CAPÍTULO 39 - POR: Alexander Black.

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—El viejo es un retrograda, ¡Eli no debería de hacerle caso!, mira a mi mamá, quiso chantajearla si me apoyaba y no lo logró, ¡él sabe que si sigue así terminará por quedarse solo!

—No sé, temo por la decisión que Eli pueda tomar, y prácticamente le dije que nos casaríamos, solo le pedí tiempo para asimilarlo —le confieso, ante sus ojos de sorpresa, agrego—. Hay decisiones duras que tomar, y esta es la más difícil.

—Tal vez puedas enamorarte de Eli con el tiempo —me sugiere—. Al fin que siempre se han llevado muy bien.

—Eso es imposible Dom, Isabella es todo lo que siempre he querido en una mujer, y sabes que Eliana siempre ha sido más como una hermana para mí.

—¡Entonces estás jodido! —me responde tomándose de un solo él whisky que tiene en su vaso.

—Toda esta mierda está pasando por la culpa de esa maldita bruja —le digo pegando con mi puño en la mesa, y sintiendo ganas de hacerla sufrir tanto como estoy sufriendo.

—Supo cómo joderle la vida a mi prima, y de paso te llevó en cuenta —comenta pensativo, luego reflexionando dice—. ¡Bueno brother!, ¡siendo consientes!, mi prima también fue víctima en toda esa mierda.

—¡Ya qué importancia tiene!, lo que me preocupa es que Eliana decida no tenerlo, y después tenga que cargar con eso para siempre —le confieso—. Además, tampoco me sentiría libre de culpa, y es obvio que a mi familia no le orgullecería mi actitud de cobardía —concluyo tomándome el resto del licor que tengo en el vaso.

José, otro de mis amigos, se nos une en la barra.

—Dame lo que sea que estos dos están tomando —le pide a Julio, el barman.

—Estamos tomando trago de hombres —le dice Dom riéndose.

—Dame dos entonces —le responde José riéndose.

—¿Tragos? —le pregunta el barman.

—No, ¡hombres! —Le responde José con sarcasmo y poniendo los ojos en blanco, pero riéndose—. ¡Por supuesto qué tragos! —le confirma—. Voy a ponerme al día con estos —asegura pegándonos en los hombros—. Hasta que te decidiste a sacar la cabeza de la oficina —me acusa—. Me dijeron que estabas aquí, y como no recibí invitación, ¡me autoinvité! —comenta tomándose su primer trago.

—No necesitas invitación para ver mi calvario, ¡pasa, siéntate, y ponte cómodo! —lo invito alzando mi vaso para brindar con él.

—¿Por qué brindamos? —me pregunta tomándose el resto de su bebida.

—Brindamos, porque es posible que muy pronto me convierta en un hombre muerto en vida —le cuento alzando mi vaso nuevamente, ante su incomprensión le explico—. Hoy prácticamente me amenazaron con que si no me caso, puedo irme despidiendo de la posibilidad de que nazca mi hijo —concluyo, tomándome todo el licor recién refilado en mi vaso.

—¡Vaya que sí estás muerto! —Me responde llevándose su segundo trago a la boca—. ¿Y qué piensas hacer?

—Por el momento, ¡tomarme todo el licor que sea capaz!, ya mañana decidiré —le respondo intentando reír, conforme de que no hay una salida en la que pueda ganar, de una u otra forma, ¡saldré trasquilado!

—En eso si puedo ayudarte —me responde—. Julio, que no se nos queden vacíos los vasos, ¡hasta que ya no podamos más! —le pide, Julio se pone a reír.

—¡Si se quedan dormidos no respondo! —nos amenaza Dom bromeando en tono coqueto, lo abrazo sabiendo que no habla en serio, él está claro de nuestra sexualidad y es muy respetuoso.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora