LONDON BOY [[GEORGE RUSSELL]]

Capítulo 34

Spa, Francorchamps, Belgium

Ava

Estaba profundamente dormida cuando siento suaves besos en mi rostro. Mi mente aún adormilada trata de procesar lo que estaba sucediendo antes de abrir los ojos.

—Bonito, quédate quieto, ¿quieres? —Dije en tono de broma, sabiendo que mi novio podía ser un poco inquieto.

— ¿Eres muy dormilona, sabes?—Responde George, puedo imaginármelo sonriendo, estiro mi mano para agarrar mi celular y ver la hora. Es muy temprano.

Me giro hacia él, veo su rostro iluminado por el sol que empieza a salir.

—Son las 6 de la mañana—Me quejo.

—Tenemos trabajo— Niego con la cabeza divertida, me acercó al inglés y hundo mi cara en la curva de su cuello.

—Te recuerdo, que yo no tengo reuniones —Mi trabajo por lo general, no es hasta las 8, así que me queda una hora al menos para dormir.

—Pero yo sí—Siento sus labios besar mi cuello, produciendo cosquilleo.

—No es mi culpa, tú eres el piloto, tu debes entrenar más, revisar con los ingenieros —Me separó de él, veo esos ojos verdes que tanto me gustan, le doy una pequeña sonrisa— será mejor que te apures, no vaya ser que Toto te busqué y sepas que no dormiste en tu habitación.

—Bueno, le podría decir que tu insistes y por eso estoy aquí—Se ríe.

—¿Si sabes que no te creerá?—Alzó una ceja.

—Porque yo siempre tengo que ser el malo, puedes ser tu la que me secuestro y me trajo a su habitación—Propone con humor.

—No te creerá eso, George. Toto te conoce lo suficiente como para saber que la mala influencia eres tú— Le respondo con una mirada cómplice.

George se río ante mi comentario y asintió con complicidad. Dejó un par de besos en mis labios.

— Buenos días, corazón.

—Buenos días, bonito—Dejo otro beso en sus labios, antes de que lo viera levantarse de la cama.

—Me voy a bañar, tu sigue durmiendo,

Aproveché su sugerencia y me acomodé nuevamente entre las sábanas, pero aunque intente dormirme, no pude hacerlo en su lugar un pensamiento se me atravesó.

 Con movimientos suaves y silenciosos, me levanté de la cama y me dirigí hacia el baño. Al llegar, me detuve un momento frente a la puerta de cristal, observando la figura de mi novio a través de ella mientras se bañaba. 

La luz del baño creaba un aura suave alrededor de él, destacando los contornos de su cuerpo.

Con movimientos cuidadosos, me deshice de mi pijama, dejando al descubierto mi piel bajo la tenue luz del baño.