Un par de días después, Kitty y el grupo se estaban adaptando a su nueva rutina, tardaron un poco en arreglar todo, pero con la ayuda de quienes los trasladaron a la casona, fue todo más fácil.
En ese momento Kitty se encontraba con Claire en su habitación, su amiga seguía leyendo sus libros de medicinas, llevando a práctica cada recomendación para su embarazo, tales como: nutrición, ejercicios de estiramiento y relajación, masajes, respiraciones, etc. Se estaba tomando demasiado en serio todo eso y se lo agradecía un montón, en especial, esos masajes en sus pies y espalda baja, últimamente había estado muy adolorida gracias a las contracciones. Claire le explicaba que eso era común y que sus bebes se estaban acomodando, así que cualquier síntoma extra debían estar atentos, ya faltaba poco.
Estaba ansiosa, no lo iba a negar, ya quería conocerlos pronto, saber cómo serían deseando que se parecieran más a su padre, esto porque sentía que sería una especie de seguridad para sus pequeños y para a Gato, en el caso hipotético que la estúpida de Dulcinea se le ocurriera algo... ya que se esperaba de todo por parte de ella, además que era seguro que sabía todo gracias a sus informantes en la cárcel. Para Kitty, si el parecido era innegable no podrá rechistar, aunque podría ser arma de doble filo... pasaban tantas cosas por su cabeza últimamente... sabía que en ese lugar estaba segura, pero en ocasiones su mente le jugaba una mala pasada pensando en posibilidades, era... inevitable...
Era un cabo suelto...
Por otra parte, lo que deseaba es que nacieran con buena salud, que, a pesar de haber tenido un embarazo tranquilo, las condiciones no eran la mejores y tenía ese otro temor...
- ¿En qué piensas tanto? – le preguntó Claire.
- Solo son preocupaciones de madre primeriza supongo... - le contestó ella.
- El peligro ya pasó, aquí estamos seguros – le dijo con una sonrisa.
Odiaba no ser tan optimista como ella, pero ha pasado tantas cosas en la que ella piensa que va todo bien y luego sucede algo...
En ese instante llegó Joey a la habitación, avisando de su presencia golpeando la puerta y la saludó a ambas.
- ¿Y Alice? – preguntó Kitty.
- Se tuvo que quedar otro rato, hubo un atraso con sus conexiones y le tocó esperar – explicó él – Me dijo que avancemos en la recolección de fruta para preparar los pedidos.
Usualmente Kitty se quedaba en la casona, pero al no haber nadie prefirieron que le acompañaran en esa tarea. Para ella mejor, le gustaba tomar aire puro y recorrer el terreno, era un maravilloso lugar, le traía mucha paz y despejaba su alborotada cabeza.
- Con ese atraso asumo que no hay novedades de Gato ¿O no? – dijó Kitty.
- Se supone que hoy habría noticias, lo sabremos apenas Alice llegue – le respondió – Además el día que llegamos aquí le mandé carta a él, supongo que lo habrá leído.
- Solo espero que esté bien... - dijo ella un poco entristecida.
- Yo igual... me siento terrible dejarlo atrás en ese reino mugriento – dijo un tanto frustrado.
- Se nos ocurrirá algo, siempre nos pasa aún tenemos chance – dijo animosa Claire – Aparte, él hará lo suyo buscando alguna pista para poder salir de ahí.
- A mi me preocupa su... matrimonio – dijo Kitty a regañadientes, estaba segura que Dulcinea apresurará todo sabiendo su estado.
- Esa cosa tiene los días contados, vi la determinación de Gato y ni de chiste se va a perder el crecimiento de sus hijos y estar lejos de ti – dijo Claire con seguridad.
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Eres la luz dentro de mi oscuridad
AdventureGato trabaja en la Guardia Real del Palacio en el reino en el que vive donde aloja sus cinco princesas que juntos a sus compañeros tienen que proteger y cuidar. Pero él solo le interesaba una, Dulcinea. Bueno eso era lo que creía hasta que en su cam...