CAPÍTULO 41 - POR: Isabella Johnson.

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—No te entiendo, no lo quieres perder, ¡pero dices que si ese niño existe se terminaría todo entre ustedes!

—No sé Rose, te repito, ruego porque la piruja no esté embarazada, y si lo está lo único que tengo claro es que esa criaturita no tiene la culpa de nada, ¡y Alexander tiene que hacerse responsable!, aunque eso signifique nuestro fin —le confesé.

—En ese caso, roguemos porque la mosquita muerta esa no esté embarazada, y si lo está, ¡que no sea hijo de Alexander!

—¡Wow!, ¡sí que tienes imaginación! —le respondí, consciente de que aunque fuese el caso, siempre que quepa la duda, Alexander y yo no podremos estar juntos.

—Bueno, ¡de eso nos daremos cuenta en algún momento!, por ahora aprovechemos que te dignaste a venir a verme, que quieres que hagamos, ¡hay que aprovechar el tiempo!

—Por el momento solo quiero quedarme aquí y avanzar con el proyecto de los Rosckstone —le aclaré, antes de que comenzara a armar itinerarios de viajes.

—Um... bueno, al menos te tengo cerca, no vas a poder evitar que salgamos de paseo en los días que tengo libres —me advirtió ella sonriendo, guardó silencio y luego de la nada dijo—. Me alegra que al menos Erick le haya dado su merecido al idiota ese, ¡por dejarse embaucar por esa zorra! —me aclaró cerrando los puños y sobándoselos, como si ella misma quisiera estrellárselos a mi pobre amor.

—Al parecer a ella también la drogaron —le recordé.

—¡Drogados o no!, ¡la hicieron de mierda!, y ya que Erick se fajó a Alexander, me hubiera gustado recetarme a la idiota mosca muerta esa —me aseguró nada amigable, ¡y sé que si la tuviera cerca lo haría!

—No ganas nada con la violencia, la follada y el gusto que ya se dieron, no se los quitas con nada —le aclaré, recordando como los encontré desnudos y el gran olor a sexo que reinaba en la habitación, ¡y sobre todo, lo erecto que aún estaba Alexander!, pero omito esos detalles con Rose, ¡porque para qué echarle más leña al fuego!

—lamento no haber estado ahí para ti, ¡me imagino lo difícil que tuvo que haber sido todo!, ni siquiera me explico cómo llegaste al apartamento, después de salir del hotel —Reflexionó pensativa.

—¡Ni yo lo recuerdo! —le respondí, omitiendo contarle también sobre eso, porque era obvio que me echaría la bronca, y ni siquiera recuerdo el rostro del extraño que me ayudó, me parece que al final resultó ser alguien conocido, pero no tengo claro quién era, ¡todo está difuso en mi mente!

El resto de la semana me dedico a pasear y a trabajar en algunos planos que me mandan los chicos del estudio, cuando Rose viene de trabajar salimos juntas, incluso me convence para que nos vayamos de compras.

Días después me viene contando que en una de las empresas, para quienes trabaja la agencia de publicidad en que está, está requiriendo a un arquitecto para realizar unos proyectos de remodelación y ampliación.

Me sugiere que aplique y que me venga a vivir aquí con ella, que independientemente de en qué términos quede con Alexander, nos vendría bien darnos un tiempo y a mí me parece bien su idea, ¡al fin que solo es un proyecto para el que están requiriendo el contrato!

Decido someterme al proceso de selección, y les aclaro que no puedo trabajar exclusivamente para ellos porque tengo otros compromisos que cumplir, a los días me informan que he sido seleccionada, gracias al buen trabajo efectuado con JB.

Rose está feliz porque eso significa que me vendré a vivir con ella, por medio de una videollamada les cuento a mis papás, y mamá se consuela diciendo que no estaré tan lejos, ¡que siempre podemos visitarnos aunque sea una vez al mes!

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora