49 | ACCIÓN DE GRACIAS
Heath
Caminamos a través de ese jardín que conocía tan bien y tomé una bocanada de aire. La tierra que en su momento cultivó flores de lo más coloridas y ostentosas junto a hortalizas y verduras, ahora lucía agrietada y seca.
La gira por Estados Unidos había terminado.
Sabía que no olvidaría nunca lo que habíamos vivido allí, y aunque me apeteciese volver a Brisbane por Acción de Gracias, sentí cierta nostalgia, pero aún nos quedaban dos meses intensos por Latinoamérica y Australia. Solo habíamos completado la mitad del recorrido.
Como todos los años, Delilah me invitaba a cenar con ella y Fish ese día, solo que como volvíamos todos directos de Estados Unidos, salvo Piper, que tenía entregas de trabajos y exámenes y se uniría directamente a nosotros en Buenos Aires, digamos que Delilah se vino un poco arriba y decidió invitarnos a todos.
Grace se crujió los dedos a mi lado. Entrelacé sus dedos con los míos para que parara y rápidamente me dedicó media sonrisa.
—Estás muy nerviosa —observé con cierta gracia.
—Claro que no estoy nerviosa —bufó con la voz aguda, claramente nerviosa —. Solo es la madre de Fish, Delilah. La mujer que te cuidó durante dos años y la que te trata como a su propio hijo. No veo por qué tendría que estar nerviosa.
Una oleada de calidez se depositó en mi pecho y no pude evitar sonreír, rodeándole el hombro con el brazo.
—¿Vas a intentar impresionarla, princesita? —la molesté. Grace me dio un empujón en el costado, reprimiendo una sonrisa.
—Solo quiero causar buena sensación y agradecerle el haberme invitado —contestó, mirando a todas partes, curiosa —. Va a ser extraño celebrar mi cumpleaños así.
No sé por qué, pero eso me preocupó un poco.
—¿Porque lo harás con algunos desconocidos?
—No —tragó con fuerza cuando la puerta se abrió a cinco metros de nosotros y se escuchó un chillido eufórico —. Porque nunca lo he celebrado en familia ni con amigos.
Algo en su expresión me produjo un picor en la garganta. A veces seguía teniendo la certeza de que a Grace le debía saber a poco lo que le podía llegar a ofrecer. ¿Cenar en casa de una mujer que no conocía y jugar a juegos de mesa en vez de asistir a fiestas lujosas y brindar con champán? Qué tontería.
En cambio, ella estaba tan agitada porque, a pesar de todas esas fiestas y lujos, en el fondo siempre estuvo sola. Sin contar con Piper o Frank, ¿habría tenido con quién celebrar sus anteriores cumpleaños teniendo en cuenta que su padre estaba demasiado ocupado para ello?
Preferí no pensar en eso. No en ese momento, cuando su mano apretaba la mía y sonreía hacia Del, ruborizada.
—¡Madre mía, chicos! —gritó esta —. ¡Ya están aquí!
Fish frunció el ceño cuando su madre lo estrujó contra ella y empezó a llorar a mares, chillando palabras inaudibles.
—¿Quién hay en casa, mamá?
—¡Cállate y déjame abrazarte! —sollozó conmovida. Lucía su típico delantal colorido, un jersey amarillo pastel y una cinta en su pelo rubio anaranjado recogido —. Mi August, ya estás en casa.
Fisher sonrió y envolvió a su madre en un cálido abrazo. Maeve sonrió y casi resultó adorable el que Fisher ya le pasara dos cabezas a su madre.
—¿Mamá? —preguntó Ax, confuso, soltando a Pen.
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English Love Affair ©
RomansaEl concurso de bandas para ser teloneros en una gira mundial está a la vuelta de la esquina. La hija del representante más famoso de Inglaterra no es solo conocida por eso, sino también por ser la novia falsa de Ryan, vocalista de uno de los grupos...