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Lali

Tamborileo mis dedos sobre la mesa de la sala de juntas, la suela de mi zapato golpea la losa al mismo ritmo.

—Tranquila —Bill, el abogado de confianza de mi padre coloca una mano sobre mi hombro—. Si comienzas a arrepentirte, si hay algo en lo que no estés de acuerdo, solo debes decirme.

Asiento, es todo lo que puedo hacer. Dirijo la mirada al reloj, hace cinco minutos que Peter Lanzani debió de haber llegado, una parte de mí mantenía la esperanza de que no se presentara, de que se arrepintiera en el último segundo y decidiera no firmar el contrato.

Papá también está en la sala, se ha mantenido en silencio desde que ingresamos y apenas me mira. No hemos hablado mucho, sé que está enojado, mamá también lo está, ninguno de ellos está de acuerdo con esto, es una locura, lo sé bien pero no hay nada más que pueda hacer.

Marcus dijo que podía darme toda la información necesaria sobre Peter, y aunque realmente no estaba interesada en conocerlo, preferí hacerle caso antes de agotar su paciencia, otra vez.

Peter Lanzani, veintidós años, un popular, pero no lo suficiente, jugador de Hockey sobre hielo. Según la información de Marcus, Peter es conocido como "el chico bueno del hockey", una reputación intachable, sin adicciones, sin problemas con la prensa, una tranquila y casi inadvertida carrera deportiva.

Hubiese sido inteligente buscar alguna fotografía de él, o alguna red social, sin embargo, preferí no hacerlo. Quería verlo por primera vez aquí.

—Llegaron —mi pulso se dispara cuando Scott habla. Se incorpora acomodándose el saco y resoplo. No me molesto en levantarme, permanezco sentada sobre mi cómoda silla intentando aparentar que no estoy a punto de sufrir un maldito colapso nervioso.

En el instante en el que las puertas se abren, dejo de respirar, Tres hombres entran primero, y luego, Peter Lanzani.

Parpadeo cuando consigo verlo, porque es él...es el chico del restaurante. Ese al que le di un autógrafo horrible y, comparado a esa vez, en esta ocasión no tiene intención alguna de mostrarse amable.

Los hombres se presentan como Timmy Benson, el agente de Peter. Frank Rogers, su entrenador y Daniel Beckham, su abogado.

—Lali —dice Timmy con una sonrisa—. Es todo un placer conocerte.

—El placer es mío —murmuro, aunque no tengo idea de quienes son.

Peter no se molesta en hablar, parece tan incomodo con esto como yo así que deduzco que tampoco está aceptando el trato de buena manera.

—Bueno, si están de acuerdo, comencemos —Bill abre el par de carpetas, mi padre se mantiene detrás de mi cuerpo, cruza los brazos por el pecho sin apartar la mirada de los documentos que los hombres comienzan a explicar.

Intento prestarles atención, no se extienden mucho porque se suponía que ya nos lo habían explicado de manera individual, y vaya que Marcus lo hizo.

—Salir con otras personas mientras el contrato está vigente lo hará nulo —dice Bill—. Y la parte que infrinja la cláusula tendrá que pagar la cantidad establecida. El contrato es de un año iniciando desde hoy y al terminar, deberán esperar al menos cuatro meses antes de dejarse ver con una nueva pareja.

Bill mira directamente a Peter, quien lo único que hace es encogerse de hombros.

—Supongo que lo tienen claro —dice Scott—. No hay mucho que decir al respecto.

—Si ella lo arruina, ¿Qué pasará? —la voz aburrida de Peter se deja escuchar.

—¿Qué? —Scott lo mira y yo me siento indignada.

365 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora