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46 | Resto de Europa + Asia

¿habíais adivinado la ubicación? ;) ¡a disfrutar!

46 | RESTO DE EUROPA + ASIA

Grace

Todavía me temblaban los brazos cuando Heath salió de nuevo ahí arriba.

A pesar de que me hubiese dicho que se encontraba mejor, no me había quedado mucho más tranquila al verlo subir al escenario de nuevo. Era consciente de que Heath no dejaría a todas esas personas sin contentarlas Preferiría que un camión le pasara por encima, pero al mismo tiempo me sentí temerosa por si las cosas no fuesen bien.

Solté un suspiro cuando llegaron al final del concierto. Ya habían repetido tres canciones porque el público no quería irse y pedía más. Aquello fue precioso. Ver a todo el público cantando, emocionándose y capaces de quedarse toda la noche escuchándolos.

Ellos también parecían estar por la labor de no ser por lo agotados que estaban. Además, el concierto se había alargado media hora, de modo que teníamos que irnos ya si pensábamos tocar al día siguiente de nuevo a tiempo.

El móvil vibró en el bolsillo de mi cazadora. Me mordí el interior del carrillo.

Amanda [23:58]: A la vuelta del trabajo he pasado por el estadio. Casi ha sido imposible volver a casa con la cantidad de tráfico y gente que había.

Amanda [23:58]: ¿Cómo estás? ¿Os vais ya mañana?

Tomé aire y comencé a teclear.

Grace [23:59]: Esto está petado. Nos han dicho que mucha gente que no ha conseguido entrada ni para hoy ni para mañana, se han quedado fuera escuchando el concierto.

Grace [00:00]: Mañana volvemos a tocar aquí. Hubo mucha demanda de entradas, así que...

El corazón me repiqueteaba en el pecho con fuerza.

Grace [00:01]: No sé si tendrías tiempo para tomar un café. Me gustaría verte antes de irme.

Guardé el teléfono antes de que me arrepintiese y me diera por borrar el mensaje, cuando la gente empezó a aplaudir con fuerza. El suelo vibraba ante los vitoreos de la gente de tal manera que el pulso me dio un respingo.

—¡Y... fuera! —indicó el director de escenario —. ¡Buen trabajo, muchachos!

El telón se iba bajando cuando noté un sabor metálico en la boca. De tanto morderme el labio, estaba empezando a sangrarme.

—Señorita Clark.

Me volteé hacia esa voz profunda, confundida. Tres hombres ataviados con un traje negro, gafas de sol y pinganillo se acercaban a toda velocidad hacia mí.

—¿Sí? —fruncí el ceño, agitada.

Compartieron una mirada rápida, cuando de pronto me rodearon con sus grandes cuerpos, me agarraron de los brazos y tiraron de mí hacia el pasillo.

Miré rápidamente hacia atrás.

—¿A dónde me están llevando? ¿Qué está pasando?

De pronto, esos agarres se volvieron más firmes, lo que hizo que mi ansiedad se triplicara.

—¿Corinne? —grité con el pulso disparado —. ¡Soltadme! ¡Tengo que volver...!

Me quedé ojiplática cuando vi a Corinne al final del pasillo, pero no parecía alarmada ni mucho menos. De hecho, parecía aliviada.

—Bien. Metedla por la puerta trasera y aseguraos de que nadie os vea —advirtió con seriedad.

—¿Qué está ocurriendo? —pregunté horrorizada.