CAPÍTULO 5

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Hotel The Ritz habitación
Londres, Inglaterra
En la tarde

Chloe tenia que haber sabido que no tenía a la suerte de su lado. En el momento en el que había llegado al hotel todo el mundo se le había quedado mirando, pero no fue hasta que llegó a su habitación y vio las expresiones en los rostros de las asistentes Hattie y Marnie qué supo del verdadero desastre que era.

Rápidamente fue a su habitación y miró su rostro con unos moretones, el labio inferior partido, el cabello despeinado qué se dio cuenta del verdadero espectáculo qué había hecho. Hoy todo Londres se enteraría y mañana lo comentarian todos, pero lo peor de todo era cuando su asistente personal qué había venido ayudarla a limpiarse le había comunicado que su madre estaba en el instituto porque había recibido una llamada de la directora y la rubia sabía exactamente lo que le dirían de ella. En pocas palabras, estaba acabada.

Terminó de arreglarse, se maquilló y comió un poco de comida inglesa esperando con tranquilidad la llegada de su madre. Una tranquilidad que no sentía.

Sus peores temores fueron confirmados cuando una Audrey muy furiosa que apenas controlaba su ira les dio a las asistentes el día libre para entrar en su habitación y darle una bofetada tan fuerte que la terminó tirando en el suelo.

Volvió a golpearla y Chloe tardó un poco en reaccionar para tratar de evitar los golpes de su madre sin mucho éxito con la mayoría de ellos hasta que finalmente ella se cansó de golpearla.

En el momento en el que la rubia se encontraba ya muy golpeada y su madre cansada de hacerlo la mayor se levantó y empezó a hablarle con mucha furia a su hija.

- TE DIJE QUE NO CAUSARÁS PROBLEMAS, QUE FUERAS UNA ALUMNA EJEMPLAR Y QUÉ POR ENCIMA DE TODO HICIERAS AMISTADES CON LAS CHICAS CON LAS QUE COMPARTES HABITACIÓN, PERO AL PARECER DEJAR EN VERGÜENZA A LA FAMILIA EN FRANCIA NO FUE SUFICIENTE PARA TI Y DECIDISTE QUE TAMBIÉN HABÍA QUÉ DEJAR EN EVIDENCIA A LA FAMILIA EN LONDRES.... MAÑANA TODO EL MUNDO HABLARÁ DEL ALTERCADO QUÉ TUVISTE CON LA HIJA DEL DUQUE DE WELLINGTON Y YA NO NOS VAN A INVITAR A LAS FIESTAS DE LOS NOBLES NI A LA CORTE... AQUÍ ACABARON MIS PLANES DE CASARTE CON UN HOMBRE DE BUENA POSICIÓN ESPERO QUE ESTÉS CONTENTA. - Le gritó Audrey.

Chloe estaba tan desesperada qué lo único que se le ocurrió fue gritarle a su madre en busca de ayuda. Una ayuda qué seguramente no le daría, pero aún así se la pediria a gritos.

- ESA CHICA ME ESTABA MOLESTANDO A MI TODO EL TIEMPO Y YA ESTABA HARTA...AGUANTE TODO EL TIEMPO QUE PUDE, PERO ESTÁ VEZ SOBREPASÓ MIS LÍMITES ASÍ QUE NO HAY NECESIDAD DE QUE ME CASTIGUES PORQUE ME ACABAN DE PROHIBIR ESTAR EN GIMNASIA ARTÍSTICA Y BALLET POR MI PÉSIMO COMPORTAMIENTO Y MIS NOTAS Y PARA MÍ NO HAY PEOR CASTIGO QUÉ ESE. - Le gritó de vuelta.

Audrey volvió a abofetear a su hija y está vez ella no disimuló sus lágrimas de tristeza, rencor y frustración al no ser ayudada por su madre.

- DEJA DE LLORIQUEAR MOCOSA DE POR SÍ NO ERES MUY GUAPA Y TODAVÍA TE PONES PEOR CUANDO LLORAS.. ERES UNA CHICA BASTANTE TORPE Y POCO INTELIGENTE YA QUE PODRÍAS HABER MANEJADO TUS CARTAS MEJOR CON LADY CAROL HARTLEY Y AHORA ESTARÍAMOS EN UNA MEJOR POSICIÓN EN ESTÁ SOCIEDAD AUNQUE TUVIERAS QUE SER SU AMIGA-SIRVIENTA. POR LO QUE VEO LOS CASTIGOS QUÉ HAS TENIDO EN LA ESCUELA Y SUS ENSEÑANZAS NO HAN SIDO SUFICIENTES POR LO QUE ME QUEDA EDUCARTE TODO LO QUE PUEDA EN ESTAS VACACIONES. - Le dijo decidida su madre.

Al terminar de decir eso ella se marchó dejando a su hija llorando de frustración y miedo al desconocer cuales serian sus castigos ahora por su comportamiento.

Volvió a bañarse y cambiarse de ropa está vez lo más lento posible con la intención de relajarse para poder enfrentar lo que viniera. Ni su madre ni las asistentes la llamaron para comer y la chef ya se había marchado por lo qué solamente quedaba comer lo que había en el refrigerador.

Tomó un vaso de leche qué endulzo con miel ya que ella lo prefería a tomarlo con azúcar y se preparó pan tostado con mermelada. Eso y unos sandwiches eran lo único que sabia preparar ella sola y por ese día debería bastar. Ya mañana comería más y mejor.

Al terminar de comer se fue a su habitación. No tenía ganas de cruzarse ni con su madre ni con las asistentes a las que no les tenía confianza. Ese día quería dormir más que nunca esperando que el mañana fuera mejor que el anterior.

Intentó tener sueños hermosos para darse ánimos, pero ni siquiera en sus sueños la suerte estaba de su lado. Soñó qué cuando regresaba a París para ir a disculparse con su padre y hacer las pases todo el mundo la señalaba la golpeaba, la insultaba además de gritarle un sin fin de cosas para que se fuera. Aún así en su sueño ella había soportado todo hasta un camino de lodo para llegar al Le Grand París y subir un montón de pisos qué tenían personas que le gritaban y le tiraban piedras sólo para descubrir que su habitación estaba siendo ocupada por Zoe Lee, qué su padre le había regalado las cosas que no se había llevado, que en su habitación estaba todos los amigos de Marinette Dupain Cheng hasta Sabrina qué ahora era mejor amiga de su hermana menor. Al salir de su habitación e ir al despacho de su padre había descubierto solamente fotografías de Zoe con él, de los proyectos de películas que tenía y que estaba pensando vender el hotel.

Era imposible despertar de esa pesadilla y cuando finalmente pudo hacer qué su padre no la ignorada y la mirará para decirle que había vuelto a Francia y quería empezar de cero con él había obtenido solamente las siguientes palabras: Oh Chloe es demasiado tarde para empezar de nuevo, no hay nada para ti aquí... Todos somos más felices sin ti incluso yo qué ya no tengo que preocuparme de cumplir tus caprichos... Tengo otra hija mucho mejor qué tú que me hace feliz así que vuelve de dónde viniste qué nadie te necesita aquí.

En ese momento Chloe Bourgeois despertó de su pesadilla derramando lágrimas silenciosas. Tomó su peluche llamado abrazos y se durmió con él para reconfortarse a si misma.

Está vez cómo el resto de las noches nadie había venido a verla para saber cómo estaba, calmar sus miedos o escucharlos. Su mayordomo algunas veces lo había hecho, pero eso era tan incómodo para ambos qué había dejado de hacerlo. Qué buen hombre era y seguía siéndolo esperaba que ahora fuera feliz.

Abrazando su oso de peluche y cantando una canción Chloe procedió a dormir nuevamente esperando no tener pesadillas qué le impidieran dormir el resto de la noche.

El esplendor de Chloe Bourgeois Donde viven las historias. Descúbrelo ahora