CAPÍTULO 30 - POR: Alexander Black.

87 11 0
                                    

—Comprendo señor Black, ahora mismo voy a reunirme con el equipo de seguridad del hotel, Larry y Frank están revisando los videos de seguridad, para identificar al tipo que les dio las bebidas, lo mantendré informado, con su permiso —me dice saliendo de la oficina.

Me quedo sentado un poco más, presionando mi cabeza con los dedos, duele tanto que siento que va a explotar, pero quiero salir de aquí, no soporto toda esta mierda un minuto más, tengo cólera, coraje, rabia.

¿Quién se habrá atrevido a hacerme esto?, ¿y por qué razón?, dudo que alguno de mis competidores comerciales caiga tan bajo como para atreverse a semejante vileza, pero no importa, sea quien sea, tendrá que pagar el haber puesto mi relación con Isabella en una cuerda floja.

—Me voy —le digo a Eliana, poniéndome en pie—. Si surge algo me avisas, trata de descansar y cuando Milton te mande lo que sea que consiga para el malestar que tienes, tómalo, ¡te vendrá bien!

Eliana ha sido mi amiga desde que éramos niños, siempre nos hemos querido como familia, nunca hubo entre los dos ningún tipo de malicia que nos hiciera pensarnos como pareja, así que me siento asqueado, ¡como una mierda!, por haber estado con ella.

—¿Estás bien? —le pregunto al ver que no me deja ver su rostro.

—¡Voy a estarlo! —me responde aun sin verme.

—Oye, disculpa si te he hecho sentir responsable de toda esta mierda —le pido.

—No te preocupes, ya va a pasar todo y volveremos a la normalidad.

—Quisiera creerte, ¡pero normalidad significaría estar planificando mi boda con Isabella!, y dudo que eso ocurra tan fácilmente.

—¡Lo siento! —me responde.

—Ve a descansar, y llámame si surge algo —le repito, dejándola sola.

Saco el teléfono y le marco a Milton.

—Milton, me voy para el apartamento, me mantienes informado de cualquier avance que tengas —le pido.

—Sí señor Black, estamos siguiéndole la pista al tipo por medio de las cámaras de seguridad —me responde.

—Bien. —le digo colgando.

Conduzco como si fuera en automático, no puedo borrar de mi mente la cara de tristeza, y desolación de Isabella cuando entró en la habitación, y nos vio con Eliana, ni aunque le diera toda mi sangre, podría compensarla por el dolor que le he causado.

Llego al apartamento y lo primero que hago es darme una buena ducha, me pongo ropa fresca y me tomo unos hidratantes, le marco a Isabella, pero sigue sin contestarme, así que tomo las llaves de mi auto y me dirijo al apartamento de ella, tiene que estar ahí, no creo que se haya ido para adonde sus papás.

Ojalá y ya esté más calmada y me dé la oportunidad de explicarle, tiene que comprender que no es algo que yo haya planificado hacer, por mi cuenta nunca la engañaría, para qué querría estar con otra mujer, ¡si con ella lo tengo todo!

Entro en el edificio y se me hace extraño que no esté Aston haciendo guardia, pero igual saludo al tipo que está, llego al apartamento de ella y comienzo a tocarle la puerta, le toco y le toco y nada de nada.

Le mando mensajes de texto suplicándole que me deje explicarle, que me escuche y tampoco los contesta, sé que está cabreada por lo que vio, pero tiene que saber que me siento igual o peor que ella.

¡Al menos con la ducha con agua helada, logré disipar la erección que tenía!

—Amor, ¡por favor! —le digo por si está escuchando—. Nos están esperando en el yate, tenía planeada una sorpresa para ti, por favor no me hagas esto, escúchame.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora