Capítulo 30: Ataque al Ministerio

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"Pararme frente al ministerio, crear una ilusión perfecta, permitir la muerte de cientos de personas. Pararme frente al ministerio, crear... No puedo, no puedo, no puedo", se dijo una y otra vez. Ya había dado aviso a Dumbledore. Pero parecía demasiado callado, demasiado tranquilo ¿Y si se enteraban que había sido ella? Además, nunca había ilusionado algo de tal magnitud ¿Y dónde estaba Amelia? Para esas alturas tenía que estar a salvo ¿Verdad?

Voldemort había permanecido en el más aterrador silencio desde los últimos seis meses, cuando la reclutó para formar parte de su plan ¿Había cambiado algo? Habría una profecía sobre un niño que los salvaría, cierto. Pensó que, tal vez Voldemort no lo sabría... o sí.

Sintió un dolor punzante en el dedo índice y, al verlo, observó la sangre brotar de él ¿Cuándo había empezado a comerse las uñas? Estaba nerviosa, aterrada. Su corazón no paraba de palpitar con intensidad y ya ni siquiera dormir era negociable. Podía hacer una poción para tener sueño, pero hasta eso le asustaba.

¿Por qué había aceptado? En momentos como ese se lo preguntaba.

Abrieron de repente la puerta de su habitación. Era su madre, pálida como la nieve, vestida tan negra como la noche.

—¿Qué?

La mujer enarcó una ceja, junto a una sonrisa retorcida.

—Es hora, querida.

Ah. Por fin terminaba la ansiedad. Dumbledore sabría qué hacer ¿Verdad? Ella le había enviado el plan con lujo de detalles. Bueno, todo excepto la fecha ¿Y si lo lograban? ¿Y si ella se convertía por fin en una asesina? Trató de ocultar su nerviosismo al asentir con la mirada.

—Ahora me visto y bajo.

—No es necesario. —Con un movimiento de varita, le quitó su pijama rojo y dorado, para reemplazarlo con una túnica negra hasta los pies—. Mucho mejor.

Tuvo que seguirla, sin siquiera tener un segundo a solas para enviar un mensaje ¿Acaso sospechaba? No. Había sido cuidadosa ¿Verdad? ¿Cuántas veces se había hecho esa pregunta? ¿Estaba paranoica? Si, definitivamente lo estaba... ¿O no?

"Ya cállate, maldición", le dijo a sus pensamientos.

Bajó las escaleras en espiral para encontrar, en la cocina, a solo diez personas. Algunas ya familiares para ella, como sus compañeros de aventuras y desventuras mortifagales ¿Existía siquiera esa palabra? Bellatrix estaba ahí también, junto a su esposo, que más bien parecía de adorno. Severus se encontraba en una esquina, para su sorpresa, más pálido que nunca. Parecía enfermo y a punto de vomitar en cualquier momento. Quizás ella también se viera así, pero no pudo evitar preguntarse por qué él. Le dio un repaso a sus recuerdos, pero fue inútil. Más le valía releer su vieja libreta en busca de pistas sobre el futuro.

Caminó con paso ligero por el lugar, imitando una seguridad que no sentía realmente. Al acercarse a Snape, lo miró de reojo ¿Qué demonios le sucedía?

Para variar, la situación con el plan parecía ir viento en popa. Ella solo debía demostrar su valía como seguidora tenebrosa haciendo una ilusión. Una rápida, sencilla... y mortal.

Oyó a los presentes repetir en qué consistía el plan: Entrarían al ministerio, como meros ciudadanos normales que nada tenían que ver con las artes oscuras. El señor Tenebroso tenía aliados dentro, así que los aurores no deberían suponer un problema. Una vez dentro, solo un grupo pequeño de acercaría a la oficina del Ministro, mientras el resto estaría disperso para controlar la situación. Mayka prestó atención a cada pequeño detalle para informarlo. Luego, cuando hubieron terminado, subió a su habitación una última vez. Su madre intentó detenerla, pero insistió en que había olvidado la varita y, además, tenía que ir al baño. No era la mejor excusa, pero serviría.

¡Reencarnada en Hogwarts! Cambiando el destino |𝑆. 𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘★| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora