51 | LO QUE TE CONVIENE
Heath
Cerré los ojos, inspiré y traté de dormir.
Cinco segundos.
Veinte.
Treinta.
La cama seguía vacía.
El concierto había sido la misma mierda: a punto de perder el control y el conocimiento y ser incapaz de aceptarlo y salir, porque eso no entra en mi puta cabeza. No es una posibilidad.
Cincuenta.
Un minuto.
Me di la vuelta.
Abrí los ojos y gruñí.
"Joder".
Eran las cuatro de la mañana en Brasilia, lo que significaba que eran las siete de la mañana en Londres. Otra noche más en la que Grace no contestaba a mis mensajes o a mis tropecientas llamadas y seguía sin saber nada ni de ella ni de su padre.
Seguía sin asimilar cómo habían cambiado las cosas de un momento a otro. Estábamos tan tranquilos en esa piscina, riéndonos y tocándonos. Mirando el cielo estrellado. Viendo sus ojos más azules que nunca y ese bikini ajustado sobre su cuerpo.
Y su sonrisa. Su puñetera sonrisa que daba vuelcos a mi estómago cada dos segundos porque ese era el poder que Grace tenía sobre mí.
Y en cuestión de segundos, pum. Desapareció.
Su cara pálida cuando habló por teléfono. Su ceño fruncido al escucharme dudar sobre la supuesta tragedia.
La decepción que le cruzó el rostro.
Nada más encerrarse de un portazo en nuestra habitación, subí arriba, pero se había cerrado con pestillo.
La escuché llorar y se me rompió el maldito corazón porque, a pesar de que siguiese sin creerme lo de su padre, no había tenido ningún tipo de tacto al comentárselo. Podría... yo qué sé, habérmelo guardado para mí mismo.
Pero entonces no habría sido sincero. Y prometimos sinceridad entre nosotros.
Se largó en un taxi directo al aeropuerto sin querer solucionar las cosas o escucharme. Ni siquiera pude despedirme o abrazarla.
Y ahora estaba allí, en Brasilia, a ocho mil putos kilómetros sin poder hacer absolutamente nada.
Penny no sabía nada. Maeve y los chicos no sabían nada. Incluso Piper no tenía ni una maldita noticia del tema, de modo que ambos estábamos bastante irascibles y distantes aquellos días.
Todavía no había ninguna noticia al respecto, y, ¿qué quería que pensara? Su padre era un cabrón egocéntrico y narcisista que siempre había sobrevivido mirando por sí mismo. Por mucho que tratara adornar su versión, la realidad era que había usado a su hija para su propio bien y había llegado a pagar a su exmujer para que no se acercara a ellos.
Grey maulló sobre mi regazo. Ya estaba enorme, aunque muy flaco. Joder, le ponía cada vez más comida, pero no sabía si se dedicaba a trepar por todos lados que siempre estaba muy delgado.
Me dio un cabezazo en el costado, como si supiese que lo necesitaba, y me froté la cara con las manos, sentado en el lateral de la cama. Todavía era de noche. El concierto había sido todo un éxito, aunque tras bastidores, volvía a ser un maldito caos.
Nadie sabía a dónde tenía que ir, quiénes eran los encargados de darnos los instrumentos ni del orden de entrada y salida de las canciones, porque decidimos cambiarlas para variar un poco el repertorio.
ESTÁS LEYENDO
English Love Affair ©
RomanceEl concurso de bandas para ser teloneros en una gira mundial está a la vuelta de la esquina. La hija del representante más famoso de Inglaterra no es solo conocida por eso, sino también por ser la novia falsa de Ryan, vocalista de uno de los grupos...