CAPÍTULO 6 - POR: Isabella Johnson.

165 22 0
                                    

—Damon es mayor que yo, y Vanesa es menor, diez años para ser exactos —me cuenta tomando de su café.

—¡Wow!, con Vanesa se llevan bastante.

—Sí, creo que se les escapó a mis papás —supone riendo—. Es la tiernita de la casa, Y tú, ¿tienes hermanos? —quiere saber hoy él.

—Uno, se llama Erick, es mayor que yo por dos años, pero me trata como si fuera quince años menor que él —me quejo.

—Así son los hermanos mayores, aunque en realidad no lo hacen porque sean mala onda, es porque quieren cuidar de nosotros —me asegura serio—. Lo sé porque me ocurre con Vanesa —me comenta.

—¡Ya sé! —le respondo—. En realidad mi hermano es un sol conmigo, y me encanta que me cuide, ojalá que no cambie hoy que va a casarse —le comento, sintiendo nostalgia al respecto.

—Siendo que solo es dos años y medio mayor que tú, ¿tendrá cuánto?, veintidós años —quiere saber—. ¿Piensa casarse tan joven?, ¡Embarazó a la novia! —supone.

—No, Jess no está embarazada que yo sepa —le respondo—. Y Erick tiene veintiséis años y meses —le aclaro.

—En serio, ¿tienes veinticuatro años? —me pregunta asombrado—. Te ves bien jovencita, ¡iba a preguntarte si tenías mayoría de edad! —comenta sorprendido.

—¡Gracioso!, a las mujeres nos gusta que nos vean jóvenes, ¡pero de preferencia mayor de edad, ¡además no creo ser tan traga años!

—¡De verdad!, me sentía un asalta cunas estando contigo —confiesa riendo.

—Es extraño ver a un anciano saliendo con una joven —le respondo en modo serio —burlándome de él.

—¡Tampoco estoy tan viejo! —se defiende.

¡Obviamente no!, tendrá acaso la edad de Erick, sino porque menos, se ve incluso más joven que él.

—¿Cuántos años tienes? —le pregunto queriendo salir de dudas.

—¿Cuántos me consideras? —quiere saber él viéndome a los ojos.

—¿Cuarenta? —le respondo bromeando, él por poco se atraganta con su café, y yo me rio de su reacción.

—¿En serio te parezco tan viejo? —pregunta indignado.

—No, ¡tendrás entre veinticinco y veintisiete! —le respondo—. Te ves como de la edad de mi hermano.

—Tengo veintiséis, voy a cumplir veintisiete en dos meses —me aclara.

—Genial, yo cumplo en diciembre —le cuento—. ¿En qué fecha cumples?

—¡El cuatro!, ¿y tú? —quiere saber.

—¡El ocho de diciembre!, por poco y nos toca una sola celebración.

—¡Te habrías quedado sin pastel! —le advierto

—Hubiéramos comprado dos o uno grande —comenta llevándose a la boca la cereza que había hecho a un lado, y yo como idiota veo como la chupa antes de desaparecerla—. Y sería del sabor que prefieras.

—Amo el de caramelo, ¡tanto!, que me comería una porción diaria —le confieso.

—Por tus curvas perfectas pareciera que llevas una dieta estricta —me responde—. Y de no ser porque he sido testigo de que si comes postres, ¡no creería que consumes alimentos altos en calorías!

—No suelo reprimirme de disfrutar de la comida, solo que me acostumbré desde pequeña a hacer ejercicio —le cuento.

—¡Es lo ideal!, te mantienes en forma y no te matas de hambre —coincide.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora