Where are you?

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El olor fresco inundó mi cuerpo, dándome una paz y tranquilidad increíble al instante. Abrí los ojos y apoyé mis manos en el suelo, notando el tacto del césped y pequeños trozos de tierra meterse entre mis dedos. Miré a mi alrededor y vi una preciosa vista. Estaba en un extenso campo, con césped por todas partes sin excepción. A lo lejos, un gran sendero de amapolas silvestres de un rojo intenso. Me levanté sintiendo la fresca humedad del césped en mis pies descalzos, y contemplé con mayor precisión el bonito atardecer que tenía frente a mí. Tornaba los colores anaranjados y rosados, con una pequeña parte de rojo tenue que hacía una preciosa combinación, creando una obra de arte para mis ojos.

Una risa aguda interrumpió mis pensamientos, y me giré para mirar hacia donde venía ese delicado sonido. Vi a una pequeña niña corriendo, ella estaba siguiendo a una mariposa mientras reía. Tenía el pelo marrón oscuro, tenía unas ondas preciosas que adornaban su cabello. Su pelo estaba semirecogido, con una pequeña coleta alta adornada con un lazo rosa. Sonreí al verla, me provocó ternura al instante de verla, era preciosa. Tenía los ojos grandes y oscuros, adornados de largas pestañas. Unos ojos tiernos y suaves con pequeños destellos fuertes en ellos.

El aire fresco y tranquilo chocaba en mi rostro, y suspiré profundamente sintiendo un alivio muy grande en mi pecho. Los pájaros revoloteando a mi alrededor, haciendo mucho más perfecta la escena que tenía frente a mí. Seguí a la pequeña niña con la mirada, hasta ver otra silueta mucho más alta a ella, pero aún asi delicada. Era una mujer que estaba de espaldas, no logré ver sus rasgos, pero pareció ser delicada. Tenía el cabello color marrón claro con pequeños destellos dorados que se iluminaban con la luz solar del atardecer.

Caminé lentamente haciendo crujir el césped debajo de mis pies, acercándome a la mujer con curiosidad. Antes de llegar a ella, se giró con cuidado y me sonrió al verme. La mujer se agachó a la altura de la niña cuando esta llegó a su lado, y le dio un fuerte abrazo. Después las dos se giraron a mirarme. Me quedé atónita al verlas mirarme, mi cuerpo de repente se quedó quieto, mirando como ellas se giraba completamente quedando de frente a mí, pero todavía alejadas.

⎯ ¡Madison, cariño! ¡Ven! ¡Ven con nosotras!⎯ Comenzó a gritarme, haciendo señas para que me acercara. Su risa era magia, hipnotizándome al instante. Ese sonido lo conocía, ya lo había escuchado. Ella.

⎯ ¿Mamá...?⎯ Caminé nuevamente hacia ella, esta vez más decidida, y su voz seguía sonando en mi cabeza, ella seguía llamándome.

Pero de manera extraña ella comenzó a retroceder lentamente sin quitar la vista de mí. Fruncí el ceño y comencé a acelerar el paso, no quería perderla. Necesitaba sus brazos.

⎯ ¡Mamá!⎯ Alzé el brazo mientras comenzaba a correr, y su risa volvió a sonar, pero esta vez como eco.

⎯ ¡Ven! ¡Mamá, quiero abrazarte!⎯ Me gritó la niña con una gran sonrisa de oreja a oreja. ¿Mamá?⎯ ¿Dónde está papá? ¡Quiero verle también!

Seguí corriendo hacia ellas, mi pecho comenzó a doler por el esfuerzo y jadeé en busca de aire, pero no paré de ir hacia ellas. Era una eternidad, no llegaba hacia ellas, no podía. No lo conseguía.

Mis ojos se llenaron de lágrimas por la desesperación de tenerla conmigo y no poder, quería volver a sentir los brazos de mi madre rodearme y acariciarme, quería volver a escuchar su voz decirme que todo estaba bien, que yo no era el problema, que ella siempre estaría.

Pero... Ahora...¿Dónde estás mamá?





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Una fuerte luz me hizo entre abrir los ojos, pero al instante volví a cerrarlos por la intensidad de esta y el fuerte dolor de cabeza. Sólo recordaba oscuridad. Sentí calidez en mi mejilla, unas manos ásperas pero a la vez con un tacto suave en mí me acariciaban. Sentí frío por todo mi cuerpo, a excepción de esa parte en las cual esas fuertes y grandes manos estaban posadas. No abrí los ojos, me quedé sumergida en la sensación de estas, y sentí una débil sonrisa tonta salir de mis labios, la cual casi al instante se quitó cuando escuché esa voz.

⎯ ¡Madison... Despierta porfavor... No me dejes! ¡Joder!⎯ La desesperación de la voz era grande, y la mía aumentó cuando reconocí de quien provenía.

Abrí los ojos lentamente, viendo esos ojos marrones clavados sobre mí. Eran suaves, no eran molestos. Lamió sus labios con delicadeza, y su aro en ellos brilló con fuerza. Su piel perfecta y delicada, para nada digna de una personalidad como la suya.

⎯ Madison, eh... Madison⎯ Seguía hablándome y acariciaba mi cabello, quitando los mechones que estaban pegados en mi cara. Puso mi pelo tras mis orejas y siguió mirándome de manera intensa, hipnotizándome con sus ojos color café suave, café amargo, pero que a la larga, dejaba de ser molesto.

Sus brazos me agarraron con firmeza, levantándome del frío suelo y llevándome hacia la cama, acostandome en esta con delicadeza.
Sus manos siguieron pasando por mi cabello de manera delicada, y sus ojos en ningún momento se apartaron de los míos. Se inclinó y dejó un suave beso en mis labios, mientras su pulgar acariciaba lentamente mi mejilla.

⎯ Lo siento mucho...⎯ Susurró sobre mis labios. Su voz temblaba, ya no era la misma, ya no gritaba, ya no era firme, en cambio ahora era vulnerable.

⎯ ¿Dónde estabas cuando necesitaba escuchar eso, Tom?⎯ Susurré de vuelta.

No tenía fuerzas para subir mucho más el tono, y aunque mis palabras fueran ciertas y estuviera tan dolorida, no podía evitar sentir algo distinto con él. No podía evitar que mi corazón se acelerara cada que lo tenía cerca. No podía evitar temblar suavemente con su presencia. No podía evitar pensarlo, necesitarlo, querer escuchar su voz cada que mi cabeza estaba llena de otras voces que me quemaban lentamente. Lo quería, necesitaba su protección, necesitaba tenerlo, lo amaba.

Y me odiaba a mí misma, porque por mucho esfuerzo que pusiera, yo nunca podría odiarlo.

I Lost Myself - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora