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Lali

A pesar de que la operación de Peter resultó ser un éxito, el medico decidió dejarlo sedado tres días más.

Dijo que Peter podría estar confundido al despertar, y probablemente no recordara con claridad lo que ha ocurrido. Dijo también que no sabían si la operación en su ojo derecho ha funcionado o no, al menos no hasta que él despertara.

Nos advirtió también de las secuelas que el traumatismo pudo dejar, Peter podría experimentar dolores de cabeza por el resto de su vida, y no sabían si sus funciones básicas estarían comprometidas.

Fueron los tres días más infernales de toda mi existencia, estar en la incertidumbre nos consumía a cada segundo en el que él seguía sin despertar.

Hunter Carson vino al hospital, fue sorprendente verlo lucir en serio preocupado, y vino en nombre de los Boston Bruins para ofrecer todo el apoyo que Peter pudiera necesitar. Se ofrecieron incluso a hacer un traslado en uno de los mejores hospitales de Boston para su atención, pero las indicaciones del medico sobre que no era recomendable un traslado a tan poco tiempo de la operación frenaron los intentos del hombre.

Permaneció varias horas en la sala, habló con los padres de Peter y mientras lo hacía, una parte de mí quería considerar que mi chico todavía tendría la oportunidad de tener el fichaje por el que tanto ha esperado.

—Hoy los chicos vinieron —informo mientras me coloco al costado de la cama, mirando a Peter —el Chino dejó un arreglo floral que seguro costó una fortuna, pero gracias a eso la habitación huele delicioso.

El medico había dicho que mientras estemos con él, hablásemos tanto como nos fuese posible. Que le contáramos nuestro día, que ayudáramos a su mente a reaccionar. Su madre se había ido a descansar y su padre estaba almorzando, Grecia está en la escuela así que mientras tanto, me he ofrecido a estar con él.

—Han pasado tres días, y el médico dijo que hoy dejarían de suministrarte los medicamentos que te hacen dormir —extiendo la mano para acariciar su rostro con suavidad —quiero pensar que tan pronto pase, vas a despertar. Y que estarás completamente bien para seguir persiguiendo tus sueños.

Mis ojos lo recorren, mis labios se crispan en una sonrisa mientras me fijo en cada facción de su rostro.

—Todos creen que tienes tu fichaje asegurado con los Boston Bruins, ¿no es eso estupendo? —inquiero tomando asiento junto a la cama —no puedo esperar por verte en ese uniforme, seguro lucirás tan apuesto como con el de los Halcones Rojos.

Tomo una corta inhalación, repitiéndome que no puedo quebrarme justo ahora.

—Te echo de menos —admito —han pasado tres días que se sienten como el infierno, chico bonito. Te echo de menos cada segundo, necesito que despiertes. ¿Eso me hace egoísta? Querer que despiertes porque te necesito a mi lado, y porque estoy tan enamorada de ti que no puedo seguir en esta angustia, Peter.

Extiendo la mano para tomar la suya y acaricio la zona del dorso.

—Pero esperaré, seré paciente, lo juro —me inclino hasta posar los labios sobre sus nudillos —voy a esperar el tiempo que necesites, juro que no me iré a ningún sitio. Me quedaré a tu lado.

Un suspiro abandona mis labios mientras me incorporo y me muevo por la habitación. La enfermera que atendía a Peter ingresa y me saluda con una sonrisa amable. La sigo con la mirada mientras comienza a revisar los signos vitales y cuando termina, la puerta vuelve a abrirse permitiéndole la entrada al médico y a Pablo.

El médico se asegura que todo esté bien y cuando es así, gira hacia Pablo e informa que dejarán de suministrarle los sedantes.

—Despertará poco a poco, es posible que esté confundido, así que no lo presionen —pide —estaremos al pendiente de él todo el tiempo, solo debemos dejar que su organismo consuma el resto de los sedantes y entonces sabrá que hacer.

365 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora