La agencia central internacional (ACI) tiene el deber de proteger y cuidar a la humanidad de las amenazas terroristas como peligrosas. Olivia Brown es la jefa de departamento de preparacion y defensa Nacional, es la mejor agente en los últimos tiem...
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La mujer de la habitación 98 se preparaba para dormir, se aseó, removió la mascarilla nocturna, se puso el pijama al terminar de acomodar la cama. Había dejado todo limpio, reorganizó las tareas pendientes para el día siguiente, luego de despedirse de su madre por skype pudo recostarse esperando conciliar el sueño. Las luces estaban apagadas, el silencio junto con el viento, que se filtraba por la ventana, parecía una canción de cuna que la arrullaba, la única iluminación provenía de la luna y de algunos faroles de las calles de Italia.
Ya era de madrugada, la mujer de a poco se iba quedando dormida, pensaba en todo lo que hizo para llegar hasta donde estaba. Discutió con su esposo luego de descubrir su infidelidad tras años de matrimonio, no quería ver a nadie, pidió el divorcio, hizo sus maletas, sacó un vuelo hacia cualquier lugar de Europa. Su madre y hermana estuvieron preocupadas por ella, la llamaban todo el tiempo, se marchó sola, estando devastada, tenían miedo que hiciese una locura. Les repitió muchas veces que se encontraba bien.
La morocha se acomodó mejor, su respiración se acompasa, cayendo despacio en los brazos del morfeo, no tan profundo. Alguien tocó dos veces la puerta, pero no lo escuchó. Los ruidos de unas pisadas llenaron el interior, tampoco los sintió. Entonces fue el viento el encargado de despertarla, una caricia suave en todo el brazo fue suficiente para que aquella mujer abriera los ojos.
Estaba oscuro, prendió la luz de la lámpara del mueble a lado de la cama, no vio a nadie por más que se hubiera iluminado toda la habitación, se frotaba los ojos intentando ver mejor su alrededor. No había nada, se encogió de hombros, pensando que se trataba de una pesadilla, estiró su brazo hacia su celular para ver la hora, 02:16 a.m.
Se dio vuelta para seguir durmiendo, palmeó la almohada en la que estaba su cabeza, soltando una exhalación tranquila, volviendo a cerrar los ojos. Pero al instante los abrió de nuevo, se levantó despacio, quedando sentada en la cama, no había nadie más que ella.
La mujer puso sus pies fuera de la cama, se cubrió con la bata de dormir acercándose a la mesita de noche, uno, dos, tres pasos. Todo parecía estar igual, salvo por el insistente sonido del reloj, que marcaba los números en rojo, el ruido se hacía más fuerte cada minuto. Lo tomó en sus manos, no recordaba haber puesto una alarma, ni menos a esa hora, intentó apagarlo pero no pudo. Lo sacudió, apretó todos los botones pero no cesó.
Escuchó de repente un estridente sonido de un objeto romperse, la asustó y se dio vuelta automáticamente, evocó haber pedido servicio a la habitación, ella misma limpió los servicios sucios y los dejó en una mesa ratona. Caminó hasta donde creyó se produjo el ruido, pero al mirar al suelo no había nada roto, ni tampoco trozos de algún objeto. La mujer se agachó para inspeccionar bajo los muebles, no encontró nada, todo estaba en su lugar.
Se puso de pie, asegurándose que era imaginación suya, estaba por volver a la cama, cuando escuchó que alguien intentaba abrir la puerta, eso la detuvo en seco. Miró el cerrojo de la puerta que se movía de un lado a otro, ella había ido a ese viaje sola, no conoció a nadie en el hotel, aúnque podría tratarse de los empleados del hotel. No se sentía segura, el pomo de la puerta no dejaba de vibrar a causa de la fuerza que usaba quien estuviera del otro lado, se quedó quieta unos segundos para decidir que hacer.