Capítulo 25: Ministerio de Magia.

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   —Jamás quise desobedecer a los deseos del señor tenebroso, madre. Sólo quería saber si realmente me había reencontrado con una vieja amiga.

   Altea se vio contrariada entre la indudable lealtad hacia su maestro, y darle una oportunidad a su hija.

   —No es necesario seguir perdiendo el tiempo en banalidades —dijo Snape, arrastrando palabra por palabra—. El Señor Tenebroso no se opone al descubrimiento de nuestras identidades de la misma forma en que lo hace a la pérdida de tiempo. Deberías saberlo, Altea. Si Nott quiere reencontrarse con su amiguita, sólo debe pedírselo.

   Su madre guardó la varita, pero Mayka fue capaz de percibir la tensión en su cuerpo; era ira. Estaba claro que algo de lo que le dijo Snape le afectó. Quizás fue el hecho de que el jóven pareciera ser más cercano a Voldemort que ella misma. Después de todo, Altea siempre se mostró devota ante él.

   Amelia estaba en silencio absoluto. De hecho, luego de darse la vuelta, ni siquiera se movió. Simplemente se limitó a observar la situación.

   —Si el Señor Tenebroso detesta que se pierda el tiempo, creo que debemos ponernos en marcha —dijo Mayka.

   Sin decir más, tomó la mano de su madre y volvieron a compenetrarse con el aire. El lugar en que aparecieron resultó ser un escenario distinto al de su casa. Se trataba de la gran mansión a la que llegó por primera vez. El brillo dorado de las columnas llegó a provocarle náuseas, las cuales trató de soportar. Lo más seguro era que su malestar no se debiera al lugar en si, sino a la gente que se encontraba allí. Después de todo, el ambiente se percibía como tétrico y oscuro. Podía ver a una multitud de enmascarados rindiendo adoración absoluta al único ser cuyo rostro se hallaba al descubierto. Le causó repulsión inmediata. Además ¿Cuántos había? Parecían alrededor de cien personas, y estaba claro que esa no era ni la mitad del número de seguidores con que Voldemort contaba. La pregunta más grande era ¿Por qué estaban reunidos allí? Se sentía como una especie de fiesta en medio del infierno.

   —Madre, ¿qué hacemos aquí?

   —Shh, habla más bajo —respondió la mujer en un susurro casi invisible—. Tuvimos dos grandes logros en estos días. En primer lugar, tenemos muchos reclusos nuevos entre los recién graduados. Y, en segundo lugar, hemos logrado algo grande. Conseguimos que el jefe del departamento de seguridad mágica renuncie. El Ministro, Millicent, no tiene idea de qué hacer al respecto, creemos que también abandonará el puesto —podía percibirse la exitacion en la voz de Altea al hablar—. Seguro pondrán a otro incompetente cómo él. A este ritmo, el ministerio le dará el control a nuestro señor sin siquiera luchar.

   Eso no sonaba bien. Pero Mayka confiaba en que Dumbledore tendría un as bajo la manga. O quizás algo de lo que escribió acerca del futuro le sería de ayuda al anciano.

   —Ahora, escuchen todos —comenzó a decir el lider de aquella reunión—. Tenemos nuevos miembros, y, naturalmente, estamos logrando nuestros objetivos. La balanza ya está de nuestro lado, y no hay nada que pueda detenerme.

   Se oían alaridos se gente celebrando cada palabra que Voldemort decía, como si ya estuviesen programados para aquello. Entonces el mago continuó con su discurso.

   —Han sido convocados para presenciar la iniciación de los nuevos. Por tanto, aquellos que se han unido a mi recientemente, acérquese.

   «Mierda», pensó. Sintió un pequeño empujón de su madre, indicándole que pase al frente. Mayka obedeció sin más, pero se aseguró de dejar su mente completamente despejada en caso de que alguien intente ver dentro de ella. Casa paso hacia adelante era más agotador que el anterior, y se sentía como una dura pesadilla que no pretendía acabar. El aire se tornó más pesado, y las miradas fijas en ella y otros enmascarados no ayudaban.

¡Reencarnada en Hogwarts! Cambiando el destino |𝑆. 𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘★| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora