CAPÍTULO 8

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Londres, Inglaterra
Clínica Privada de St. John, Habitación 109
Un Mes Después

Chloe se encontraba en su habitación de hospital completamente sola sin muchas ganas de vivir luego de la desgracia qué había vivido.

Su ansiedad había aumentado, comía poco y de vez en cuando vomitaba haciéndola sentir una gran debilidad qué finalmente la había llevado al hospital por estar muy grave.

Lo peor no había sido ingresar al hospital, qué hubieran avisado a sus familiares y que su asistente Marnie se presentaba a verla más que su madre sino por el hecho de haber recibido la noticia de que por sus lesiones ya no podría volver a practicar Gimnasia artística y Ballet de manera permanente.

Chloe hubiera preferido morir luego de haber escuchado algo así. Era la peor noticia que había recibido en su vida. Lloró toda la noche hasta que se quedó sin lágrimas y a los siguientes días fue cómo si la noticia no fuera real.

La buena noticia es que podría caminar perfectamente, pero tenía que tener rehabilitación y vigilar su alimentación para no volver a tener transtornos alimenticios.

Su madre no vino a verla más que una vez para decirle que por su culpa había tenido que pagar montones de dinero a varios periodistas para que la noticia de que su hija estaba en una clínica privada no fuera tan escandalosa y que seguía siendo una vergüenza para la familia. Después de eso no había vuelto a verla.

Marnie no era la única que la visitaba a veces, la cocinera fue a verla una vez para decirle lo que pasaba en casa, darle algunas cosas dulces y decirle cual era la alimentación adecuada qué debería llevar para estar saludable en menos tiempo.

Pero lo más sorprendente fue ver a Lady Ulrika y Lady Begonia qué le habían hecho una visita en la que le contaban cómo estaba la sociedad de la clase alta además de los chismes del instituto. La mayoría no le interesaban al ser personas a las que no conocía, pero apreciaba el gesto de hacerle compañía. El único chisme que le interesaba confirmar fue el de Lady Carol Hartley qué iba a irse a Suiza para estudiar en el LeRosey.

Cuando se fueron se dio cuenta que finalmente la habían llegado a considerar una más en el instituto. Lo más probable es que nunca la consideraran una igual ni una amiga, pero ya la habían aceptado cómo parte del lugar y de la habitación qué compartían.

Por último en ese día había venido a verla Lady Carol Hartley qué al fin se había hecho un tiempo para venir a visitarla todo el día. Estaba vestida de manera espectacular y su collar de oro y zafiros era una maravilla al igual que su pulsera de perlas.

- Siento haber venido apenas, pero tenía que arreglar unos asuntos en mi casa.. Al fin me he atrevido a hablar sobre el tema a mis familiares con James y a pesar de que nuestras familias están sorprendidas no se han negado a nuestra unión.. Voy a irme a estudiar con él a Suiza y dentro de algunos años nos casaremos. Estoy feliz por eso o más bien estamos felices porque ya no tenemos que escondernos. - Le explicó.

No necesitaba esa explicación porque podía ver en su rostro la felicidad que tenía al ya no tener que esconder su amor ante todos.

Unos minutos de silencio después Lady Carol volvió a hablarle a la rubia.

- Te he observado desde que llegaste Chloe Bourgeois y por lo que veo tú no eres feliz en Londres y tampoco creo que vayas a ser feliz si vuelves a París con tu padre. - Le dijo con cuidado.

Aquello era verdad. No era feliz en su casa, en la escuela tampoco se sentía feliz y mucho menos podía volver a París. Si quería hacer algo con lo que quedaba de su vida y no consumirse en la tristeza y desesperación solamente quedaba una solución.

- En cuánto me recuperé por completo me iré del país a comenzar una nueva vida... No puedo seguir así tal cómo tú dices no soy feliz y siento que me voy a marchitar si sigo en está clase de vida... Se que puedo tener otra vida y no se si será peor o mejor, más fácil o más difícil, pero quiero algo diferente a lo que tengo.. Quizá no te vuelva a ver así que me despido de ti Lady Carol qué se que te vas a ir de vacaciones antes de que nos vayamos todos de manera oficial. - Le dijo.

Le dio la mano y ella se la dio también en señal de tregua. Dentro de poco ella iba a volver a su hogar pues su prometido iba a venir de Suiza y deseaba ir al aeropuerto para recibirlo.

-Ya debo irme Chloe Bourgeois porque mi prometido llegará de Suiza, pero antes de irme quiero decirte unas palabras ya que cómo dices puede ser la última vez que nos veamos: Te he hecho cosas y sin embargo tú has permanecido fuerte cómo la guerrera qué eres, la otra vez que me encontraste llorando en el jardín pensaba que te burlarias de mí, pero me escuchaste y te pusiste en mi lugar algo que no esperaba siendo esa la razón por la que te ganaste mi respeto y admiración. - Le dijo con voz emotiva la chica.

Lo siguiente qué hizo fue quitarse el collar de oro y zafiro aparte de la pulsera de perlas para entregárselas a Chloe Bourgeois cómo ofrenda de paz y amistad. Al principio la rubia no quizo aceptar tal regalo, pero la chico insistió qué al final aceptó los regalos que le trajo.

Minutos después Lady Carol Hartley abandonó la habitación de Chloe Bourgeois después de haberle dado una reverencia asegurándole qué la próxima vez que se vieran serían amigas.

Una vez que se hubiera marchado Chloe estaba segura de una cosa muy importante. Había sido miserable ahí, pero no lamentaba su estancia en Londres porque había aprendido habilidades para ser independiente, qué su madre le interesa más el que dirán que su propia familia, había conocido a personas que la habían enseñado a ser mejor persona y que ella era una chica fuerte.

Era bueno que fuera fuerte porque para lo que pensaba hacer y la nueva vida que pensaba tener tendría que ser más fuerte.

El esplendor de Chloe Bourgeois Donde viven las historias. Descúbrelo ahora