56 | PRIORIDADES
Grace
—Puedo sola.
Ni siquiera titubeó. Simplemente agarró mis muslos de forma más segura, como si fuese capaz siquiera de dejar que cayese.
Solté un resoplo y rocé la punta de mi nariz con su cuello, provocándole cosquillas para molestarlo.
Ya había pasado una semana entera en observación en el hospital. Afortunadamente, todo había salido bien.
Mi herida continuaba ahí. Esa pieza de la puerta de copiloto, de cierta forma, seguía clavada en mi abdomen.
Sabía que no estaba ahí. Pero la herida...
Todavía me escocía cuando me estiraba o me retorcía.
Por eso, los hombres más protectores y paranoicos del mundo se cercioraron de que uno de ellos me llevara en brazos —pese a ir en ascensor— y el otro, llevar la bolsa que me trajo Pen con algunas de mis cosas.
—Los médicos no dijeron nada de que no caminase —repetí, porque realmente me sentía inútil y muy pesada.
En serio, llevaba conmigo en brazos desde el parking, ya que Frank había tenido que dejar el coche ahí por la cantidad de gente que había en la calle, a la salida del hospital, a la espera de cualquier noticia que pudiesen corroborar ellos mismos, ya que ninguno de nosotros se había dirigido a ningún medio.
El mundo estaba sumido en la intriga por no saber qué pasó aquella noche.
Tampoco podía culparlos; ni yo misma lo sabía con seguridad. Tan solo era capaz de reproducir ciertos fragmentos antes del accidente.
Sacudí la cabeza y dejé de pensar en aquello cuando Heath me dio un apretón en el muslo con una expresión seria.
—Pero han dicho que descanses —replicó, tan tozudo como siempre.
—Pero...
—Grace —dijo Frank desde el fondo del ascensor, apoyado de brazos cruzados con su típica expresión impertérrita —. No voy a estar esta tarde.
Fruncí el ceño y lo miré algo desconcertada.
Al parecer, ninguno se fiaba de dejarme sola, a pesar de solo poder estar tumbada en la cama, incapaz de hacer otra cosa más que descansar. No sé si se pensaron que saldría a... yo que sé, hacer una maratón por la ciudad o algo así, pero la cosa es que no querían dejarme sola, así que decidieron hacer turnos para quedarse conmigo.
Yo me negué, claro, pero no sirvió de nada. Desde que me había despertado, actuaban como si no estuviese en la habitación. Hablaban de mí como quien habla de un desconocido, como si fuese evidente que no fuera a escucharlos.
No me quejaba ni mucho menos. No me cabía más gratitud en el pecho después de todo lo que habían hecho por mí y me habían cuidado..., pero eso no quitaba que fuera algo incómodo.
Los hombres a nuestra derecha cambiaron el peso de una pierna a otra.
Sí. Heath había insistido bastante en ampliar la seguridad, sobre todo a mi alrededor.
Cuando noté la mirada de uno de ellos sobre mí, solté un resoplido sonoro y esperé pacientemente a que la puerta del ascensor se abriese. Heath dio un paso, pero estos rápidamente lo adelantaron, asegurándose de que no había ningún reportero o, ya de paso, un asesino allí.
Evidentemente, el pasillo estaba vacío, salvo por una madre y un hijo que nos miraban ojipláticos.
Enrojecí hasta las orejas.
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English Love Affair ©
RomanceEl concurso de bandas para ser teloneros en una gira mundial está a la vuelta de la esquina. La hija del representante más famoso de Inglaterra no es solo conocida por eso, sino también por ser la novia falsa de Ryan, vocalista de uno de los grupos...