CAPÍTULO 43 - POR: Isabella Johnson.

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—Sí, Berenice era la más ilusionada con eso, decía que vivir ahí sería como pasar todo el tiempo de vacaciones —le cuento recordando lo feliz que estaba Berenice con la idea. Patrick sonríe y me dice.

—Que bien que lo viera así, aunque después de un tiempo es probable que ya no le siga pareciendo tan divertido.

—Cuestión de gustos ¡Creo!, hay quienes aman la playa, otros la montaña, e incluso se aprende a ser feliz con el ruido y el humo de la ciudad —le recuerdo.

—¿Y a ti que te gusta? —me pregunta sin dejar de verme con esa mirada intensa, que me recuerda a los ojos de Alexander.

—Me gustan las tres —le respondo desviando la mirada, para no concentrarme en el recuerdo de los ojos de Alexander, «parece que mi nuevo amigo no me va a poner fácil olvidar a mi ex»—. Amo de igual forma ir a la playa o a la montaña, ¡y en la ciudad paso la mayor parte del tiempo!, y también lo disfruto.

—Es un alivio porque te va a tocar trabajar en los tres ambientes, el primer hotel que vamos a restaurar va a ser este, quiero que le remodelemos buena parte del club, y la zona de las canchas —me cuenta.

—¡Que emoción!, si quieres hacemos un recorrido ahora mismo para ir adelantando algo, mientras se define el equipo de trabajo que me va a apoyar.

—¡Por supuesto!, la gente de recursos humanos ya está trabajando en eso, ¡más tarde puedes reunirte con ellos para que revisen que tanto han avanzado! —me propone levantándose y yendo a su escritorio para coger el celular.

—Muy bien, ya lo apunté —le respondo contenta, «el trabajo me alegra»

—¿Estás quedándote con algún familiar? —pregunta regresando a donde estoy.

—Podría decirse, es mi mejor amiga pero como si fuéramos hermanas, ¡recién se mudó también!, tendrá algo más de un par de meses de estar en la ciudad —le cuento levantándome y caminando junto a él, que va a guiarme en el recorrido.

—¡Dos chicas solas y nuevas en la ciudad!, si necesitan ayuda, por favor no duden en contactarme —me pide.

—Te agradezco pero, ¡ya me has ayudado dándome trabajo! —le respondo saliendo primero de la oficina, el sostiene la puerta abierta para mí.

—No te estoy haciendo un favor con eso, te contrató mi equipo de recursos humanos por el talento que tienes, ¡no me involucré en lo más mínimo!, confío en ellos y sé que hacen las mejores elecciones de personal, y prueba de ello, tú estás aquí —dice con una enorme sonrisa que ilumina sus hermosos ojos.

«¡No!, no puedo continuar comparándolos con los de Alexander, los de Patrick son un poco más redondos que los de mi amor», me contradigo.

—Muchas gracias, voy a dar lo mejor de mí para no quedarles mal ni a tu equipo de recursos humanos ni a ti —me comprometo desde ya.

—¡Confío en que lo harás!, se nota que eres una luchadora —comenta de pasada, pero con un tono de voz de admiración, pareciera que está al tanto de lo ocurrido con Alexander, «debe de haberte investigado», ¡me digo avergonzada de lo patética que le debo parecer!

—¿Tú vives muy lejos de aquí? —le pregunto queriendo saber un poco más de él, es el hermano de un buen amigo, ahora mi jefe y casi amigo, ¡tengo que ser cortés con él, como él está siendo conmigo!

—Usualmente, me quedo en una de las suites del hotel, ¡la casa es muy grande!, solo la utilizamos cuando viene la familia, ¡y he estado posponiendo la compra de un apartamento, porque por lo general ando de aquí para allá!

—¿Te acostumbras a vivir en un hotel? —quiero saber.

—Es funcional, pero no sustituye la comodidad e intimidad de una casa.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora