CAPÍTULO 48 - POR: Alexander Black.

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Y arrasando las cosas que tengo cerca de la mano en el escritorio, lanzándolas por allá, el teléfono fijo, la agenda, unos documentos, la taza que aún tiene café y hasta mi celular terminan en el suelo y hacen un gran estruendo al caer.

—¿Tan rápido me olvidaste? —le grito a la imagen que está en la pantalla

—¿Señor se encuentra bien? —me pregunta Lucía preocupada, ¡no la vi entrar!

—¡Sí Lucí!, que nadie me moleste, cierra la puerta —le pido sin voltear a verla.

—Señor, ¡pero se le cayó todo!, ¿no quiere que llame a alguien para que limpie? —me pregunta preocupada acercándose al desastre—. Los documentos de la reunión de mañana —dice agachándose para recogerlos.

—¡Deja eso! —Le pido levantándome y yendo hacia la ventana—. Déjame solo y que no me molesten, ¡no me pases llamadas!

—Sí señor —la escucho decir.

Volteo a ver el desastre y se llevó los documentos, «como si no se pudiera imprimir otro juego», digo cabreado, sintiendo como me crece la ansiedad por tomarme un trago de licor, «No voy a resolver mis problemas a base de alcohol», me reprendo a mí mismo. Regreso a la computadora y continúo buscando más sobre Dormán e Isabella, ya no hay más artículos, pero tampoco nada que desmienta las publicaciones que son de ayer.

Al siguiente día vuelvo a marcarle al hotel pero tampoco me la comunican, me dicen que no ha regresado de su viaje, así que por la noche decido marcarle a Rose, ella tiene que saber.

—¿Cómo te atreves a llamar? —me pregunta en cuanto responde.

—Quiero saber de Isabella y tiene mi número Bloqueado —me justifico.

—Y qué te haya bloqueado ¿no te dice algo? —me pregunta con sarcasmo.

—Quiero saber si lo que dicen los artículos sobre ella y Dormán es cierto —le pido rogando en mi interior que me diga que no.

—Le destrozaste la vida, a tal punto que apenas le quedaron fuerzas para seguir, ¿qué hay de malo con que intente ser feliz? —me pregunta cabreada—. No vuelvas a llamarme porque no te voy a responder, ¡mejor ocúpate de la madre de tu hijo y del niño! y deja que Isabella sea feliz nuevamente! —me pide colgando la llamada.

Me quedo observando el teléfono y digiriendo las palabras, «deja que Isabella sea feliz nuevamente», ¿significa que sí está en una relación con Dormán?, «te lo advirtió, te dijo que te olvidaría en los brazos de otro», me recuerdo.

Me levanto y me voy al gimnasio a descargar toda la energía rezagada que tengo, eso y el coraje que me da, al imaginar a Isabella entregándose a otro hombre solo por despecho, «o porque en verdad está buscando ser feliz con otro», me corrijo.

Lo que más coraje me da es que Rose tiene razón, estoy consciente del inmenso daño que le he causado a mi princesa con todo esto, y lo menos que puedo hacer es dejarla que intente ser feliz, «Que lo intente al menos», porque si me ama como yo a ella, ¡será en vano!

*Vivo porque hay que vivir, continúo con mis labores y la incertidumbre de saber si Isabella y Dormán son pareja, ellos no negaron nada ante la prensa, pero tampoco publicaron más al respecto.

Mamá me preguntó si aún tenía esperanzas de recuperar a Isabella, y le respondí que esas son las últimas que se pierden, pero que por el momento tengo que hacer tripas corazón y encargarme de Eliana y de mi hijo. Me consoló diciendo que lo que está destinado a ser, será, y que le parece bien que me encargue primero de los asuntos apremiantes, a Eliana ya ha comenzado a crecerle el vientre.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - TRUCO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora