Capítulo 1

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La mansión Karmond es más impresionante a medida que avanzas entre sus lujosos jardines y te acercas al increíble diseño arquitectónico de un palacio antiguo

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La mansión Karmond es más impresionante a medida que avanzas entre sus lujosos jardines y te acercas al increíble diseño arquitectónico de un palacio antiguo.

He estado aquí innumerables veces, pero nunca me acostumbro a la excentricidad del dueño: Andrew Karmond; hombre de negocios y un ferviente patrocinador de la Fórmula 1.

A pesar de ser asquerosamente rico, me obliga a venir sin falta una vez al mes para que pague los intereses de mi deuda y le de buenas noticias respecto a mi rendimiento como piloto en su escudería.

—El señor Karmond te espera en su oficina —anuncia el mayordomo, cuando llego a la entrada principal.

El pasillo es muy largo y en las paredes cuelgan fotografías a gran escala de los herederos anteriores de la fortuna Karmond. Al final se encuentra Andrew de joven: cabello rubio, ojos azules, piel pálida y rasgos simétricos. Elegante, por supuesto. Pero con esa expresión de odio que caracteriza a toda su familia. En la actualidad ya no queda nada de ese joven atractivo.

Cuando llego a la puerta de su oficina, respiro hondo y toco tres veces.

—Adelante —responde Andrew.

La puerta rechina cuando la abro por completo y eso me hace sentir indefensa. Pero él no parece incómodo, ya que está muy concentrando en los documentos que tiene en sus manos. Se toma tan en serio su trabajo en la compañía que no levanta la vista hasta que termina de comprender su contenido.

Sonríe.

—Hola, querida. ¿Qué tal el viaje? ¿Hubo inconvenientes? —inquiere con amabilidad.

—El caviar estaba horrible —respondo con simpleza—. Prefiero un sándwich.

—Pediré que lo agreguen al menú. —Con ayuda de su silla giratoria alcanza una bolsa que está detrás de él y me lanza una golosina de fresa—. Escuché que es tu sabor favorito.

Me siento inquieta. Más inquieta que de costumbre. Aunque tengo buenas noticias, no puedo evitar sentirme intimidada cuando sus ojos se posan en mí como si quisieran destrozar mi cuerpo.

Trago saliva.

—Soy la más rápida entre los cinco inútiles que contrataste para reemplazarme —suelto con desdén y contengo la respiración por unos segundos para sopesar mi siguiente comentario:— Necesitarás mejorar tus métodos si quieres deshacerte de mí.

Andrew suelta una fuerte carcajada.

—Lo supuse —responde con cautela—. Pero quise probar mi suerte.

—¿Por qué haces esto? Conmigo es suficiente para ganar. Ni siquiera necesitamos a Killian.

—Tu compañero es igual de competente que tú. Hacen buen equipo. No entiendo por qué lo desprecias tanto.

Son varias razones, pero la principal es porque siempre me quiere sabotear. Es bien sabido que la mayor competencia es entre los dos pilotos que pertenecen a la misma escudería, puesto que demuestran su desempeño en el mismo auto.

EL GRAN CIRCO/FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora