CAPÍTULO 5 - POR: Isabella Johnson.

162 21 0
                                    

—¡Lauren! ¿Aún no ha pescado marido? —Pregunta arrugando la cara como si estuviera asustado.

—¡Nop, dice que te está esperando! —le responde Rose divertida.

—¡Válgame Dios!, creo que siendo así, ¡me quedaré a vivir en Australia!

Los tres nos ponemos a reír, al poco tiempo de estar hablando de tontería y media, Fernando se despide de nosotros y se va a honrar su compromiso con su mamá, y después de qué medio almorzamos, Rose, se va a reunir con Eduardo; y yo me preparo para ir a comprar mi nuevo celular. Solo que pongo especial atención en mi vestuario, «una no se compra un celular nuevo todos los días ¡verdad!», me digo riendo frente al espejo.

Después de enviarle un mensaje de texto, en el que le digo en donde nos vamos a encontrar, me dirijo hacia el lugar, y no puedo evitar las mariposas revoloteando en mi estómago por la emoción de volver a verlo. Ya sé que es solo por el compromiso del teléfono, ¡aun así, me emociona!

Subo al tercer nivel del centro comercial y me dirijo hacia la tienda de celulares, busco a mí alrededor a ver si ya está aquí pero no lo veo, me distraigo observando los modelos que tienen exhibidos en vitrina, y de pronto escucho cerca de mi oído una voz sensual que pronuncia mi nombre.

—Isabella...

De inmediato me doy vuelta, y lo hago tan rápido que por poco me caigo, y quedo atrapada entre sus brazos, haciéndolo reír con su rostro muy cerca del mío.

—Al menos hoy evité que te cayeras —se jacta sonriendo y sin soltarme.

—Ajá —le respondo, viendo sus labios, pero creo que me sonrojo al sentir vergüenza porque no le quiero parecer patosa, y me doy cuenta de que el corazón ha comenzado a palpitarme a mil por hora.

—Te asusté, ¡disculpa!, solo intentaba sorprenderte —me asegura apartando un mechón de cabello de mi rostro, luego me toma del brazo y me ayuda a estabilizar—. ¿Entramos?, tenías algún modelo en mente —quiere saber, mostrándome esos lindos hoyuelos al sonreír.

—Cualquier versión después de esta estará bien —le respondo mostrándole el teléfono con la pantalla rota.

Nos dirigimos al mostrador en donde están los de gama más alta, y una muy atenta y sonriente dependienta se dirige a nosotros, ¡a él en especial!, ya que pareciera que no hace otra cosa que coquetearle, «¡piruja!», digo en mi mente.

—Algún color en específico —me pregunta él sin prestarle atención a la tipa.

—¡Ese es muy caro!, preferiría uno de menor gama —le respondo, viendo la vitrina en donde están; ¡este que él ha escogido tiene que valer el doble de lo que tenía planeado gastar!

—Este es mejor, de hecho pronto será sustituido por el nuevo modelo —me contradice sin prestar atención a lo del precio.

—Puede ser, ¡pero es muy caro!, no tenía pensado gastar tanto en el que comprara, así que uno de menor gama estará bien —le repito.

—Ya que vamos con el cincuenta y cincuenta, diría que gastarás similar a que si adquirieras uno mejor al que tienes.

—Aun así, ¡es mucho dinero! —le reprocho—. Cierto que está entre lo que consideraba gastar, pero no se me hace justo para ti, este ya estaba viejo —le digo mostrándole el aparato accidentado.

—No se trata de justicia, y tengo la impresión de que tú mereces lo mejor —me responde mostrando su hermosa sonrisa—. Así que no te fijes en el precio por favor.

—¡Claro que sí!, ¡no puedo aceptar un regalo tan caro de un desconocido!

—Auch —exclama tocándose el corazón con ambas manos—. Heriste mis sentimientos Isabela.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora