El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDAD

CAPÍTULO 42 - POR: Isabella Johnson.

Erick ni siquiera tuvo el valor de decírmelo él, le dijo a Rose para que ella me lo confirmara, al menos con mi amiga no tengo que refrenar mis sentimientos, y no hubo necesidad de disimular el dolor que semejante bomba ocasionó en mi corazón. Prácticamente el mundo se me derrumbó nuevamente, con todo lo del cuento de la trampa, ya hasta había comenzado a sentir lástima porque se hubiesen visto en semejante situación, pero ya confirmar que hay niño a bordo es otra cuestión.

No voy a engañarme ni a ponerme en una penosa situación, un hijo es para toda la vida, y me conozco lo suficiente para saber que me frustraría tener que estar compartiendo a mi marido con otra mujer, ¡qué importa que sea solo por cuestiones concernientes al niño!, «sé que eso me diría Lex», ¡pero no lo soportaría!

Según la amiga de Jess, la tipa que ocasionó todo este lío, lo hizo con el fin de tenderle una trampa a su marido, quien se supone tenía una relación con Eliana; la cuestión es que no fue con él que le hicieron la encerrona a la señorita Remwhite, sino que con quien se supone ese día pondríamos fecha para nuestra boda, al final, le pusieron una demanda a la tipa, ¡pero eso no resuelve nada del caos que ocasionó en nuestras vidas!

Cuando finalmente tuve el valor para enfrentar a Alexander, me entristeció aún más ver lo delgado y demacrado que está, es obvio que ha estado alimentándose mal, y seguramente trabajando en exceso, aunque para ser honestos, ¡yo no estoy mejor que él, pero en mi caso me ha afectado mucho la colitis nerviosa que tengo y que siempre me pasa factura cuando estoy sometida a tanto estrés.

Aunque me cabreo que me lo sacara en cara, ¿cómo se atreve?, ¡si él es el causante de que esté así!, además, con una mujer embarazada, ¡tiene que dejar de preocuparse por mí y comenzar a hacerlo por quien será la mamá de su hijo!

El destino tiene que estar riéndose de nosotros, seguramente hasta debe de haber comprado palomitas de maíz y se tiene que haber sentado cómodamente a ver ¡cómo nos jodieron la vida!, ¡ya sea que haya sido el resultado de una trampa o por simple casualidad!

No fue nada fácil el enfrentarlo, cada diez por diez moría de ansias por dejarme envolver en sus brazos y permitir que me convenciera de que todo seguiría igual en nuestra relación, pero saqué valor al recordar que siempre me dije que no me interpondría entre un niño y su papá, fui testigo de la vida que le tocó llevar a mi pobre prima con su papá.

Con el fin de nuestra relación le dejé claro que no lo quería cuidándome ni siguiéndome los pasos, ya no tenemos nada que ver el uno con el otro, por tanto que haga con su vida lo que quiera, ¡que yo pienso hacer lo mismo!

Y mi primer paso es mudarme a Vancouver, ¡deseo un nuevo comienzo!, aunque soy consciente de que no me será fácil, e incluso pienso que Lex tenía razón cuando dijo que nunca lo podré olvidar, «¡lo amo y voy a continuar haciéndolo por quien sabe cuánto tiempo más!»

Pero no me pienso dejar morir, él va a tener a un hijo que en algún momento posiblemente se convierta en su motor para seguir adelante, yo me tengo a mí y a mi trabajo y pienso utilizarlo de flotador para salir adelante, más adelante el destino dirá que tiene para mí.

Hoy me toca presentarme a mi primer día de trabajo en el Hill, dudaba si era el mismo de la familia de Benjamín, pero me lo confirmó Irina, no he tenido la oportunidad de hablar con Ben, porque no quiero estar dando explicaciones de lo ocurrido con Lex. Y como no ha venido aun mi coche, Rose me ha dado un aventón.

—¿Traes tu lonchera? —me pregunta ella burlándose.

—Sí, con el sándwich y la manzana —le respondo siguiéndole la corriente, logrando sacarle una sonrisa verdadera.

—Si alguna de tus compañeritas te molestan, ¡me llamas! —Me pide justo en el momento en que me estoy bajando del coche—. ¡Mis puños están inquietos! —comenta, haciendo alusión de las ganas que dice tener por medirle el rostro a Eliana.