Parte 26.

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Choso está libre.

El rostro del albino palideció más de lo usual, ese ceño relajado había cambiado a fruncirse por tal noticia, que sin duda, para ninguno de los dos era grata escuchar, aunque traté de sonar con tranquilidad, realmente me aterraba la idea de saber que Choso podría estar por ahí con tanta libertad, pensando también en el temperamento de Satoru.

Nobara decidió marcharse a casa, no sin antes despedirse de el albino, el ambiente había cambiado bastante y me molestaba el no poder hacer nada para apaciguar la situación bastante incómoda, aunque la culpa no era ni suya, ni mía.

-Increíble que hayan dejado a ese imbécil libre -susurró sentándose frente a mí- ¿que haremos?

-No lo sé -respondí escondiendo mi rostro entre mis manos- creo que será mejor que vuelva a casa.

-Si, es mejor -respondió y aunque era lo más inteligente hacer por el momento, me dolió el haberme dado la razón, ¿no quería tenerme aquí con él?- iré a dejarte.

-Descuida -me paré del asiento- iré por mis cosas y me voy.

Satoru no decía nada y me partía el corazón que esta noticia haya cambiado los ánimos entre nosotros, tal vez estaba siendo una responsabilidad más para él, aún sabiendo los problemas que Gojo ya tenía con Aiko y su familia, ¿para qué ocasionarle más preocupaciones? llegué a su habitación para guardar algunas cosas que había dejado días atrás en su casa, pero el albino aún no aparecía detrás mío para detenerme y decirme que mejor me quedara aquí con él.

Que patética me sentía en hacer suposiciones a base de solo mis sentimientos, estaba siendo egoísta.

-Te enviaré un mensaje cuando llegue a mi casa -murmuré camino a la puerta- si necesitas algo, no dudes en pedírmelo.

Él asintió ido, en quizás, tantos pensamientos pasando por su cabeza sin cuidado. Asentí entendiendo su sentir, no podía reclamar ahora pero no negaba la tristeza que tengo dentro mío.

*

Llegué a la casa en una media hora caminando, tomando precaución a mi alrededor, lo primero que hice fue enviarle un mensaje a Satoru pero no obtuve respuesta alguna, me encogí en el sillón esperando a Geto que llegase de la universidad para conversar la situación, mamá no estaría hoy en casa pero le comenté lo que había pasado por teléfono y su tranquilidad regresó cuando le dije que pasaría más tiempo aquí (ya que últimamente estaba casi viviendo con Satoru).

-Enana -Geto me abrazó por el cuello besando mi cabeza y desordenando mi cabello como de costumbre- pensé que Satoru ya se había raptado por completo a mi hermanita.

-Tonto -sonreí alejando sus labios de mi cabello- había ignorado por completo lo que era tener un hermano mayor.

-Já, quisieras ignorar que soy el hijo favorito -dijo burlesco- ¿te quedarás aquí?

-Sí, creo que ante la situación, es mejor estar con mi familia -él frunció el ceño no entendiendo por completo lo que había dicho-.

-¿Pasó algo? -me miró curioso, dejando su mochila sobre la mesa pequeña para sentarse al frente mío- no entiendo, que situación está pasando.

-Choso está libre -respondí encogiéndome de hombros- y créeme, no me sorprende en lo absoluto.

-¿Qué? ¿y Satoru lo sabe? -asentí apretando mis labios- ¿como salió libre, pagaron su fianza? -volví a asentir- ¿o sea que tenemos el total derecho de hacer justicia con nuestras manos ya que la justicia no hizo nada?

-Ay, no -cerré los ojos inquieta de tan solo pensar la estupidez que podría hacer Suguru allá afuera- tú también con esos comentarios.

-Bueno, que se supone que debemos hacer si el muy hijo de puta anda con total libertad, ¿lo invitamos a cenar o qué? -su voz había cambiado por completo-.

No puedo detenerme. || Satoru Gojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora