CAPÍTULO 24 - POR: Alexander Black.

85 12 0
                                    

Parpadeando varias veces logro estabilizar la visión y observo la habitación, me siento para probar como me responde el cuerpo y los mareos no se han ido por completo, bajo los pies de la cama y me presiono la frente; solo quiero que esta sensación pase, «mi princesa, que no le hayan dado a beber lo mismo», pienso volteando a verla para verificar que se encuentre bien.

Me quedo petrificado al ver que la mujer que está dormida junto a mí, no es mi princesa sino Eliana, ¡qué horror!, ¡follé enloquecidamente con mi amiga!, y eso no es lo peor, sino que terminé poniéndole el cuerno al amor de mi vida.

—¡Qué mierda hice!, —me lamento en voz alta levantándome de una vez y cayendo de culo al suelo; Eliana se despierta al escuchar el ruido y al verme balbuceando pregunta.

—¿Alexander que haces aquí?

—Eso debería de preguntarte a ti, ¿qué haces aquí? —le digo buscando mi ropa, sin tener resultados.

«Mi bóxer, ¡ese es mi bóxer!», digo tirándome sobre la cama para alcanzarlo, porque está hasta la otra esquina, de reojo veo a Eliana observándome y no me pasa desapercibido su asombro, y por primera vez me da vergüenza estar desnudo frente a una mujer.

—Ya sabes que no me gusta conducir ebria, cuando me quedo en el hotel, lo hago en esta habitación, ¡no es algo nuevo para ti! —responde con sarcasmo.

Se levanta de una vez y al verse desnuda vuelve a sentarse y se cubre con la sábana, de pronto como si comprendiera por qué estamos así, me dice.

—¡No me digas!, ¿qué tú y yo? —vuelve a revisarse antes de terminar la frase.

Confirma su desnudes y me observa, luego reflejando mi vergüenza se cubre con la sábana hasta el cuello.

—Tú y yo, ¡nada! —Le grito desconcertado, de que haya ocurrido esto, y sintiendo como la cabeza se me parte en dos, y lo peor es que las ganas de continuar follando no se me han quitado, ¡y más al verla desnuda!, «¡imbécil!, es tu amiga», me reprendo recordando que Isabella tiene que estar preocupada por mí, ni siquiera sé qué hora es—. ¡Vístete!, aquí no pudo haber pasado nada, mi princesa me tiene que estar buscando —le digo intentando meter los pies adentro del bóxer.

Y de pronto en el pasillo de la entrada aparece el amor de mi vida, la mujer a quien jamás le habría hecho algo como esto, si hubiese estado consciente de mí mismo. El rostro de mi princesa que siempre refleja tranquilidad y serenidad, hoy se ve desencajado porque está en shock.

Nos observa a Eliana que está en la cama cubierta con la sábana, y a mí que estoy con el bóxer a medio subir, y con la erección que ni yo sé cómo sigue tan potente después de todo lo que he follado.

Se me hace añicos el corazón al verla salir del shock, y ver como se refleja el dolor en sus hermosos ojos, se lleva las manos a la boca y parpadea como si así pudiera desaparecer la escena frente a ella, me apresuro y termino de ponerme el bóxer, y por fin la escucho articular palabra.

—¿Ustedes dos? —Pregunta con vos quejosa y derramando lagrimas—. ¿Para esto me citaste aquí?, querías que descubriera por mí misma, como se han estado burlando de mí —me pregunta cubriéndose la boca con las manos y rompiendo a llorar sin contenerse más.

—Isabella, ¡por favor amor!, déjame explicarte, ¡no es lo que estás pensando! —trato de convencerla, pero ella no me escucha.

—¿Por eso no me contestaste el teléfono?, ¡estabas follando con tu amiga!

—¡No es lo que piensas! —vuelvo a asegurarle, rogando al cielo que mi princesa me crea a pesar de que las evidencias son claras.

—¿En serio?, me haces tan idiota como para creer que puedes hacerme pensar otra cosa, ¡mírate!, estas desnudo con otra mujer que debe de estar en iguales condiciones —dice jalando la sábana de Eliana y dejando al descubierto su cuerpo desnudo, Eliana de inmediato agarra la sábana y vuelve a cubrirse.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora