No puedo detenerme. || Satoru Gojo.

Parte 15.

Gojo buscaba ansioso las bragas en esa pequeña sala, la música sonaba un poco más alto de lo usual, las luces hacían de ayuda visual ya que estaba levemente oscuro, a pesar de ese imprevisto el albino logró hacer lo que estaba pensando desde un principio.

-Uhm, ¿podrías sentarte aquí? -preguntó palmeando sus piernas un poco abiertas de par en par-.

Asentí apoyándome en ellas pero de costado, cosa que mis piernas cayeran a un solo lado sosteniéndome de sus hombros para no caer.

-No, así no -reclamó riéndose- así -me levantó y dejó cada pierna a un costado teniendo más acceso a mi zona que estaba expuesta a su mirada, sentía mis mejillas arder en ese momento-.

-Gojo -me tapé mi zona casi en una risa nerviosa- no mires ahí.

-Miraré lo que sea necesario -quitó mi mano- de hecho -sentí su pulgar distribuirse descaradamente por mi clitoris sin siquiera avisar, tiré mi cabeza hacia atrás por aquella sensación que él sabía como provocarme con aquellos movimientos- ¿te gusta?

-Mucho -gemí-.

Gojo sonreía de lado, como cada vez que sentía que tenía el control en situaciones similares, me desesperaba un poco que fuera lento, sobre todo en un lugar como éste y en el tiempo que teníamos establecido. Tomé sus manos para quitarlas de donde estaban y me aferré a su cuello para comenzar a mover mis caderas encima de su miembro que sin apuro, ya lo sentía tensarse bajo mío, su respiración iba agitándose con cada movimiento pélvico de mi parte, mi lengua jugueteaba con el lóbulo de su oreja provocándole la misma desesperación que él me provocaba a mi.

-Araki -gimió- no me hagas esto -susurró tomándome de la cintura para intensificar el vaivén-.

-No tenemos tiempo para el juego previo -me excusé-.

-Ah -bufó cerrando los ojos- está bien, bebé.

Mis manos fueron directo a su pantalón para quitar ese cinturón, quité el botón y bajé su cremallera para meter mi mano un poco nerviosa, dentro de su ropa interior y poder sacar su miembro, él en ningún momento quitó su mirada en mí.

-No me veas -pedí en una risa-.

-Me encanta hacerlo -tomó mis mejillas para besarme- más en estos momentos, me tienes a tu merced ahora -echó una rápida mirada hacia su entrepierna para volver a mirarme-.

Sonreí por tal declaración inesperada, ya que siempre es él, el que lleva las riendas en estos momentos, tomé su miembro con mi mano para estimularlo unos minutos, sus ojos se cerraron con fuerza dejando caer su cabeza hacia atrás, su cuello estaba disponible para depositar besos y dejar un rastro visible de saliva, él gemía despacio apretando más su agarre en mi cuerpo, sus piernas se tensaron cuando me moví sobre su miembro.

Estaba duro y yo solo estaba lista para realizar una cosa, que a él le tomó por sorpresa, tomé su miembro y alcé un poco mis caderas para introducirlo dentro mío sin juego previo, sin avisar, mi estómago se contrajo al sentirlo tan adentro, suspiré al primer movimiento, ambos estábamos quietos esperando que alguno de los dos diera el primer paso pero no me aguanté, me moví en círculos sonriendo frente su rostro que buscaba el mío para besarme desesperado, casi en un gruñido al no obtener respuesta.

-Araki -gimió tomando mi cuello para atraer mi cara a la suya y comerme la boca- sigue moviéndote.

-¿Te gusta, cómo me muevo? -pregunté provocándole aún más, él asintió abriendo un poco las piernas-.

-Lo haces tan bien -susurró dejando caer sus brazos a los costados del respaldo del sillón- salta para mí.

-¿No te hará daño? -pregunté sin dejar de moverme sobre él, depositando mis manos por su pecho al descubierto-.