CAPÍTULO 3 - POR: Isabella Johnson.

177 22 0
                                    

Dejo que me agarre de la mano y juntos caminamos hasta el parqueo, Rose viene cogida de mi otra mano porque la voy jalando, y finalmente llegamos hasta adonde está estacionado el Jeep todoterreno color negro; como es bastante alto, Fernando me ayuda a subir en el asiento del copiloto, y luego ayuda a Rose a que suba en el asiento de atrás.

—¿Qué hiciste para convencer a tu papá para que te prestara su juguete más preciado? —le pregunta Rose.

—Mamá anda mi coche porque el de ella está en mantenimiento, y se lo dan hasta mañana, así que tengo luz verde para usarlo hasta entonces —nos cuenta feliz, mientras cierra el techo—. Supongo que no quieren despeinarse —dice viendo a Rose por el espejo retrovisor.

—¡Supones bien! —contesta ella acariciando su cabello.

Como atraída por un imán, mi mirada se dirige hacia el vehículo de la par, un deportivo color plata, poco a poco va bajándose el vidrio dela ventana del conductor, y me encuentro con una mirada seria, por parte del dueño de esos hermosos hoyuelos que hoy no se dejaron ver porque él se negó a sonreír.

Sin gesticular ni una palabra, ni esperar a que lo salude, hace una salida racing de su sitio de estacionamiento.

—¡Wow! —Exclama Fernando—. ¡Ese es el juguete que yo desearía tener!

Entre Rose y él comentan unas cuantas cosas sobre coches racing, y no sé qué locuras más, mientras yo me quedo pensando, en la razón del cambio de actitud del chico que lo conducía. ¡No hace ni media hora de que estuvimos hablando tranquilamente!, y hasta quedamos en salir mañana, «¡de compras!, para reponerte algo que considera que es su responsabilidad», me recuerdo, obligándome a bajar de la nube.

Fernando nos lleva a la universidad, y entra como oyente al aula para escuchar nuestra exposición.

Cuando terminamos las chicas se acercan a nosotras como si fueran abejas a la miel, ¡obviamente la miel es Fernando!; Rose que es más directa, se las sacude como moscas y quedamos nuevamente los tres solos, y nos vamos a mi apartamento, ahí nos vamos a arreglar y por la noche nos vamos a encontrar en la disco con los demás.

Desde el primer día en la universidad, hicimos clic con Rose, ella se estaba quedando en una habitación cerca de la U, y luego de un tiempo de conocernos y de consultar con Erick, le ofrecí que se mudara con nosotros, porque su casera era muy delicada y molestaba por todo, y desde entonces vivimos juntas.

En vacaciones ella se va a donde su familia en Tacoma, a veces la acompaño o me acompaña ella a donde mis papás, nos cuidamos mutuamente y en mi familia se le quiere como un integrante más, hasta Jessica le tiene aprecio, ¡y esto que en un inicio tenía celos de ella!

Jessica, es la novia de Erick, y están por casarse, mi loco hermano por fin sentó cabeza y le va a entregar las riendas de su vida a su adorada novia, ¡con quien tienen más de tres años de andar!, y tengo que reconocer que Jess es genial, aparte de ser mi cuñada, es una muy buena amiga.

Cuando se acerca la hora de que nos vayamos a la disco, dejamos solo a Fernando para ir a arreglarnos, él bromea diciendo que quiere ayudarme, y lo mando a la chingada, a lo que responde que no sé de lo que me pierdo al rechazarlo.

Al llegar a la disco ya están aquí Lily y Tomy, han pedido un balde de cervezas, pero pedimos otro para no quedarnos sin nada, July, Davi, y Allan, no tardan en unírsenos y el grupo se nos ha hecho grande.

Nos entretenemos un buen rato comiendo y tomando, y de pronto a Lily y a Davi se les da por bailar, Fernando no tarda en pedirme que vayamos también y le digo que si justo cuando ponen un bloque de merengue.

Ponen un tipo de música que no me gusta bailar y regreso a la mesa, en donde han quedado Rose, Allan y Tomy, me cuestionan por qué dejé de bailar y le echo la culpa a la música, saco el teléfono y lo reviso, encontrando la agradable sorpresa de que el hombre que me ha robado suspiros ¡me ha escrito!

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora