CAPÍTULO 50 - POR: Isabella Johnson.

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—Bella durmiente, ¡llegamos! —escucho a lo lejos decir a Patrick.

Poco a poco despierto y me doy cuenta de que estamos en el estacionamiento de algún lugar, vuelvo a verlo y siento que la vergüenza comienza a inundar mi rostro, ¿cómo carajos pude haberme quedado dormida?, ¡que va a pensar de mí!

Al parecer, si tendré que ir al médico, definitivamente necesito unas vitaminas con urgencia, «¡solo falta que en estos dos meses, me haya enfermado de anemia por no alimentarme bien!», digo para mí.

—Disculpa, no sentí cuando me quedé dormida —me excuso masajeándome el rostro, «espero que no me haya dado por babear», pido en mis adentros, riendo ante la idea—. ¡Por lo general no acostumbro a quedarme dormida cuando voy de copiloto! —me justifico avergonzada.

—¡No te preocupes!, es bueno que hayas descansado, el recorrido que dimos fue intenso y el clima está propicio —responde tranquilo, dándome su sonrisa sexy

—¡Me consideraba un buen copiloto!, porque por muy cansada que estuviera no lograba dormirme mientras estuviéramos en marcha, —Le cuento sorprendida de haber cedido tan fácilmente.

—¡A...! es que este chofer es mágico y conduce de maravilla!, —comenta jocoso de sí mismo—. Seguramente sentiste el recorrido como un arrullo —sugiere sin dejar de deslumbrarme con su sonrisa.

—¡Ni que fuera un bebé! —le respondo poniendo los ojos en blanco.

—Lo importante es que descansaste, ¿estás lista para que entremos?, tenemos que almorzar y se me ocurrió traerte a este lugar, ¡te va a encantar! —me asegura.

—¡No lo dudo si tú lo dices!, creo que el haber dormido me despertó el apetito, ¡muero de hambre!

—Estamos en el lugar indicado, aquí preparan un pollo a la naranja, ¡delicioso!

—¿Más sabroso que el que preparan en el hotel? —lo cuestiono sorprendida.

—¡No!, pero vale la pena venir, te va a gustar el lugar, tiene una vista impresionante —me cuenta.

—Vale la aclaración, porque estaba pensando en quejarme con Frank —le respondo, Patrick se pone a reír y agrega.

—De hecho, ¡Frank trabajó en este lugar por algún tiempo!

—¿Les robaste el Chef? —le pregunto sorprendida de que haya hecho algo así.

—¡No!, él renunció por su propio gusto, tenía otras pretensiones salariales y no se las quisieron cubrir.

—¿Saben quién eres y que les robaste el Chef? —lo cuestiono divertida.

—¡No me lo robé! —se defiende riendo—. Simplemente aproveché la situación y le di las condiciones que quería

—¡Me da miedo que nos echen algo malo en la comida!

—Descuida, el dueño del restaurante es mi amigo, ¡casi hermano!, no puso ninguna objeción al respecto

—Uf... ¡Menos mal!, no me gustaría que nos echen los perros en cuanto pongamos un pie adentro —le digo riendo, pero en serio aliviada.

Entramos y tal como él me dijo, el lugar es espectacular, tiene una vista paradisiaca a la montaña, la atención que brinda el personal es de primera, y en cuanto el dueño se entera de que estamos aquí sale a saludarnos.

Patrick me presenta como su amiga, y le cuenta que me estoy encargando de realizar la remodelación de los hoteles, por suerte ninguno de los dos hace referencia a los artículos que publicaron sobre ¡mi supuesta relación con Patrick!

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora