TEMPORADA 2 CAPÍTULO 2

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Quebec, Canadá
Hacienda de Lambelle
Una semana más tarde

Una semana más tarde los cuatro se encontraban finalmente en el hogar de la familia Montrose qué era la hacienda familiar de Lambelle un lugar que aparte de hogar era granja, viñedo y también sembradío qué era de lo que vivía la familia aparte de ...

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Una semana más tarde los cuatro se encontraban finalmente en el hogar de la familia Montrose qué era la hacienda familiar de Lambelle un lugar que aparte de hogar era granja, viñedo y también sembradío qué era de lo que vivía la familia aparte de la profesión de Jacques qué era arquitecto y que agregaba dinero adicional a la familia que consistía únicamente en su madre y él.

Durante el viaje pudo conocer un poco mejor a la familia a la que se había integrado por tiempo indefinido. Anteriormente habían tenido tiempos mejores con más sirvientes y empleados para las labores de la granja y agrícolas, pero actualmente apenas podían permitirse tener personal necesario para trabajar.

Otra de las anécdotas comentadas por Madame Elizabeth fue que cuando conoció a Chloe tenia el pelo rojo y los ojos marrones, pero que cuando despertó del hospital unos días después se la encontró cómo se encontraba ahora sin maquillaje, con su pelo rubio dorado en una coleta baja y con una blusa azul con pantalones blancos siendo la única forma de reconocerla cómo la chica que estuvo con ella en el avión al mirarla a los ojos. Está con toda la calma qué se podía permitir le explicó que llevaba una peluca y lentecillas en los ojos que le había regalado una amiga y que se le había olvidado quitárselos hasta que se vio en el baño del hospital. Esa historia causó gracia todos.

A pesar del buen ambiente qué había con ellos no podía evitar notar los rostros preocupados de Jacques y Lorraine durante el camino preguntándose sino sería por su presencia en la casa y porque su madre contratará a una desconocida sólo porque sentía que le debía su vida.

En el momento en que llegaron a Lambelle Chloe no pudo evitar asombrarse ante el tamaño de la casa. Ella nunca había vivido en una casa ya que toda su vida estuvo en un hotel conviviendo con desconocidos siendo quizá esa la razón por la que no se sentía incómoda con ellos y mucho menos en una hacienda tan grande y bonita cómo esa algo que le emocionaba mucho.

Al bajar del auto primero para ayudar a la señora Elizabeth a bajar se percató qué no había muchos empleados teniendo solamente tres en el hogar: Bianca Ferrara la cocinera italiana, Elena Díaz Flores la limpiadora de la casa mexicana y su ayudante una chica turca qué apenas hablaba y entendía inglés por lo que percibió llamada Hanzade Evigliaoglu. De ahí había unos doce trabajadores fuera en las labores de la granja o recolectores, pero se había dado cuenta que todos a excepción de Lorraine eran extranjeros qué probablemente estaban en circunstancias parecidas a ella.

Chloe fue presentada ante los demás cómo la nueva cuidadora de la señora que la veían con interés y entró a la casa que era igual de sorprendente qué por afuera. Lo único que notó es que la casa aunque bien cuidada no habían tenido cambio de moviliario durante muchos años y que los empleados tenían que hacer mucho trabajo aunque los patrones no les exigieran imposibles.

La ayudó a subir las escaleras para que le indicará la habitación en la que dormiría a partir de ahora y cuando dejó su mochila en su habitación la ayudó a ir a la suya para dejar sus cosas y arreglarse un poco antes de bajar para la cena.

Al bajar a la cena empezó a darse cuenta del verdadero contraste de estar en otro país. Tanto la madre cómo el hijo cenaban en compañía de Lorraine y las otras tres empleadas así que Chloe se sentó al lado de la señora Elizabeth. La cena aunque era suficiente (poutine, ensalada y paletas de miel maple cómo postre) no era tan abundante cómo lo esperaba de una familia con una hacienda de ese tamaño.

Chloe sentía curiosidad cómo es que una familia con está propiedad no podía permitirse pagar más a sus empleados qué él salario mínimo y mucho menos cambiar aunque sea un poco la decoración lo que le hacía sospechar que quizá la situación financiera de la familia fuera más grave de lo que aparentaban, pero no preguntó nada.

Disfrutó de una comida por primera vez en mucho tiempo sin el incómodo silencio y los regaños de su madre. Así es cómo se sentía su nueva libertad aunque fuera bajo un apellido falso y con el miedo de ser descubierta por sus padres debido a una mala planeación de escape.

Al terminar de cenar Chloe acompaño a su señora a su habitación y la ayudó a seleccionar su ropa para dormir además de bajar para llevarle un vaso de leche con miel maple para antes de dormir, un gusto que disfrutaba desde niña y que le invitaba a probar.

Antes de subir la leche para tomarla junto a su señora y leerle un libro que tenía en su habitación se encontró con Jacques por primera vez a solas y se percató qué no tenía ni idea de cómo proceder con él. Él la miró durante un momento cómo si estuviera decidiendo cómo proceder con lo que sea que fuera a decirle.

- Buenas noches Mademosille Riveau y espero que acepté mis disculpas por haberme comportado algo cortante con usted durante este tiempo, sólo quiero aclararle qué no tengo ningún problema personal con su estancia en mi casa ya que de todas formas si necesito a alguien que cuide de mi madre porque si ella no le aviso se fue a Londres sin mi consentimiento, temía que se enfermará cómo terminó pasando aunque quién le puede negar algo a esa mujer. - Lo último lo dijo con cariño.

A pesar de su enfado era evidente el cariño que sentía por su madre y que el amor era mutuo. Algo lo cual ella no había tenido y lo había descubierto demasiado tarde cuando ya vivía con su madre.

- Ella es una mujer maravillosa y llena de energía.. Esperemos que siga teniendo tan buena salud cómo hoy todos los días. - Le terminó de decir a Jacques.

Pretendía retirarse por fin para poder empezar a leerle a Elizabeth un libro que tanto quería escuchar, pero que tenía las letras muy pequeñas para sus ojos.

- Espera... Antes de que te vayas quería decirte la situación de la hacienda para que el día de mañana no vaya a ser una sorpresa para ti... Verás Lambelle ha tenido tiempos mejores cómo podrás observar, pero últimamente no los ha tenido por eso no hemos cambiado ni la decoración ni los muebles, ni mucho menos comprado mucha ropa y coches nuevos en años cómo lo harán en otras casas ricas y las personas que se encuentran trabajando aquí están más por lealtad a la familia que por dinero ya que les dimos la oportunidad de trabajar cuando en otras haciendas los habrían rechazado por su falta de experiencia por eso todos son migrantes.. Él asunto es qué apenas puedo pagar los gastos de la clínica privada de mi madre mientras los demás vamos a la salud pública y me veo obligado a trabajar demasiadas horas de mi profesión cuando antes lo hacía cómo pasatiempo mientras Lorraine es la que administra el lugar mayormente... He tenido que hipotecar la hacienda algo que mi madre no sabe y si para finales del año no logró pagar me veré obligado a despedir a todos mis trabajadores, Lorraine tendrá que buscar otro trabajo y nos veremos obligados a mudarnos a Montreal para que pueda trabajar en un despacho de arquitectos a tiempo completo... Lo más probable es que solamente logré conservarte a ti de empleada para cuidar a mi madre y a nuestra cocinera ya que mi madre se acostumbro a su comida y no le gustará tener a alguien más en casa... No me gusta la situación, pero por lo menos podré pagar las deudas si le vendo la hacienda a la familia Richelieu y con respecto a los otros trabajadores estaré tranquilo una vez que estén colocados en caso de tener que irnos a Montreal. - Le terminó de explicar.

A pesar de tratar de sonar calmado era evidente que estaba desesperado por el futuro algo que notaba en sus ojos. No lo conocía, pero se sentía identificada con su desesperación sobre todo porque ella la pasó no tenía mucho y lo peor es que ahora ya no tenía dinero sino podría ayudar a la familia que tanto la había apoyado y no creía que al volver a su hogar su familia le diera dinero para apoyarlos a ellos.

No tenía ninguna palabra de consuelo para ese hombre ni mucho menos una solución por lo que único que hizo fue agradecerle su sinceridad, prometerle cuidar de su madre lo mejor que pudiera y que si creía que ella podía ayudarle no dudará en decírselo.

Luego de esa conversación subió con las dos leches con miel maple dispuesta a leerle a Elizabeth el libro que quería.

El esplendor de Chloe Bourgeois Donde viven las historias. Descúbrelo ahora