La agencia central internacional (ACI) tiene el deber de proteger y cuidar a la humanidad de las amenazas terroristas como peligrosas. Olivia Brown es la jefa de departamento de preparacion y defensa Nacional, es la mejor agente en los últimos tiem...
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Los gritos eran amortiguados por las gruesas paredes del almacén en Volastra, en Italia. La gran bodega de vinos estaba un poco apartada de la zona urbana, se trataba de un edificio moderno, pero sin perder su autenticidad, en la noche reinaba la oscuridad, los empleados terminaban su jornada dejando a alguien a cargo de la seguridad. Aquel hombre se encargaba de vigilar y cuidar la mercancía de los ladroncillos o las mafias, pero también tenía pecados oscuros que cometía al quedarse a solas, la luna era fiel testigo y ella misma se lo contaba a alguien mas. Esa noche la pobre alma que quedó vigilando recibió un golpe en la cabeza con un ladrillo, su cuerpo fue colgado en una horquilla de hierro con las puntas afiladas para deshacerse de cualquier testigo, de los labios de quien lo hizo salieron las palabras
"Maledetto ratto stupratore" Como si supiera de los pecados e hizo justicia.
Un grupo pasó por a lado del cuerpo ya sin vida, todos vestían de negro con la silueta de una serpiente dorada encima, algunos valientes miraban la masa humana como una obra de arte grotesca, alabando a su líder por tal acto. La sangre salía como hilos espesos de los ojos, que tenia la mirada vacías, y de las aberturas detrás de la cabeza, no le dieron tiempo de gritar, no le dieron tiempo de defenderse, así como ese hombre de seguridad lo hacía a sus victimas.
Quienes entraron al lugar, sostenían distintas armas, arpones, rifles, silenciadores, un maletín, grandes recipientes de nafta, entre tantas cosas que llevaban en sus manos. El más robusto de todos llevaba arrastrando a un hombre rubio, sin pesar, riéndose cuando se escuchaban ruidos metálicos provocados por los golpes que daba el cuerpo. El grandote, media más de dos metros y tenía una serpiente tatuada en el hombro, sus pasos eran más lentos que el de los demás pero más pesados, nadie se metía en su camino, con un solo puño derribó a su victima que estaba tosiendo en el suelo. A aquel hombre rubio lo atraparon en un callejón mientras salía a fumar, no conocía a donde lo estaban llevando, nadie sospecharía lo que pasaría en un almacén de vinos.
Al llegar al lugar más apartado del local, soltaron del cuello de su camisa a la presa y éste pudo tomar aire que le pedían desesperadamente sus pulmones. Alzó la mirada para reconocer a quienes lo capturaron, pero solo veía manchas negras con otras de colores, estaba medio aturdido. No pudo formular palabra o frase alguna, le propinaron un golpe con una llave inglesa ante una fuerza desmedida en la rótula, el dolor fue insoportable. Como si le partieran los huesos.
Intento levantarse del suelo, pero más golpes fueron lanzados en su brazo izquierdo y en la otra rodilla, sentía como sus huesos se partían, el dolor lo dejaba ciego por minutos, el sudor del rubio era el reflejo del miedo y la desesperación. Apretó la mandíbula para guardarse los gritos, no pensaba darles la satisfacción de verlo vulnerable, se volvió a levantar a duras penas, fueron tan crueles al dejar que se ilusionara por haberse quedado de pie por un momento, que al dar un par de pasos, un látigo impactó en su espalda con un sonido hueco quemando la camisa por completo. Esta vez no pudo evitar gritar, su garganta sufrió por hacerlo de repente, su respiración se dificultó al estar sintiendo todavía la quemazón en la espalda.