Do it

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Estaba de nuevo entre las cuatro paredes, sentada en la cama.

Otra esperanza fallida.

Miré mi venda, con manchas de sangre seca. Me levanté con dificultad para ir hacia el baño. Sentía un dolor terrible en mi muslo, correr hace horas no había ayudado para nada. Había empeorado todo.

Me miré en el espejo del baño y mi cabello desordenado, el cual intenté arreglar un poco con los dedos. Mis brazos estaban llenos de marcas moradas y mi rostro solo mostraba cansancio. Los moretones se veían más fácilmente por mi palidez, la cual probablemente era a causa de no comer casi nada. Suspiré y quité la mirada del espejo, dejando de ver mi reflejo.

Caminé escaleras abajo hasta llegar a la cocina para beber algo de agua e intentar quitar ese mal sabor de boca que tenía. Allí estaba Natasha, la cual estaba pintándose las uñas. Me vio entrar cojeando y me miró de arriba abajo con asco.

⎯ Sólo quieres llamar la atención de Tom, perra.⎯ Ignoré sus palabras y fui hacia uno de los armarios para coger un vaso. Estaba de espaldas a ella para que no pudiera ver mi cara. Ella parecía no estar conforme.

⎯ Puta.⎯ Dijo mientras se acercaba a mí.

⎯ ¡Entiende de una vez que Tom me prefiere a mí!⎯ Me gritó, elevando su cuerpo hacia mí. Sentí su asquerosa voz cerca de mí y la empujé a un lado.

⎯ Joder, deja de estar tan desesperada.

Dejé el vaso de agua sobre la encimera y sentí como Natasha tiraba de mi cabello. Gemí de dolor y agarré mi cabeza y después su muñeca para apartarla.

⎯ ¡Deja de intentar llamar su atención, zorra!

⎯ ¿Te crees que me gusta estar con él? ¡Todo tuyo, no me importa en lo absoluto!

Retrocedí pero ella se acercó a mí con una sonrisa. Yo no estaba en condiciones de pelear y tampoco era necesario.

¿Ella pensaba que quería a Tom?

No, se equivocaba.

⎯ ¡Él ni siquiera te quiere, puta!⎯ Me gritó, cerca de mí otra vez.

Vi su mano preparada para abofetearme y me aparté. La empujé de nuevo y ella se golpeó la espalda contra la encimera.

Escuché el vaso de vidrio que yo había dejado antes caer al suelo y romperse en pedazos. Calló a un lado de Natasha y ella se apartó. Al verla con su mirada fija en el vaso que acababa de romperse, aproveché y me acerqué a ella. Le di un puñetazo en la cara y ella gritó de dolor. Vi su labio con sangre y su mano acunando su mejilla derecha.

Estaba casi en el suelo por el golpe así que corrí para salir de la cocina. Pero cuando estaba por cruzar la puerta, sentí una presión en mi garganta que me hizo retroceder.

Natasha me estaba estrangulando con la cinta roja que casi siempre solía llevar en su cabello.

Una cinta tan bonita es inofensiva, ¿cómo podría causar tanto daño?

⎯ Seguro que a él no le importara si te mato con mis propias manos.⎯ Dijo Natasha con satisfacción.

Golpeé sus muslos con mis puños cerrados para intentar apartarla de mí. Sin embargo, no me soltó.

Comencé a quedarme sin aire. ¿De verdad iba a morir por asfixia? Y peor aún, a manos de Natasha.

Moví mi cuello con todas las fuerzas que pude y mordí su muñeca con fuerza. Ella gritó de dolor, y al ver que no apartaba la cinta de mi cuello, yo tampoco dejé de morderla.

Clavé con fuerza mis dientes y comencé a sentir ese sabor a hierro en mi boca.

⎯ ¡Hija de puta!⎯ Gritó. Finalmente apartó la cinta de mi cuello y se agarró la muñeca, mirándola con terror.

Yo caí al suelo, jadeando por aire. Su cuerpo se agachó a mi altura y clavó sus uñas en mi cabeza. Agarré su brazo dolorido y apreté mi puño alrededor de este, buscando causar debilidad en ella. Miré a mi alrededor, buscando algo para defenderme. Vi los trozos de vidrio del vaso detrás de nosotras y me arrastré para agarrar un trozo.

Tiró de mi cabello para apartarme, pero la punta de mis dedos consiguió tocar un trozo de vidrio y tirar de él a mi dirección. Lo metí en mi palma y me quedé tumbada boca arriba.

Ella estaba sobre mí y puso su mano en mi cuello, apretando con fuerza una vez más.

Sin pensarlo, pasé el trozo de vidrio por su antebrazo, rajando su piel. Ella gritó de dolor y quitó su mano de mi cuello. Se quedó sentada en el suelo, gimoteando de dolor.

Vis sus ojos rojos y sus párpados maquillados con sombra oscura. Me miró con rabia y estiró la pierna para patearme con el tacón de su bota. Me aparté hacia atrás y dejé el trozo de vidrio a un lado. Me incorporé de nuevo para ponerme de pie en el suelo, pero ella puso su pierna de por medio para hacerme caer al suelo, a su lado.

Se acercó a mí y vi que ahora ella portaba un trozo de vidrio en la mano. Giré mi cabeza para encontrar el que yo había dejado no muy lejos y lo agarré con rapidez. Ella se abalanzó una vez más sobre mí y puso el trozo de vidrio en mi cuello. Mi respiración se agitó, temiendo que lo clavara, pero no la veía capaz de matarme.

Puse también el trozo de vidrio que yo tenía en su cuello, y ahora las dos estábamos al borde, cualquiera que apretara el vidrio, podría matar a la otra.

Incluso podíamos morir las dos.

⎯ No eres capaz.⎯ Le dije, mirándola fijamente a los ojos. Bajé mi mirada a mi mano que temblaba, con el vidrio rozando su cuello.

Ella sonrió.

⎯ No sabes de lo que soy capaz.

⎯ Tú tampoco.⎯ Le respondí con seguridad.

Escuchamos unos pasos acercarse a la cocina donde nosotras estábamos, una encima de otra, las dos amenazándonos con un vidrio en el cuello.

⎯ Hazlo.⎯ Escuché a Tom decir detrás de nosotras.

I Lost Myself - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora