Grace
Aparcamos frente a unos edificios algo destartalados situados entre Fortitude Valley y Newstead, una zona bastante céntrica por lo general, pero se me hizo extraño no ver los típicos edificios de Londres a mi alrededor. Teniendo en cuenta que nunca había salido de la ciudad ni de sus costumbres, fue una sensación aterradora a la vez de placentera conocer un país nuevo, tan lejano al mío.
Aunque llevase unos vaqueros largos y un jersey azul marino, el frío penetró cada uno de mis huesos. Cuando hice la maleta, ni siquiera fui consciente de que aquí iba a empezar el invierno.
Me abracé a mí misma con el brazo que me quedaba libre combatiendo el frío mientras nos acercábamos al edificio y con el otro, tiraba de mi maleta. Maeve iba delante y, aunque ella hubiese estado en mi misma situación un mes atrás, lucía total seguridad en ella, sus movimientos y la forma en la que caminaba por la calle.
—¿Te costó mucho hacerte a la ciudad? —pregunté por sacar algo de conversación y mantenerme distraída.
Ella se encogió de hombros intentando mostrar indiferencia, pero pude notar la forma en la que sus hombros estaban tensos. Aquello me inquietó el doble pero intenté no prestarle demasiada atención.
—No mucho. Al fin y al cabo no he salido más que a comprar comida, a ensayar y a poco más —me explicó mientras subíamos por las escaleras.
Miré con confusión hacia el ascensor, firmado bajo un cartel en el que ponía "Avería temporal".
—Al parecer, aquí "temporal" significa "eterna".
Solté una risita mientras tiraba de mi maleta subiendo las escaleras, sintiéndome bastante acomodada en mi vida. Acostumbrada a tener a Frank o a trabajadoras que se ocupaban de hacerme todo, me sentí completamente abochornada ver lo patética que parecía subiendo una triste maleta, mientras que Maeve lo hacía con una sencillez admirable.
—¿Cuánto lleva averiado? —pregunté por curiosidad.
—Desde antes de que los chicos se mudaran aquí.
Alcé las cejas y Maeve se rio y yo solté un jadeo.
—¿Qué piso es?
—El sexto —resopló ella con una sonrisita canalla —. Vamos, princesita. Solo quedan cinco más.
Solté un profundo suspiro tratando de convencerme de que no me asustaba más el hecho de llegar a ese maldito piso que a quedarme sin pulmones en mitad de la escalera. Maeve fue delante de mí y subió sin problema alguno, parecía acostumbrada a ello.
Por suerte o desgracia, no me planeé en absoluto qué llevarme en la maleta y por ello no pesaba demasiado, lo cual me indicaba que tal vez me había dejado alguna que otra cosa, pero en aquel momento no me importó demasiado.
Después de varias quejas y sudor, llegamos por fin al rellano del sexto piso. Maeve se palpó los bolsillos y bramó algo en voz baja.
—¿No tienes las llaves? —traté de adivinar, algo preocupada.
—El capullo de Ax me las quitó ayer para tirar la basura y se le olvidó devolvérmelas, joder. —comenzó a aporrear la puerta como si no hubiese un mañana y yo miré instintivamente a mi alrededor, sorprendida al ver que ningún vecino salía a quejarse por el ruido.
Aunque, sinceramente... no supe imaginarme qué tipo de vecinos tendrían. El techo tenía una mancha que imaginé que se trataba de humedad —o eso quise creer—, las puertas de las cuatro viviendas de la planta lucían desgastadas y muy antiguas, por no hablar de la barandilla de las escaleras y los escalones desiguales y altos. No era por quejarme, pero el edificio en general no estaba en muy buenas condiciones.
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English Love Affair ©
RomansaEl concurso de bandas para ser teloneros en una gira mundial está a la vuelta de la esquina. La hija del representante más famoso de Inglaterra no es solo conocida por eso, sino también por ser la novia falsa de Ryan, vocalista de uno de los grupos...