Parte 37.

1K 88 50
                                    


Tomé a Sukuna del brazo para jalarlo con fuerza hacía donde me encontraba, a mitad de pasillo de la facultad, observé a mi alrededor cerciorándome que nadie pudiera estar observándonos.
Parecía un paranoico pero lo que menos deseaba en estos momentos, era llamar la atención, el chico de cabello rosa me miraba de pies a cabeza con una leve sonrisa burlesca, pero también acompañado con un ceño fruncido por mi actitud. 

-¿Sucede algo? -preguntó entre susurros irónicos-.

-Sí, necesito un favor tuyo -mordisqueé mi labio incómodo por lo que iba a pedir-.

-No hago ese tipo de favores, Gojo -me miró negando con la cabeza-.

-Imbécil -solté el agarre- quiero que me saques a Aiko de encima.

Sukuna hizo una mueca de entender la situación, quizás sería un error hacer esto pero nadie estaba al tanto de nuestros problemas del pasado, de hecho, el único es Suguru Geto. 

-Habla, blanquito -sonrió-.

-Es lo que te dije recién, idiota, que alejes a Aiko de nosotros, haré lo que sea -rodé los ojos, esperando su respuesta, aunque pensé que se tomaría un tiempo para responder ante tal propuesta-. 

-Está bien, ¿Qué recibo a cambio?

Iba a morderme la lengua, después de recitar la respuesta.

-Un trío con Araki y yo.

-¿Qué? -río sin poder creer lo que salía de mi boca, y yo tampoco-.

-Lo que oíste.

-Está bien, me haces un favor ¿sabes? -me miró arremangándose los puños de su camisa-.

-Te juro que si te sobrepasas con ella -tomé de la camisa al pelirosa- te mato.

-Oye -quitó mi mano de su metro cuadrado- no me vengas con esas amenazas, porque lo que estás haciendo es enfermo pero acepto.

El trato que estaba haciendo con Sukuna era de doble filo, pero de alguna manera debíamos quitarnos a Aiko de entre nosotros, no pensaba dejar que mi relación con Araki se viera estropeada por la otra obsesionada.

-Te mandaré la dirección por texto, ni se te ocurra llegar antes.

-Está bien -respondió, asentí alejándome un poco de él-.

-Solo una noche, no quiero verte cerca de ella -él hizo una mueca y asintió, dándome la espalda antes de perderse por el pasillo-.

-Pides demasiado, imbécil -hizo un gesto con su mano, desapareciendo de mi vista-.


*


Araki era un caos en la habitación y el único responsable era yo por crear estas situaciones tan fuera de lo normal para nosotros o al menos para ella. 
Se fue de donde estábamos porque necesitaba un poco de aire y yo necesitaba sacar a Sukuna de ese lugar, antes de tener que soportarlo un momento más. 

-Te puedes largar -murmuré tomando su ropa y lanzándola a su cuerpo- ahora haz tu parte.

-Hombre, al menos deja que desayune, fue una noche agotadora -respondió entre sonrisas- Araki si que sabe moverse.

-Cierra la boca -dije tajante, claramente fue una pésima idea- no digas nada más.

-Por favor, Gojo -se acercó a mí, en ropa interior- tú y yo sabemos que no es primera vez que hacemos esto.

Palidecí. 

Sukuna se colocó la ropa y aunque quería despedirse de Araki, no le dejé en lo absoluto, solo tendría que cumplir parte de nuestro acuerdo. 



Y el finde semana fue caótico, ella estaba confundida con lo que había pasado con Sukuna, claramente no lo veía venir, pero en sus palabras, había sido una experiencia placentera y yo pensaba que había despertado un lado de Araki que tal vez, no debí hacerlo, especialmente si tendría a Sukuna revoloteándola a su alrededor como si fuera un asqueroso mosquito.

Al llegar a casa, el ambiente era calmado y debía ser así, para encubrir el suceso sexual que tuvimos, supiera Geto lo que habíamos hecho, probablemente ya estaría colgado en el patio trasero de la casa, no se habló más del tema. 
Tenía claro que mi oportunidad de sacarnos a Aiko de encima fue lo suficientemente sorpresivo para ella, ¿quizás debí contarle? ¿pero si no le gustaba la idea? pero a tiempos desesperados, medidas desesperadas.

No puedo detenerme. || Satoru Gojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora