English Love Affair ©

27 | ¿Firmar un contrato o una sentencia de muerte?

27 | ¿FIRMAR UN CONTRATO O UNA SENTENCIA DE MUERTE?

Heath

Cuando Grace se fue a hablar con Piper y disculparse por lo de la noche anterior, yo me quedé en nuestra habitación jugando con Grey a solas hasta que Ax y Fisher llamaron a la puerta. No me hizo demasiada gracia el tener que socializar y menos con ellos. Ya habían pagado por mi mal humor durante demasiado tiempo, y no quería volver a estropear las cosas después del desayuno. Por un momento... por un momento pareció que todo era exactamente igual que hace unos pocos meses.

Joder, los echaba mucho de menos.

Fish no tardó en apropiarse del animal. De niños, siempre alimentaba a los gatos de la calle a escondidas para que ni su padre ni los vecinos se enteraran, ya que ese año hubo una sobrepoblación de gatos en el vecindario y nadie sabía por qué.

Nadie salvo nosotros tres, supongo.

Una mala sensación se instaló en la base de mi estómago al recordar lo que ocurrieron esas navidades. La cara de Fisher cuando lo vio con sus propios ojos. Él y Delilah no se merecían todo el dolor que sufrieron durante tantos años en silencio. Al menos, ese cabrón estaba entre rejas.

Miré al reloj, hastiado y algo irritado, y seguía sin aparecer. Me dije a mí mismo que no podía ser tan egoísta y quererla solo para mí. Aún seguía sin ser consciente de todo lo que estaba haciendo, y en parte me preocupaba. Necesitaba saber qué iba a pasar con sus estudios, su vida aquí. Que estuviese en Brisbane con nosotros me hizo recular y, junto al resto de motivos que llevaba cargados en la mochila, ella fue el último para decantarme por pedir ayuda de una vez.

Pero no quería que dejara toda su vida por... bueno, por todos nosotros.

A eso de las cinco de la tarde, Grace apareció en la habitación del hotel y pegó la frente en la puerta, soltando un resoplo. Fruncí el ceño al instante cuando vi cómo le temblaban las manos y su respiración tan irregular.

—¿Ha pasado algo? —murmuré, y ella dio un respingo. Al parecer, no me esperaba allí.

Grey saltó de mi regazo y yo me acerqué con sigilo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas a pesar de que intentó formar una sonrisa y negó con la cabeza.

—No, todo bien —mintió, crujiéndose los dedos y limpiándose después las lágrimas con disimulo —. Es que no te esperaba aquí. Creía que estaba sola.

Cuando llegué a la puerta, sus pupilas se dilataron y se le entrecortó un poco la respiración. Dios, aún no asimilaba la descarga eléctrica que recorría mi cuerpo cada vez que la tocaba, la miraba o al pensar simplemente ella. Fui a sujetarle de las mejillas, porque me encantaba el suave y cremoso tacto de su piel bajo mis dedos y la forma en la que entrecerraba los ojos al hacerlo, pero unos gritos me interrumpieron. Confuso, fui a acercarme a la ventana, pero Grace me agarró del brazo.

Una lágrima recorrió su pómulo y simplemente negó con la cabeza.

—Grace, ¿qué pasa? —pregunté preocupado. Ella se limpió la mejilla y negó seguidamente con la cabeza.

—N-nada, ni importa, ¿podemos...? —empezó, pero ya era demasiado tarde. Corrí la cortina hacia un lado y abrí los ojos de par en par, impactado.

Toda la maldita calle estaba atestada de gente. Incluso había policías haciendo barrera en las puertas del hotel y alrededores.

Me faltaron unos minutos para reaccionar, cuando Grey intentó escalar por mis vaqueros para enterarse también de lo que ocurría. Eso me distrajo y la masa de gente gritó todavía más fuerte, señalando hacia mi ventana. Volví a cerrarla con rapidez, tratando de asimilar todo lo que estaba pasando.