16 de septiembre de 2023
Era tanto lo que un manoseado trozo de papel había llegado a significar para Ezra, que sus enrojecidos ojos no se movían de las líneas trazadas con la letra de Doflamingo.
Se encontraba sentado con las pantorrillas cruzadas, con un codo en cada rodilla, encorvado más por remordimiento y preocupación que por otra cosa. Se localizaba lejos de la frontera que dividía el mundo de los humanos con el infinito blanco del más allá, muy cerca de ese sitio al que a veces él se refería como «Sala de espera», más no había entrado en el lugar propiamente dicho.
Quería estar totalmente solo y entregarse a sus cavilaciones, ahí, donde el tiempo no transcurría.
Si se deseaba comprender mejor la marcha del reloj en ese eterno lugar, primero se debía aclarar que éste se hallaba dividido por tres impenetrables muros de luz cuya intensidad era distinta en cada área; se podía decir que se trataba de anillos rodeando un espacio sin principio ni fin. El primero (desde el centro hacia afuera) estaba conformado por una luz divina que habría cegado a cualquier criatura terrenal o infernal; el segundo muro —o pared—, estaba conformado por una luz más tenue que no alcanzaba el tercer anillo; donde se extendía la negrura del vacío en el Gran salón, antes de llegar al velo que separaba el más allá con el mundo de los humanos.
Justo en el centro del primer anillo (donde Ezra se encontraba) el tiempo no existía. El segundero de un Patek Philippe (uno de los relojes más caros en la colección de Doflamingo) no habría avanzado ni un milisegundo en Londres, en comparación con lo que para el antedicho se sentía como una eternidad.
Con ojos apagados Ezra miró hacia su lado izquierdo, que era donde se localizaba el muro del segundo círculo; el lugar de luz que había preparado para Law, donde éste pudo haberse recargado antes de que su gracia se agotara; donde debió haber permanecido durante dos días; porque un día allí, eran como mil años en el mundo de los humanos.
Sus divinos ojos azules se enfocaron en las afueras del segundo anillo pasando al tercero, allá en el Gran salón; donde la luz ya no alcanzaba. Los fragmentos de su ser se encontraban esparcidos por el mundo reemplazando cada uno de los de Law, cuya gracia estaba casi agotada; y por esto, Law era (más o menos) un ser humano como todos los demás.
Ezra estaba al tanto de todas las muertes y acontecimientos que allá sucedían; sabía que tenía que dirigirse a cierto lugar, sin embargo se rehusaba a atravesar el velo.
No era que el flujo de la muerte se interrumpiera en su lista solo porque él se mostrase (por primera vez) renuente a cumplir con su deber, pero no estaba listo para lo que se avecinaba. De todos los finales que antes parecían difusos y para nada claros, ahora podía contar con tres. Y ninguno era mejor que el otro. Law, Doflamingo; o Rosinante... uno de ellos estaba condenado a morir sin remedio alguno.
«Y no podré hacer nada para impedirlo», pensó.
Ya había intervenido demasiado en los asuntos de los humanos, primero concediendo la petición de Law y arrancándolo de la línea temporal donde una lista reclamaba su nombre, para traerlo a ésta dimensión, donde de igual modo acabó encontrándose con aquel por quien diera la vida, y para rematar..., enamorándose de la hija del tal. Y como si eso no hubiese sido suficiente, buscó la ayuda de un ser humano (Doflamingo) para reducir la influencia de su poder con el fin de restaurar el orden. Para colmo, acabó encariñándose con la creación de su padre celestial.
ESTÁS LEYENDO
TODESENGEL ━━ [FINALIZADA] 《79》
Fanfic[El ángel de la muerte] ▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂ Law x Lectora ▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂ ❝El ángel de la muerte, a tus órdenes, mi querida, [Tn]. Es un verdadero placer, el finalmente conocerte.❞ Aclaración: © Muchos de los personajes usados en esta obra le pert...