Let them go

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Nos encontrábamos camino a un antro. Tom y Bill estuvieron hablando entre sí para después llamarnos a mí y a Leigh y decirnos que debíamos ir con ellos, ya que tenían una junta en un antro bastante alejado de donde nosotros residíamos.

Pude ver a Tom en el reflejo de la ventana. Tenía esa mirada que lo caracterizaba. Tal vez intentaría usar un ejemplo del estilo que usa, pero es suyo, y de nadie más. Tom apartó la mirada para subir el volumen de la radio, ya que no quería lidiar con el silencio incómodo y tenso que se estaba creando. Tom siguió conduciendo rápidamente, y eso me agobiaba, pero me negaba a rechistar.

Miré hacia atrás para ver atrás el auto rojo de Bill, él con su cara gruñona y seria como de costumbre, y a su lado estaba Leigh con las rodillas levantadas y las manos cerca de su cara, jugando con sus uñas.

Los días últimamente habían pasado bastante tranquilos, almenos para mí, teniendo en cuenta todo lo que había pasado anteriormente. La relación entre Tom y yo era sumamente tranquila, ya no me gritaba, no me golpeaba, pero tampoco diría que me trataba de la mejor manera, a veces no me hablaba siquiera, otras sí.

Leigh y yo no habíamos cruzado palabra en lo absoluto, aunque unas cuantas veces que yo salía de mi habitación, sentía su presencia ir atrás de mí, aveces no decía nada, solo la sentía intentar acercarse sin saber bien sus intenciones, pero sí hubo otros momentos en los que la llegaba a escuchar como me llamaba, aunque esto lo hacía con voz débil o temblorosa. Lo único es que yo no le respondía.

Habíamos llegado al edificio, y cada uno bajamos del auto en el que estábamos. Miré a mi derecha y vi a Bill, Georg y Gustav, cada uno con una chica a su lado. Eso suponía que hoy vería a Arlet y Aiko, después de mucho tiempo.

Sentí la fuerte mano de Tom agarrarme de la muñeca y eso hizo que levantara la cabeza para mirarlo, encontrando su mirada. Sus ojos me miraron de manera suave, aunque podía encontrar esa intensa oscuridad que había en ellos. El anillo de su labio brillaba con las luces exteriores al club y pequeñas fracciones de su rostro se iluminaban, haciendo sombra en otras. Hizo una seña con la cabeza hacia la entrada para indicarme que fuéramos para dentro, y así lo hicimos.

El ambiente me consumió, hacia mucho más calor que afuera. La gente estaba amontonada, dejando pequeños espacios por los que tuvimos que pasar hasta llegar a una mesa rodeada de un sofá oscuro. Las luces de colores chocaban contra mi rostro, haciéndose menos pesadas conforme pasaba el tiempo. Tom se sentó a mi lado y pasó la mano por mi pierna, frotándola, haciendo que yo la alejara un poco de él.

⎯ Relájate Madison.⎯ Suspiró molestó y me miró, devolviendo más tarde la mirada a Bill. Él ahora estaba actuando como si nunca hubiera pasado nada, como si nunca hubiera abusado de mí, ni me hubiera golpeado, ni nada.

De repente las voces se hicieron más altas, aunque eran casi inaudibles por la fuerte música y la gente hablando y gritando alrededor. Me giré y vi a Tom gritando con enfado hacia uno de los hombres desconocidos que había alrededor. Tom se levantó del sofá para encarar al hombre, y este golpeó a Tom en la cara. Me sobresalté cuando vi a Tom girar su cabeza hacia el lado cuando recibió el puñetazo. Los demás se acercaron, preparados para golpear al hombre por lo que había hecho, pero Tom los frenó, dándoles a entender que podía encargarse él.

El hombre cayó al suelo de un golpe rápido, y la gente que estaba cerca se giró a mirarnos, aunque la mayoría no les daba importancia por la gran borrachera que tenían.

⎯ ¡Nadie me golpea, hijo de puta!⎯ Gritó Tom antes de impactar su pie con la cara del hombre, pisando su rostro sin piedad.⎯ Y solo por eso te voy a matar.⎯ Continuó, con una sonrisa en su rostro mientras sacaba un arma de uno de sus bolsillos y apuntaba al rostro del hombre sin dudar en apretar el gatillo.

Salté retrocediendo un paso hacia atrás y me choqué con Leigh sin darme cuenta, y volví un paso hacia delante para alejarme cuando encontré su mirada con la mía. Ella abrazó el brazo de Bill que estaba al lado de ella y miré con el ceño fruncido. Ella hablaba de él como si fuera un oso de peluche, y decía que solo era presionado a ser rudo como su hermano, y eso me enfermaba.

Vi como Tom se volvió hacia mí y Leigh, y ella se puso rígida en su lugar, apretando más el brazo de Bill. Se alejó un poco hacia atrás sin apartar el agarre en Bill, y Tom sonrió mientras volvía ahora a acercarse hacia mí. Me sonrió y me dio un suave beso en los labios.

⎯ Ese tío realmente era un imbécil.⎯ Dijo él mientras posaba sus manos en mi cintura, pasándolas lentamente por mi vestido rojo, el cual tenia la espalda mayormente descubierta y no era completamente ceñido al cuerpo.

Después las bajó lentamente presionando mi trasero. Pude ver algunas salpicaduras de color rojo oscuro en su rostro; no debió sentirlas porque eran gotas muy pequeñas. Mordió su labio inferior mientras me miraba y yo puse mis manos en su pecho para alejarlo un poco, sintiéndome agobiada. Él apartó mis manos de su pecho y tiró de mí hacia él.

Se inclinó y me besó en los labios, los cuales se curvaron perfectamente contra los míos, como si nuestros labios estuvieran perfectamente hechos el uno para el otro. Se echó hacia atrás y sentí su aliento chocar contra mis ahora cálidos labios. Tom me miró con ojos tiernos y después se alejó un poco de mí, sin quitar sus manos de mi cintura. Me arrastró con él para acomodarnos nuevamente en el sofá y me dio un suave beso en la mejilla. Me quedé impactada; ahora estaba siendo amable conmigo delante de los demás. En un momento Tom es normal, después está en su momento alto, y más tarde puede estar bajo, y ahora lo estaba.

⎯ Tom.⎯ La voz que lo llamó llevaba algo de... ¿lujuria?

Tom se giró instantáneamente hacia la voz, al igual que yo, y vimos a dos hombres acompañando a una mujer castaña. Ella parecía mucho más mayor que yo, tal vez casi 10 años mayor que yo.

⎯ Os están esperando arriba, en una de las habitaciones, vamos.⎯ Dijo ella haciendo una seña con la mano para que Tom y los demás los siguieran.

⎯ Oh, sí, claro.⎯ Respondió Tom levantándose del sofá y dejándome ahí sentada. Fruncí el ceño al verlos irse, sin llevarnos a nosotras, supuse que tal vez ya confiaban más en qué no intentaríamos escapar, y de todas formas era demasiado complicado, teniendo en cuenta que siempre nos encontraban.

Alguien tocó mi hombro y me giré, y vi a Arlet sentada al lado de mí, mirándome con una sonrisa.

⎯ Déjalos ir.⎯ Dijo ella en mi oído para asegurarse que la escuchaba bien, ya que era complicado por la fuerte música que teníamos alrededor.


I Lost Myself - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora