2001

366 27 10
                                    

‎ ‎ ‎ ‎
‎ ‎ ‎
22 de octubre del 2001

La estancia en casa era agobiante, cada día más. Mi padre era un alcohólico y adicto a las drogas, y eso provocaba peleas con mi madre, la cual también era adicta, pero a veces a un punto mayor que mi padre.

Mi único punto de apoyo era Bill, él era el único en el que podía confiar y el único que estaba ahí conmigo. No me hablaba casi con mis padres, yo era mucho más orgulloso que Bill, y cada que ellos nos hacían algo, sentía inquina.

Cada que nuestros padres peleaban, yo me quedaba con Bill en su habitación, ya que los gritos siempre lo asustaban y lloraba sin cesar. Lo abrazaba con fuerza, calmando su respiración agitada, y aveces tapaba sus orejas cuando los gritos se salían de control, intentando que escuchara lo mínimo.

Mi padre se fue de casa tras una fuerte pelea con mi madre, en la cual los dos llegaron a pegarse entre sí. Cuando salí de mi habitación vi a mi madre llena de golpes. Tenía un ojo morado y su cabello desordenado, y cuando me acerqué lentamente a ella, me miró con asco.

⎯ ¡Es todo vuestra culpa! ¡Nos habéis amargado la vida, y ahora él se ha ido!⎯ Se levantó del suelo rápidamente yendo hacia mí, su aliento olía a alcohol puro.

Retrocedí, corriendo hacia mi habitación antes de que ella pudiera agarrarme. Me encerré en esta, haciendo presión contra la puerta para que no abriera. Golpeaba la puerta con fuerza, cada golpe me hacia estremecer más. Apretaba los dientes con fuerza, intentando aguantar los golpes y que la puerta fuera abierta, pero de un momento a otro, los golpes pararon.

En cambio escuché los gritos de mi madre, y más tarde, de Bill. Eso me alarmó al instante y salí por mi cuenta de la habitación, saliendo hacia la cocina, de donde provenían los gritos.

Vi a Bill tirado en el suelo y mi madre golpeando su espalda con un cinturón, sin piedad alguna por su propio hijo. Pateba su estómago con fuerza, no podía seguir escuchando los gritos y sollozos de Bill. Agarré una de las cervezas que había en la mesa y la impacte contra la espalda de mi madre, rompiendo la botella en pedazos. Su espalda y el suelo se mojaron con el poco líquido que quedaba en la botella. Mi madre arqueó la espalda y gimió de dolor.

Retrocedí lentamente hasta que mi espalda chocó contra la pared. Mi madre se giró hacia mí y caminó a mi dirección.

⎯ Te crees muy valiente, ¿verdad niñato?⎯ Acercó su rostro al mío y tiró de mi cabello con fuerza, tambaleando mi cuerpo y tirándome al suelo. Mi cuerpo cayó al suelo y me clavé en la pierna uno de los vidrios rotos en el suelo, gritando de agonía.

Mi madre pareció disfrutar los gritos, y después se dirigió hacia Bill, que lloriqueaba en el suelo todavía. Incliné mi cuerpo hacia ellos y me arrastré como pude para llegar allí y apartarla lejos de Bill.

⎯ ¡No lo toques!⎯ Grité mientras ponía mis manos en el pecho de mi madre y la tiraba hacia atrás. Cayó sentada al suelo y yo agarré a Bill entre mis brazos. Él escondió la cabeza en mi pecho y siguió lloriqueando, pero no me importó en lo absoluto.

El timbre de la puerta se escuchó justo cuando mi madre iba hacia nosotros, y gruñó molesta mientras se dirigía a la puerta.

La escuché hablar con total naturalidad con una de las vecinas, la cual al parecer se había alarmado por los gritos. Qué asco.

I Lost Myself - Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora