Capítulo 3: Albus Dumbledore

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   Mayka emprendió su rumbo hacia la oficina del director, sin siquiera notar que se encontraba en pijamas. Salió tan de prisa, que olvidó que había estado en cama durante tantos días, así que el mareo no tardó en llegar. Se oscureció su vista y sintió que estaba en el aire por algunos segundos. Se apoyó en un sillón que se encontraba a pocos paso y esperó.

   La espera duró poco, ya que aún sentía las palpitaciones de lo que acababa de vivir y la necesidad de contarlo. Además, luego de pensarlo un poco, notó que ése era precisamente el sueño tan importante que tuvo antes; o al menos de eso se sentía que trataba. Aún en conmoción, y con muchos pensamientos por organizar, Mayka salió de la enfermería.

   Afortunadamente era muy de mañana aún, los alumnos seguían en las camas. Por lo que pudo llegar en paz al águila gigante que hacía de guardian de la oficina. Ahora bien, ¿cuál era la clave? Entró una vez allí antes, pero no recordaba la contraseña, y lo más probable era que ya ni siquiera se tratara de la misma.

   —Soy un genio. Vine todo el camino y ni siquiera...

   —¿No debería seguir en la enfermería, Nott? —interrumpió con aplomo la profesora Mcgonagall.

   —¡Por Merlin! Profesora, me dió escalofríos, pero qué bueno verla. Verá, necesito ver al director, —contestó Mayka, casi suplicante—, pero vine todo el camino y no se cómo entrar ahora.

   —¿Y podría saberse qué es tan importante que no podías enviar una lechuza, o al menos ponerte una capa? —preguntó a la par que observaba de arriba a abajo la vestimenta de Mayka, y arqueando una ceja se detuvo en su rostro.

   —Bueno... Quizás me apresuré un poco. Pero profesora, ¿alguna vez me comporté de forma impulsiva o imprudente? Ahora realmente necesito hablar con Dumbledore —terminó la chica, deseando haber convencido a Mcgonagall.

   —Bueno, es cierto que siempre fuiste una alumna sensata, y por eso lo dejaré pasar, —y al concluir, giró con dirección a la estatua de piedra—. Varitas de regaliz. —Seguidamente se volteó a verla—. Ah, y Nott, excelente primer juego. Sigue así y quizás ganemos otra vez la copa —a Mayka le pareció ver una ligera sonrisa en el rostro de la inmutable mujer, pero quizás era solo su imaginación.

   El águila comenzó a moverse dando lugar a una vieja escalera de piedra con forma de espiral. Mayka no perdió el tiempo en subir hasta la oficina del director, orgullosa de lograr su cometido. Pero cuando estaba a punto de golpear comenzó a pensar, o dudar más bien. Había llegado hasta allí, tenía información importante que sin dudas le serviría al profesor. Podría contarle sobre los horrocruxes, así quizás sería posible destruirlos antes. Sobre la profecía de Sibyl. El espía Petegrew. Pero, pensando de nuevo ¿Le creería? ¿Por dónde debería empezar? "Hola director, vine a verlo porque, en lo que parece ser mi vida anterior, leí los libros de Harry Potter. Hijo que James y Lili aún no tienen. Y Lili aún no soporta a James, pero lo hará"
Comenzó a reír al pensar en todo aquello. Pero la puerta de la oficina se abrió par en par, dando por finalizados sus pensamientos.

   —Oh, señora Nott. Qué extraño verla en mi oficina a estas horas ¿Ocurre algo? —dijo el director con suma tranquilidad, enmarcando una ligera sonrisa—. Adelante, pase y dígame la razón porque vino hasta aquí y, no obstante, no se atrevió a golpear la puera—. Mayka siempre admiró al hombre por su increíble pacilividad, pero en estos momentos se sentía aún más agradecida por ella. Ayudaba a sus nervios.

   —Bueno, vera... Es algo que ocurrió mientras dormía en la noche, en mis sueños me refiero. —respondió tímidamente.

   —Si, he estado al tanto de su condición. Su madre expresó su deseo de asistirla, pero supuse que eso no le agradaría.

¡Reencarnada en Hogwarts! Cambiando el destino |𝑆. 𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘★| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora