Quebec, Canadá
Hacienda de Lambelle
En la nocheChloe estaba en la habitación de la señora Elizabeth tomando leche con miel maple. En esa noche había descubierto qué la leche le gustaba más con miel maple qué con miel normal. Sabía a una auténtica maravilla.
Poco tiempo después de haber tomado un poco de leche empezó a leer el libro favorito de la señora Elizabeth: Shirley.
La historia aunque al principio no le intereso a Chloe porque nunca había sido muy dada a la lectura terminó teniéndole algo de cariño e incluso con una ironía bastante fuerte a la realidad qué existía en aquel lugar: Jacques era Robert Moore el chico con una empresa, pero necesitado de dinero que necesitaba una Shirley qué cumpliera con ese papel, pero a diferencia de la novela no sabía si existía una Caroline Helstone qué estuviera enamorada de él. Lo más probable es que la hubiera pues era un hombre atractivo, pero lo más probable es que dado a su posición la chica nunca se había atrevido y él pobre con todos los problemas que tenía encima lo último que tendría en mente era el matrimonio o un noviazgo.
Chloe terminó de leer unos capítulos cuando Elizabeth decidió que había sido suficiente por esa noche y que lo mejor que podían hacer en ese momento era terminar de tomarse sus leches.
- Sabes aún me parece muy gracioso qué no te hayas quitado la peluca y las lentecillas durante todo el avión. Sino estabas acostumbrada debió sentirse muy incómodo. - Le soltó de repente.
Chloe siguió tomando su leche y pensó que lo mejor que podía hacer era contestar con la mayor sinceridad posible y estar despreocupada después de todo ella no había hecho nada de malo.
- Pues quise usarlo en ese momento... Era un regalo de una buena amiga mía y aunque el principio si se sintió incómodo al final me terminé acostumbrando qué no me di cuenta que lo seguía teniendo. - Le respondió.
Su señora pareció estar de acuerdo y a la vez meditando sobre algún tema que ella aun no sabía.
- He notado que no tienes un teléfono móvil... En mi época de juventud no eran tan necesarios, pero los jóvenes de ahora parece que no pueden vivir sin sus celulares. - Volvió a comentar.
Aquello era verdad. Eso le hizo recordar a su tiempo en París cuando estaba pegada a su celular al igual que Sabrina tomándose fotos la mayor parte del tiempo. Cuando estuvo en Londres al estar sola utilizo su celular aún más siendo una manera de no sentirse sola. Dejar su celular fue lo mejor que pudo haber hecho, pero aún así sentía un vacío por eso.
- Es cierto, pero el mio se descompuso en Londres y dado que yo ya no vivo ahí es mejor si consigo otro teléfono con el que pueda tener un número de la región donde vivo sino tendría que comprar una tarjeta para cambiar de número además no me extraña nadie en estos momentos. - Le dijo.
Esa última afirmación era muy dolorosa para ella más porque era cierta, pero aún así sentía curiosidad por saber si sus padres se habían arrepentido de tratarla mal y la estaban buscando.
- Si alguien necesita llamarte puedes utilizar el teléfono de la casa siempre y cuando no sea tan frecuente y descuides tus obligaciones. - Le ofreció su patrona.
La rubia agradeció el gesto qué tenía con ella, pero sabía que eso era innecesario y que cuando consiguiera un celular el único mensaje que mandaría sería para Lady Carol en el LeRosey, Suiza para decirle que su plan de escape había sido un éxito y que se encontraba bien en donde estaba aunque no le diría el lugar exacto por seguridad. No es que Chloe temiera qué la delatara, pero el mensaje podía acabar en manos equivocadas. Quizá estaba pensando demasiado el asunto, pero era mejor prevenir que lamentar sobre todo porque su madre estaba al corriente de su amistad con la chica.
- Bueno... Si estás segura está bien espera a tener un celular nuevo y a tener amistades aquí... Es una región muy bonita y tranquila cercana a la ciudad vieja y nueva de Quebec en donde todos se conocen y podrás hacer amigos cuando salgas en tus tiempos libres... Estoy segura de que Elena o Hanzade qué es más de tu edad podrán decirte de sitios qué podrás disfrutar mucho, pero te va a gustar más este lugar cuando florezcan las orquídeas, se puedan ver las auroras boreales y cuando caiga la nieve tendremos el festival de invierno. - Mencionó entusiasmada.
Elizabeth Montrose era una mujer positiva qué parecía disfrutar de la vida, pero que cuando hablaba del lugar donde vivía parecía tener la pasión y devoción de una niña. Y sobre todo era evidente que amaba esa hacienda en la que había vivido la mayor parte de su vida.
- Sí, me gustaría mucho poder ver todo eso que me dice. Ya cuando sea mi día libre saldré a explorar un poco el lugar con las demás. - Fue lo único que se atrevió a decir.
Se sorprendió a si misma que a pesar de no haber encontrado al principio atractiva la idea de ir a Canadá al final estaba empezando a dar gracias a esa elección por haber conocido a esa mujer tan amable qué la hacía desear quedarse en esa hacienda y ver todo lo que le describía cuando ella sabía por Jacques qué quizá a finales del año ellos no podrían ver el festival del invierno para tener que mudarse a Montreal a un apartamento qué seguro ella odiaría al no tener el espacio y libertad que tenía ahí.
Al ya no haber nada que decirse Chloe recogio todo para llevarlo abajo y después volver para prepararle la ropa. Una vez estuvo preparada ella se dirigió a la puerta para ir a su propia habitación para dormir ya que al día siguiente tendría que estar lista a las ocho de la mañana para poder desayunar.
Antes de poder salir de esa habitación Madame Montrose le dijo unas palabras.
- Sabes Chloe... Puede que sea mayor y algo infantil, pero no soy tonta y puedo ver que no estás siendo del todo sincera aún así se que eres una buena persona y esa fue la razón por la cual te ofrecí trabajo y refugio en mi hogar aún cuando en otras circunstancias no lo habría hecho... No te conozco bien, lo único que sé es que no eres una ladrona o una asesina porque sino hubieras estado muy nerviosa durante todo el viaje en avión, hubiera habido vigilancia en los aviones por si querías escapar del país, lo habría escuchado en la televisión u otros medios y sobre todo no te habrías arriesgado a quedarte conmigo en el hospital cuando escapar sería lo más importante y ya habrías hecho tu buena obra al llamar a emergencias... Espero que entiendas que he depositado mi confianza en ti y espero que no me defraudes y que cuando estés lista si deseas contarme eso que te atormenta aquí estaré para escucharte. - Le terminó de decir.
Chloe apenas pudo reprimir las ganas de llorar al ver que una desconocida se ofrecía a escucharla y a creer en ella cuando sus propios padres no lo habían hecho sobre todo Audrey Bourgeois por la cual había hecho hasta lo imposible por ganarse su aprobación.
Las únicas palabras que pudieron salir de la boca de ella antes de salir de la habitación fueron.
- Le prometo que no se arrepentirá de haberme traído a su hogar. - Su voz había sonado muy ahogada.
Con esas últimas palabras Chloe se dirigió a su habitación para poder cambiarse de ropa y arreglarse para poder dormir. Le costó un poco dormir debido al llanto silencioso y liberador qué tuvo al darse cuenta que esa mujer a pesar de saber que no decía toda la verdad le daba tiempo para decirsela cuando estuviera lista sin presiones y ella estaba segura de que se lo diría todo en algún momento apropiado.
Cuando logró dormir lo hizo sin pesadillas al igual que las otras noches desde que era libre esperando el mañana con ilusión.
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El esplendor de Chloe Bourgeois
FanfictionEstá historia comienza desde que Chloe Bourgeois se va con su madre de París siendo despreciada por todos. Ella siempre quiso estar con su madre, pero ahora que consiguió su objetivo ¿Será feliz por fin? Después de todo tendrá a su madre solo para e...