No puedo detenerme. || Satoru Gojo.

Parte 27.

*Ojito con este capítulo +18

La noche se sintió lenta al tener a Araki durmiendo a mi lado, estaba plácidamente descansando sobre mi brazo, que ya estaba dormido por la presión pero no importaba, solo pensaba en el embrollo de mañana con el padre de Aiko, no sabría que decirle a mi chica pero debía mentir para no ocasionarle preocupaciones.

El cerrar y abrir de ojos fue instantáneo, el celular vibró sobre su velador para indicarme que ya era momento de levantarme e ir por la cita con el que cavará mi tumba, el cabello de Araki tapaba un poco su rostro que lucía descansado, me levanté de la cama con cuidado para no despertarle, seguro Geto estaría en su habitación (si es que había llegado) pero ya no era necesario preocuparme.

Me di una ducha rápida para no atrasarme, volvería a ocupar la misma ropa pero no había traído una de cambio y mucho menos había dejado una tenida en la habitación de Araki en alguna oportunidad, desayunar no era opción, besé el rostro de ella antes de salir de su habitación, tomé mis cosas y salí de su casa para subirme en mi auto. A penas eran las siete y cuarto pero el viaje sería largo.

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-Vaya, pensé que no llegarías -le escuché decir al hombre que, por muy gracioso que fuera y quisiera reírme, media por debajo de mi estatura-.

-Soy un hombre de palabra -murmuré sentándome frente a él, resguardado a mi alrededor, donde seguro había gente con él, resguardando su vida, así de loca era la situación- no como mi padre.

-En eso, tienes razón -sonrió burlesco, prendiendo el primer cigarrillo de la mañana- pero está bien, ¿tuviste una mala noche? tu rostro, luce cansado.

-Dormí de maravilla -asentí, también sacando mi primer cigarrillo de la cajetilla roja- ¿bebes café?

-No, en lo absoluto -se negó con educación, yo hice una seña para pedir un café cargado, necesario para sobrevivir en esta mañana-.

-Bien, a lo que venimos -sentencié tratando de llegar al punto para acabar luego-.

El chico de la cafetería apareció con el café listo, asentí para darle el primer sorbo y despertar mentalmente.
Osamu observaba cada movimiento que hacía, si trataba de intimidarme, solo lograba que acabara aún más rápido el asunto.

-Excelente, seré sincero, solo me interesa la mitad del dinero de tu padre, no creo que él te haya contado los planes que teníamos.

-No, en lo absoluto -murmuré- pero si quieres el maldito dinero a cambio, te lo daré, no me interesa.

-¿Así de fácil Gojo? -rió en una pregunta bastante irónica, asentí sin ánimos de explayarme más aún- no esperaba más, bastante idiota.

-¿Disculpa? -alcé la ceja-.

-Me parece estúpido no querer cuidar el apellido de tu padre, ¿tienes idea lo influyente que era? -golpeó la mesa- aunque era igual de cobarde que tú y créeme que Aiko, no te dejará en paz.

-Mira, no me interesa involucrarme más contigo, ni con tu familia, solo deja en paz a mamá -le miré dándole otra bocanada al cigarrillo- y ni creas que Aiko logrará volver a estar conmigo o siquiera, sacar mi apellido, no me interesa tu hija y si debo hacérselo saber, lo haré.

-¿Estás amenazando a mi hija, pequeño idiota? -se levantó levemente de la mesa-.

-No, pero si esa malcriada -me levanté también a su altura (o eso al menos) botando el cigarrillo- no deja de molestarme, tomaré cartas en el asunto.

-Mira imbécil -su dedo índice golpeó mi pecho con fuerza- ni creas que ella está sola, ten ojo con lo que dices o haces, no te imaginas la persona que cuida de ella.