•°•CAPÍTULO 29: DUDAS•°•

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Por su parte, Senku avanzó con Kohaku a través de los árboles que ocultaban a la aldea. Gracias a la tensión que se había generado antes, cuando ese chico Ukyo, supuesto amigo de Gen le hizo tantos cuestionamientos, su estado ahora, no era el más óptimo. 

Sus feromonas se habían descontrolado. Las emociones de su omega habían querido salir a la luz y una serie de intensos escalofríos le golpearon la columna, tanto que incluso le estaba costando caminar en línea recta, pero pretendía hacerlo. Como siempre, con su gran fuerza de voluntad avanzó como si nada, construyendo una capa que le cubriera ante las miradas extrañas, no iba a permitir que nadie lo viera vulnerable, no iba a permitirse mostrarse vulnerable; porque no quería volver a ser encasillado en su rol de omega una vez más, después de haber avanzado tanto. 

Agradeció que Kohaku llegará justo en el momento más oportuno para sacarlo de ahí e impedir que Gen y todos los demás alfas del lugar se dieran cuenta del descontrol de sus feromonas, también le beneficiaba el hecho de que los pertenecientes a la aldea no pudieran reconocer el aroma.

—¿Dónde esta?—le cuestionó a la chica. 

—Con Kaseki—respondió Kohaku. 

—Ya veo, ¿Ha estado inquieta?

—Ella no puede quedarse quieta, es algo que aprendió de ti—sonrió—. Pero descuida, no he dejado que se acerque a esos extraños así como me lo pediste, ha estado jugando con los demás niños de la aldea, pero preguntó por ti, porque no pudo dormir muy bien anoche que se quedó conmigo. 

—Lamento la molestia.

—Esta bien. ¿Pero tan siquiera dormiste ayer?, no regresaste a la cabaña.

—No tuve tiempo para eso. 

La chica formó una mueca, su pequeña conversación llego hasta ahí, hasta encontrarse a solo unos pasos de llegar a donde el viejo Kaseki, donde decidió volver a expresarse. 

—¿Vas a verla en ese estado?

—¿De qué hablas?

Kohaku frenó sus pasos en seco—Así como estás de tenso.

—Son imaginaciones tuyas, leona—desvió su mirada.

—¿Ah sí? Bueno, si no estás tenso explícame qué haces sosteniendo ese pedazo de tela en tu puño. 

Senku también se detuvo. 

Subestimó la perspicacia de la chica, era casi imposible que Kohaku no se percatará de aquel trozo morado que guardaba con recelo entre su puño sosteniéndolo cerca de su nariz, en un intento de aspirar el ligero rastro a flores de las feromonas de Gen. 

Kohaku giró hasta voltear a ver a Senku cara a cara—Siempre que te encuentras en una situación difícil o quieres relajarte lo sacas, lo has hecho durante estos cinco años—comentó casi recriminándole—. Senku, ¿hasta cuándo piensas explicar lo que esta pasando? Tal vez para ti y para ellos sea fácil de entender, pero todos los que no formamos parte de la época moderna alguna vez, no estamos entendiendo nada. ¿Por qué están aquí?

—Eso es muy fácil, ya has visto que he despertado a sus líderes, por eso vinieron. 

—Bien, entonces dime algo más—le reto con la mirada—¿Quién ese ese hombre con el cabello mitad negro, mitad blanco y por qué te tiene tan alterado desde que lo viste?

—No es nadie.

—¿Por qué sabía nuestros nombres?

Senku se encogió de hombros y avanzó de nuevo tratando de pasar de largo a la chica. Pero Kohaku no lo iba a permitir, no quería quedarse insatisfecha.

"Para Estar Juntos" [GenSen Omegaverse] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora