La agencia central internacional (ACI) tiene el deber de proteger y cuidar a la humanidad de las amenazas terroristas como peligrosas. Olivia Brown es la jefa de departamento de preparacion y defensa Nacional, es la mejor agente en los últimos tiem...
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08:50 A.M. Domingo, Plasencia, Italia.
Esa mañana, la mujer latina se quedó en el hotel Carvajal, estaba sentada en una silla, esperando el desayuno que los dos agentes que la custodiaban habían pedido, su aspecto era diferente a como ella llegó a Italia, las ojeras se marcaban oscuras en su piel morena, sus ojos rojos del llanto que no cesaba, su cabello enmarañado, solo vestía un camisón blanco holgado con unos pantalones deportivos, su cuerpo temblaba, su cerebro no la dejaba en paz, miraba por todos lados atentamente.
Los agentes que quedaron a cargo de vigilar por si decidía escapar, le dedicaban expresiones de lástima y confusas, la reclusa no hablaba, no con ellos, se mantenía callada obedeciendo todo lo que le decían. Esa mañana les ordenaron llevarla a desayunar y respirar un poco de aire. El resto del equipo marchó esa mañana hacia la ciudad de Roma, para reunirse con Fénix Vera. Las horas eran contadas, los minutos pasaban rápido, los segundos parecían no valer nada.
Uno de los hombres armados se levantó de la mesa, acomodó su traje, diciéndole a su compañero que iba al baño. Quedaron dos en ese lugar. Él otro agente se sentía incómodo ante tanto silencio, sacó su celular para distraerse un momento, total la mujer no podía moverse sin temblar ni hablar bien sin tartamudear. Cada día que pasaba los signos de esquizofrenia se intensificaban más.
En el silencio de esa mesa, entre todas las voces que había en el ambiente, la latina comenzó a murmurar.
- Padre celestial - murmuró la mujer - Sé que he pecado contra ti y que mis pecados me separan de ti - dejó de mirar a los lados, mantuvo su vista fija en la entrada del restaurante - Me arrepiento sinceramente - no pudo evitar que su voz se quebrará- Te pido me perdones y me ayudes a no pecar de nuevo - su respiración se dificulta, sentía que su pecho se oprimía, las lágrimas no tardaron en resbalar sobre su redonda mejilla - Creo que tu Hijo Jesucristo murió por mis pecados - tragó la saliva que se acumulaba en su boca, su garganta se sentía seca, dolía - Que fue levantado del pecador, muertos, que vive y oye mi oración - el agente no la oía, la ignoraba, mientras ella se abrazó a si misma - Invito a Jesús a ser mi salvador y el Señor de mi vida, a gobernar y reinar en mi corazón desde este día en adelante - su voz sonaba afectada, ronca y lastimera, lloraba en silencio, cada palabra la decía con una lentitud - Ruego que envíes tu Espíritu Santo para ayudarme a obedecerte y redargüirme cuando peque - miró hacia el ventanal de cristal que daba una vista de las calles concurridas - Prometo crecer en gracia y en conocerte - tragó nuevamente, con su mano derecha apretó el crucifijo que escondia en su pecho - Mi propósito en la vida es seguir tu ejemplo y hacer tu voluntad por el resto de mi vida. En Jesús oro, Amén.
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