiraba en mi oído manteniendo sus manos en mi cintura, el ambiente había cambiado radicalmente desde que el albino me dio esas órdenes, mi corazón palpitaba con fuerza y sentía mi cuerpo tensado, era la primera vez que experimentaba algo como esto y aunque fuera con alguien que ya mantenía comunicación estaba lo suficientemente nerviosa.
Sus manos divagaron desde mi cintura al botón del pantalón para proceder a desabotonarlo y bajar el cierre, por inercia levanté mi cadera para que fuera más fácil de sacar, volví a sentir la cama hundirse pero esta vez sus piernas se acomodaron en cada lado de las mías ya descubiertas.

-Veamos -murmuró acariciando mis piernas con suavidad que hizo que mi piel erizarse-.

Una de sus manos se frotó contra mi zona, aún protegida por mis bragas, tragué saliva por la tensión provocada, sabía que en cualquier momento haría desaparecer mi ropa interior y me vería expuesta, yo traté de acomodarme en la cama pero él hizo un movimiento para mantenerme tal y como estaba, su agarre en el pedazo de tela interior la quitó con fuerza, se escuchó el sonido de la tela rasgarse en medio de ese silencio, salvo mi respiración agitada.

-Araki -murmuró- solo te diré, que estaremos aquí por mucho tiempo.

Al segundo de haber dicho esas palabras, sentí su dedo acariciar mi zona íntima, gemí despacio, un simple tacto provocaba que me revolcara en esa cama a causa de las caricias del veinteañero, quería cruzar las piernas cada vez que movía su dedo un poco más fuerte, probablemente mi corazón iba a salir de mi pecho, pero debía controlarme si quería al menos disfrutar un momento porque no lo negaba, me gustaba como él me tocaba y seguro hoy comprobaría mis sentimientos.

Su respiración la sentí en esa zona y mordí mi labio con fuerza, estaba casi segura que ese hombre traía su maldita sonrisa de lado observándome desde su vista, su lengua estaba caliente o era yo la que lo estaba porque sentía arder mi intimidad, el movimiento de esa lengua provocaba espasmos en mi columna vertebral, estaba teniendo el mejor sexo oral de mi vida y los pocos que habían tenido con la misma persona, en cualquier momento me vendría por el simple acto, gemí pidiendo más pero Gojo dejó de hacerlo para voltearme y nalguearme con fuerza.

-Te dije que no hablaras -sentí la presión de su pantalón en mis nalgas y mordí la almohada que acomodaba mi cabeza- yo te daré la oportunidad de hacerlo.

Volvió a girarme con fuerza y me masturbó para dilatarme más rápido e introducir dos de sus dedos, gemí con la boca casi cerrada aunque me excitaba el hecho de que me nalgueara, me estaba desconociendo pero tal vez estaba conociendo mis deseos sexuales y agradecía que al menos fuera con este idiota, sus dedos entraban y salían con frecuencia, sentía mi entrada bastante húmeda, quería gemir y gritar con fuerza pero él no me dejaba.
Se alejó de mí porque ya no volví a sentirlo, escuché un cierre y seguro se estaba quitando su pantalón, mi pulso se aceleraba con cada minuto que pasaba, me sentía extraña, volví a sentir la cama hundirse, una vez más sentí sus dedos en mi zona pero esta vez abriendo los labios de mi intimidad y de un solo golpe, ser penetrada, lamentaba no haber aguantado el dolor porque grité en medio de un gemido, Gojo me apretó el cuello sin fuerza para embestirme lentamente pero al segundo que pasaba, lo hacía más rápido.

-Uhm, estás tan apretada -gimió, sus palabras sucias me provocaban más excitación, quería tocarlo, quería verlo, alcé mi cintura para que me embistiera con más fuerte- ¿te gusta? -preguntó pero no sabía si responder, su mano atrapó con fuerza uno de mis pechos- te estoy preguntando.

-Sí, me gusta -susurré agitada- más, rápido.

Gojo accedió a mi petición, me sentía en el cielo, el sonido de la penetración comenzaba a escucharse en toda la habitación, sus manos soltaron mi cuello y pecho para aferrarse a mi cintura y seguir moviéndose, iba a desmayarme en cualquier momento, de un momento a otro salió de mí y ya no sabía dónde estaba, mis manos ya estaban acalambradas sobre mi cabeza, mis hombros dolían un poco y sentía tensa mi espalda pero podía soportar un poco más.

No puedo detenerme. || Satoru Gojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora