Capítulo 33: Final

174 19 6
                                    

La noche estaba densa y brumosa. A cada paso que daban, se oía el crujir de las amarillentas hojas.

Al final, se habían apresurado a llegar rápido por nada. La quietud y silencio alcanzaban cada rincón de la zona, dejándolos a merced de la nada absoluta.

Permanecieron los tres tras un árbol por lo que parecieron ser una o dos horas; o una eternidad.

Si tan solo pudiera advertirles, asegurarse que estuvieran a salvo en cualquier otro lugar del mundo. Pero era imposible. La casa, oculta con magia, sería invisible aunque la tuvieran frente a sus ojos.

Una campanada sonó a lo lejos, dando paso a la medianoche.

—¿Y si escribo un mensaje en el cielo? —dijo Mayka para cubrir el incómodo silencio que los abrazaba.

—¿Y si mejor le envías una carta al señor Tenebroso indicando dónde estamos, Nott? Muy brillante por tu parte —dijo Snape de forma pausada y con el mayor veneno posible.

—Oh, claro, solo recuérdame enviarle tus saludos antes. Seguro estará agradecido por la información por la cual ahora busca a los Potter, Snape.

No debió decir eso. Bueno, quizás se lo mereciera un poco. Pero él, más que el resto, parecía frustrado hasta la médula. Y no podía culparlo. Se había portado mal con Lili, pero habían sido amigos desde la infancia. Y ahora, por su culpa, estaba en peligro.

De pronto, vio una silueta a lo lejos moverse tan sutilmente como una serpiente. Mayka ni siquiera dudó en ponerse de pie y seguirlo. Regulus intentó tomarla del brazo, pero ella fue más rápida.

Siguió calle abajo, corriendo hasta la sombra tenebrosa; lo estaba alcanzando. Sabía que sus acompañantes se habían quedado atrás, y era lo más sensato ¿Qué iba a hacer ella contra el gran Lord Voldemort, el mago Tenebroso más poderoso de todos?

Daba igual.

Corrió hasta tras de un árbol, consciente de que ni siquiera se preocupaba ya por el ruido que hacía. Estaba a tan solo unos metros del mago oscuro que tenía en frente ¿Qué hacer? Entonces, sin pensarlo, sacó su varita. Quizás al atacarlo por la espalda tendría oportunidad. Abrió la boca para recital el maleficio y...

"¡¿Qué está pasando?!", pensó. Alguien le había cubierto la boca, impidiéndole hablar. También la sostuvo por los brazos hasta alcanzar a quitarle su varita ¿Pero qué diablos?

—Por eso te amo —susurró a su oído y ella se estremeció—. Porque eres capaz de lanzarte a la muerte sin pensarlo por tus amigos. Realmente eres una Gryffindor.

¿Sirius?

Él fue aflojando su agarre, muy suave y despacio, permitiendo que se de la vuelta de a poco. Cuando lo tuvo frente a frente no lo podía creer, ver esos hermosos ojos grises de vuelta hizo que por un momento olvide todo lo que había pasado en meses, incluso años. Quería hablar, decirle todo, contarle que los Potter estaban en pelo y que debian hacer algo. Pero por mucho que lo intentara, las palabras no salían de sus labios, como si estuviera petrificada en el tiempo y espacio.

Él debió ver en su rostro la preocupación dibujada, pues le indicó hacer silencio con el dedo índice sobre sus labios. Luego le sonrió como un niño pequeño y le dio unos cuantos besos fugaces que ella respondió. Estaba nerviosa y confundida por la situación, pero él la hacía sentirse segura y relajada. De pronto se detuvo para verla a los ojos.

—Debemos irnos. Este lugar es peligroso para ti, y ya te has expuesto demasiado.

Pero ¿Qué?

—James y Lili no están allí, tampoco el pequeño Harry. Pudimos adelantarnos, gracias a tí. Mira.

¡Reencarnada en Hogwarts! Cambiando el destino |𝑆. 𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘★| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora