Claire corría cautelosamente por las calles del reino, ella escondía su identidad con una capa para pasar desapercibida. Después de unos minutos de recorrer varios lados ella entró en una taberna, ese lugar era seguro ya que estaba oculta y solo unos pocos conocían su ubicación. Ahí iban todo tipo de gente, es decir, estaban los "marginados" pero también los plebeyos quienes encontraban injustas las medidas del reinos, además contaban que antiguamente se convivía tranquilamente como en ese lugar así recordaban los tiempos felices.
La gata bicolor se dirigió a la mesa que estaba en una esquina, se sentó ahí y luego se quitó la capa para después esperar.
Mientras lo hacia ella sacó la tela con la que el Guardia Real le había hecho el torniquete. A pesar de estar en mal estado significaba mucho para ella así que lo guardó. Sonrió
Desde ese acontecimiento varias cosas habían pasado. Claire decidió buscar aquel guardia que le había ayudado y saber sus razones ¡Obviamente debía haber una! Ese tipo de gente no arriesgaría su reputación y trabajo por esto y este tema le anduvo rondando varios días así que comenzó su búsqueda.
No fue fácil, fueron varias semanas perdidas y también se le complicaba ya que no sabía que excusa darle a Kitty quien no tiene un pelo de tonta.
Finalmente lo encontró, se tuvo que colar en el sector alto del reino y le pilló haciendo una ronda nocturna en ese sector. Con lo poco y nada que sabía sobre pasar desapercibida ...y en ese lugar... uf... incluso arriesgándose de que supondría que no le haría nada...
Se escondió en la zona más oscura y llamó su atención cuando el pasó por esa zona.
El gato de colores dorados se impresionó al reconocer a la dama del pie vendado quien ahora se encontraba mejor ya que la herida estaba mejor.
-¿Qué hace usted aquí?- preguntó susurrando.
- Necesito hablar contigo...-le respondió suavemente.
El miró hacia atrás para asegurarse de que nadie le estuviera observando y que no hubiera peligro para ella.
- Bien...pero que no sea aquí - le dijo Joey - Permiso- agregó para luego tomar su mano y se la llevó lejos de ahí a un paso apresurado. Ella a duras penas le seguía, digamos que no estaba muy en forma. Se prometió que le pediría ayuda a su amiga algún día.
Después de que Joey la llevara por muchas calles y pasajes, entraron por una zona oculta, una especie de laberinto que con suerte pudo divisar el camino por la poca visibilidad que había. Es ahí cuando conoció esa taberna.
- Aquí será ideal conversar, no correremos ningún peligro- dijo él con una amable sonrisa - Veo que su pie esta mejor- agregó. Ella asintió agradecida, la verdad es que no sabía cómo reaccionar.
- Eh...iré directo al grano...¿Por qué me tratas así?
- Siempre hay que tratar bien a una dama por supuesto - contestó.
- Lo agradezco pero...Sabes que no me refiero a esto...¿Por qué no me dejaste morir? Se supone que es nuestro destino...somos la escoria - dijo Claire mirándolo seriamente.
El suspiró frustrado ya que no le agradaba ese término.
- Primero que nada no te trates de esa manera - dijo él - En cuanto a lo otro...Odio esta mierda de clasificar al resto por no cumplir con sus "estándares" de su estúpida línea. Cada vez que veo esto...más rabia me da, es injusto y no puedo hacer mucho, al verte salvar a ese pequeño...no aguanté, no podía dejarlos así - respondió.
Claire no se esperó una respuesta como esa se supone que ellos no pensaban de esa forma.
- Me alegro saber que no eres como el resto...creía que todos eran clasista con todo este cuento...-dijo Claire - Agradezco lo que hiciste.
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Eres la luz dentro de mi oscuridad
MaceraGato trabaja en la Guardia Real del Palacio en el reino en el que vive donde aloja sus cinco princesas que juntos a sus compañeros tienen que proteger y cuidar. Pero él solo le interesaba una, Dulcinea. Bueno eso era lo que creía hasta que en su cam...