Parte 45.

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La reunión se aproximaba, solo quedaban unos minutos antes que Ryomen Sukuna llegase a la prueba de vestuario, con Azumi estuvimos enfocadas en avanzar con otras prendas para no tener que regresar un sábado o quedarnos después de nuestro horario establecido.

En mi mente seguía pensando en la pequeña e incómoda conversación (acercamiento después de cinco años) con Satoru, no podía creer que aquel chico, con el que había tenido una relación sentimental, ahora se comportase así conmigo, se supone que yo debería tener aquella actitud con él, por haberme ignorado todo este tiempo, sin darme señales de que al menos, estaba vivo. ¿Geto ya sabía que su mejor amigo estaba en Japón? probablemente si y no quiso contarme porque no pensó que su amigo de la infancia y hermana terminasen trabajando en la misma compañía, o más bien, yo fuera empleada de Gojo.

Quisiera ignorar todos los recuerdos bonitos que alguna vez tuvimos, en estos momentos donde más molesta debería estar, pero no podía callar aquello que sentía mi corazón porque lamentablemente aún seguía enamorada de él. Aún seguía embobada por él, aún seguía creyendo que él se disculparía conmigo y volveríamos a ser los mismos de antes pero después de años de separación y nula comunicación, sería imposible retomar algo que no existió.

Debía sacar este sentimiento de mi si es que no quería que escalara aún más, ahora teniéndolo nuevamente en mi vida y quién sabe por cuánto más.

-¿Me estás escuchando?

Azumi me hablaba pero yo no entendía nada, había desaparecido unos minutos.

-Lo siento, estoy un poco abrumada -sonreí débilmente, quería tirarme en algún sitio para dormitar unos segundos siquiera-.

-¿Estás bien, Araki? -preguntó preocupada- puedes ir al baño, si deseas, solo te preguntaba si esta tela se vería bien con mezclilla.

La tela se lucía frente a mis ojos, asentí distraída, solo pensaba en el albino, ¿y si pedía licencia? no podía ser tan cobarde como para hacer aquello, ¿o sí? no soportaba otro minuto más pensando en él.

-Creo que iré al baño.

-Sí, no te preocupes -palmeó mi espalda con delicadeza-.

Tomé mi celular, Sukuna ya debería estar en la empresa, quizás esperando a Min-Ji para presentarlo al Director de la compañía, quisiera ver el rostro de ambos cuando se vean después de tantos años, pero necesitaba despejar mi cabeza con agua fría si es que quería rendir bien el día de hoy. Recién era Lunes, que fastidio.

-¿Estás bien?

Sukuna se detuvo a medio camino, a unos metros de distancia de mi, le observé con dificultad, sentía mis piernas flaquear, ¿qué me pasaba? quizás las emociones me tenían al borde del colapso, negué casi derrumbándome, no me importaba si caía al suelo.

-Araki, no me asustes.

El pelirosa se acercó a mi con tanta facilidad, que me rendí físicamente y dejé sostenerme por él, la cabeza me daba vueltas, así como cuando te subes a una montaña rusa sabiendo lo mal que te pone del corazón, me sentó en unas escaleras, tirándome aire con su mano, preocupado por lo pálida que estaba, en palabras suyas parecía un fantasma.

-¿Me oyes? -preguntó nuevamente-.

-Sí, estoy bien -intenté levantarme de las escaleras pero lo impidió-.

-Solo espera unos minutos -pidió casi en una queja, volviéndome a sentir como la chica de la universidad-.

-Dije que estoy bien.

-Dije que esperarás unos minutos.

Su voz salió tan autoritaria que preferí guardar silencio y reposar mi cabeza en el barandal decorativo de la escalera, estaba frío pero bajaba la temperatura de mi cuerpo.
Que patética debía verme pero agradecía que al menos, Sukuna fuese el que me encontró así y no, Satoru. Seguramente me dejaría ahí, sin mirarse siquiera.

No puedo detenerme. || Satoru Gojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora