Capítulo 32: Bombarda

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Solo necesitaban una varita, algunas escobas, una capa invisible y un espejo.

A excepción de las escobas, Kreacher ya había aparecido con el resto. Beneficios de ser un elfo doméstico y poder desaparecer donde quisiera.

—¡Alissa! —gritó Regulus en dirección al piso de arriba.

La mujer, que era dueña de la gran casa construída sobre la mazmorra, bajó de inmediato por las escaleras. Era una bruja escuálida y con ojeras pronunciadas, pero su imágen débil era contrarrestada por su mal genio y lealtad a Voldemort. En las semanas que llevaba allí, Mayka había notado que evitaba bajar a toda costa. Solo lo hacía cuando un nuevo recluso llegaba. Aunque, claro, gran parte de las veces era quien más los hacía gritar de dolor. Así que cuando bajó, despeinada y con toda la cara salpicada de rojo, fue toda una sorpresa. Era la única parte del plan en la que temían fracasar.

—¿Qué demo...

—¡Rápido! Estoy cocinando. Tu estúpido elfo se fue.

Si, todavía debía buscar tres escobas.

—Bien, este... dijo... dijo algo de una profecía, eso.

Alissa dirigió su mirada rápidamente hacía la prisión, a la imagen de Mayka Nott, sentada y observando con furia. Esperaba hacerlo bien, igual a cómo se veía su reflejo en el espejo.

—¡Habla!

Hizo que su imagen riera con malicia, como si hubiera hecho la maldad de su vida al hacerla bajar allí.

—Maldita sea, Nott ¡Dile lo que me dijiste! Que había una profecía sobre nuestro señor ¡Dinos qué decía! —gritó Regulus, suplicante. Era bueno en eso.

La ilusión negó con la cabeza, mientras la verdadera Mayka permanecía bajó una capa invisible, de esas descartables hechas con piel de dragón; suficiente para algunas horas. Estaba junto a Regulus, mirando fijamente su creación. Daba un poco de miedo verse a sí misma de frente.

—¡HABLA MALDITA PULGOSA SUCIA! Mi Señor pierde el tiempo con esta gente que no confiesa.

—¿Acaso te atreves a cuestionar al Señor Tenebroso, Alissa? —dijo Regulus con un tono autoritario que no recordaba haber oído antes.

—¡Claro que no! Olvídalo. No me hagas bajar de nuevo por estupideces. El olor a orina es asqueroso.

Era cierto, Mayka había estado fantaseando con una ducha desde hacía días. Imaginaba una tina de agua caliente con mucha espuma y pociones aromatizantes alrededor.

—Voy contigo. Quiero ver qué desastre, digo comida, estás haciendo. —Se giró en dirección a la bruja e hizo un pequeño gesto con el brazo indicando a Mayka que lo siga.

—Muy gracioso.

Se mantuvo junto al joven todo el camino escaleras arriba.

La casona parecía bastante normal, aunque no le prestó particular atención a los detalles. No estaba de ánimos para ello, solo quería salir de allí. Además, una vez fuera de la mazmorra, su ilusión desaparecería. Y si alguien bajaba...

El objetivo era que no levantar sospechas sobre Regulus. Si Alissa era la última en verla, sería ella una posible sospechosa, siendo dueña de la casa.

El joven la guío por un pasillo amaderado, con cuadros mágicos de magos seguramente muertos. Regulus le murmuró algo de que no hiciera ningún ruido. Después de todo, las pinturas encantadas podrían delatarlos también.

Giraron a la derecha dos veces, luego subieron unas escaleras y bajaron otras tantas. Con razón era riesgoso que saliera por su cuenta ¡El lugar era un maldito laberinto! Entonces, luego de una cantidad interminable de minutos, salieron fuera.

¡Reencarnada en Hogwarts! Cambiando el destino |𝑆. 𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘★| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora