Capítulo 31: Prisionera

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Despertó en el suelo mugriento con olor a moho. No sabía cuánto había pasado. Al buscar, no se sorprendió al ver que no estaba su varita ¿Por qué iba a estar ahí en primer lugar?

Cierto.

-¿Hola?

Nadie.

¿Qué había pasado con el Ministro de magia? Oyó una voz fina y chillona decir a lo lejos:

-Ha despertado.

En seguida se escucharon pasos escalera abajo. Entonces apareció alguien que, de solo verlo, le trajo dolor en el corazón. Era tan similar a su hermano, pero con una mirada tan diferente. Los mismos ojos plateados, el mentón partido y cabello revuelto. Casi tan guapo como Sirius, aunque no llegaba a serlo del todo.

-Gracias, Kreacher -dijo Regulus Black.

Mayka se sentó en el suelo y, al apoyarse contra la pared, sintió un ardor horrible recorrerle el cuello y toda la columna. Intentó, sin éxito, no hacer una mueca de dolor, y luego observó al chico desde abajo. Sin dudas era más joven que Sirius, pero parecía infinitamente mayor.

-No creo que a tu hermano le guste verte aquí.

Regulus le dedicó una sonrisa burlona, dejando en claro que no le importaba en absoluto lo que Sirius pudiera pensar de él.

-Sabes por qué estás viva. -Era una afirmación.

-No, de hecho no lo sé.

Él se acercó más a su celda.

-Por un lado, tus padres rogaron para que no te asesinen. Aseguraron que no sabías lo que hacías, y además, sabes algo importante.

-No, realmente no sé nada. Puedes mandar a cualquiera a leerme la mente, me da igual.

El chico soltó un bufido y se acercó despacio a la celda. Viéndolo de cerca, sus ojos eran de un color distinto al de su hermano, más celestes que plata, y tenía los rasgos más afilados. Por alguna razón, más que sentir desprecio, Mayka se compadeció de él. La mayoría de los mortífagos tenían algo en la mirada; ese odio compartido reflejado en lo más profundo de sus pupilas. Él, en cambio, solo se veía como un niño inocente jugando con cosas que no debía.

-Por muy agradable que creas que es estar aquí parado, hablando contigo, tengo cosas que hacer, Nott. Tú sabes algo, ese algo estaba escrito y lo incendiaste.

-Qué tragedia -Ironizó.

Regulus golpeó uno de los barrotes con brusquedad. Mayka se preguntó si no se habría roto un dedo al hacerlo, puesto que se veía demasiado delgado para ir dándole a objetos por ahí.

-Nott, habla. Estúpida sangre sucia. Demasiado es que mi señor te haya aceptado, ¡pero tú osas traicionarlo!

Entonces, se le vino algo a la mente, algo que no le cuadró del chico desde un principio.

-Mis padres nunca le agradecieron a un elfo doméstico.

Abrió los ojos y notó cómo sus hombros, antes envarados, bajaban junto con su guardia.

-¿Ah?

-Quienes defienden a poción y maleficio la supremacía de la sangre, no tratan a sus elfos domésticos con amabilidad. Mis padres, por ejemplo, ni siquiera sabían sus nombres. Ni siquiera yo los sé.

-Y eso a mí que me importa -soltó, sujetando los barrotes. Más de cerca, pudo ver el chico frágil que había dentro.

-Tú sí aprecias a Kreacher.

Tragó saliva. No te atrevió a negarlo, pero tampoco a responder siquiera. No podía, lo había dejado comprometido. Si decía que lo apreciaba, se caería su máscara de chico malo que se cree superior a razas inferiores (como los "sangre sucia" o el resto de criaturas mágicas, tales como un elfo doméstico, por ejemplo). Pero si lo negaba, bueno, solo mentiría. Aunque a Mayka le pareció incapaz de mentir. Entonces comenzó a reír.

¡Reencarnada en Hogwarts! Cambiando el destino |𝑆. 𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘★| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora